Ansu Fati continuará jugando en el Barcelona, como mínimo, hasta el año 2027. Al menos eso es lo que pone en el nuevo contrato que ha firmado con la entidad azulgrana. Un acuerdo al que llegaron Jorge Mendes, como representante del jugador, y Joan Laporta esta misma semana después de varios meses de negociaciones. El Barça blinda así al que ya consideran el heredero de Leo Messi.
Considerado como la joya de la corona de La Masía, Ansu Fati, además, ha pasado a ser un salvavidas para la Junta Directiva de Joan Laporta. Tras la salida de Josep Maria Bartomeu de la presidencia del club, Can Barça ha continuado moviéndose entre aires inciertos. Con unas cuentas a la baja, el actual dirigente dejó muy claro que están ante "las peores cuentas" de su historia.
A esta complicada situación del club en el plano económico se unió la crisis deportiva de resultados en el inicio de la presente temporada. Dos derrotas en las dos primeras jornadas de la Champions League y un gol salvador de Gerard Piqué ante el Dinamo de Kiev para mantener a su equipo con opciones de entrar en los octavos. Y en La Liga, la situación no es mucho mejor, estando fuera de los puestos europeos.
Con este escenario, la renovación de las jóvenes perlas de su cantera se antojaba vital para el Barcelona. Por ahí pasan nombres como los de Gavi, el propio Ansu Fati o bien Pedri, quien cerró su renovación la semana pasada. Pero el interés estaba en el nuevo '10' culé, quien ha devuelto parte de la ilusión al barcelonismo desde su reaparición tras superar la grave lesión que le mantuvo casi un año alejado de los terrenos de juego.
Heredero blindado
Contrato hasta 2027 y 1000 millones de euros de cláusula como aviso a aquellos que quieran sacar a Ansu Fati del Camp Nou. El que le quiera, deberá rascarse el bolsillo. A su favor Laporta y el Barcelona tenían la firme decisión del futbolista de quedarse. "Solo Barça", le dijo el jugador a Mendes. Dicho y hecho. Las negociaciones que habían comenzado hace ya dos meses se solventaron en menos de una semana.
El adiós de Messi había provocado un terremoto en todos los sentidos. El argentino era mucho más que un emblema del club. Era el que tiraba del carro cuando las cosas se torcían. El que era capaz de resolver un partido con su talento. Y ya no estaba. Eso sumado a la pérdida de patrocinados y a las ya comprometidas cuentas de la institución tras la 'era Bartomeu'. Por todo esto, Ansu se convirtió para todos en la luz al final del túnel.
De esto es muy consciente Laporta, quien no dudó en bañarle de piropos en el acto de renovación: "Además de su talento futbolístico, le hemos ido formando como persona. Tiene una madurez increíble con 18 años. Está llamado a lograr muchos éxitos y conseguir la gloria. Aquí te ayudaremos y estaremos encantados de estar muchos años juntos. Seguiremos el camino juntos. Es uno de esos días especiales. Sabemos que con jugadores como Ansu Fati el presente y futuro del club está asegurado".
El guiño total a esta etiqueta de 'heredero' la puso el propio presidente hablando del dorsal '10': " Se lo ha quedado el que actuó de forma más natural y valiente. Había mucho respeto por llevar el 10. Él tiene cariño y respeto por Leo y dijo que lo iba a llevar con dignidad. Solo lo iba a llevar si lo autorizaban los capitanes. Para una persona como él dice mucho. Es uno de los más queridos y demuestra una humildad que les gustó mucho".
"Sabíamos que tenía propuesta. Nada de presión. Él dijo que si lo autorizaban los capitanes quería el 10. Queremos sacarle toda la presión. El 10 le queda bien y ya ha dicho que le genera una motivación", agregó un Joan Laporta exultante por haber conseguido el objetivo de renovar a Ansu Fati antes de El Clásico ante el Real Madrid de este domingo 24 de octubre.
"Tiene que ir progresando y madurando, pero tenemos depositadas esperanza. No podemos crear una presión que sea una losa. Tiene un don, cuando chuta siempre marca, pero hay que ser prudentes. Estamos pensando con la familia de Ansu hacer cosas entre el Barça y Guinea. Tenemos unos nuevos catalanes originales de allí", sentenció el presidente azulgrana.
Esperanza culé
Diez meses después de lesionarse, Ansu Fati volvió a una convocatoria del Barcelona para resurgir como el ave fénix. Antes de eso, y pese a su corta edad -cumple 19 años el próximo 31 de octubre-, el joven jugador se había convertido en la esperanza no solo del equipo culé, sino también de la selección española. Y demostró el porqué de todo este revuelo nada más reaparecer.
Gol ante el Levante y la afición entregada a su nuevo ídolo. Después de eso llegaría su diana contra el Valencia, aunque esta temporada todavía tiene una cuenta pendiente en la Champions League, en la que jugó contra Benfica y Dinamo de Kiev sin suerte de cara a la portería contraria. Dos goles y un curso por delante para acabar de consolidarse y ser ese heredero que el Barça y Laporta necesitan.
Ansu es sinónimo de barcelonismo y eso lo demostró en el acto de su renovación: "Yo le dije a Jorge Mendes que mi primera opción era quedarme en el Barça. Él lo entendió y entonces había que llegar a un acuerdo con el club. Claro que ha habido ofertas, pero mi intención era esa". El Barcelona era su único camino a seguir y si sigue con esta progresión, va muy bien dirigido a convertirse en una de las grandes estrellas del planeta fútbol.
Si algo ha demostrado en su corta trayectoria es personalidad. Personalidad al coger el '10' que había tenido antes que él Messi, pero también para marcar distancias. Porque él quiere hacer su propia carrera, sin comparaciones, aunque sea complicado. "Nadie va a igualar lo que ha hecho Messi, yo tengo que seguir mi propio camino y no me fijo en los número", afirmó el internacional español.
Lo que no dejó en duda es que va a poner todo de su parte para ayudar a que el Barcelona salga adelante: "Todos los que estamos en el club vamos a trabajar para que esté lo más arriba posible. Es trabajo de todos, no tanto mío, sino toda la junta directiva, pero también los jugadores. Hay que ir viviendo el día, el futuro no se sabe que va a traer, pero hay que seguir trabajando". Palabra de Ansu Fati.
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