El gesto de Joao Félix fue determinante para que Jesús Gil Manzano tomase la decisión de la expulsión. El Atlético de Madrid terminó con un jugador menos el partido frente al Athletic Club después de que el portugués recriminase al colegiado del encuentro si estaba loco haciendo una clara referencia con sus manos mirando al árbitro, que le había sacado una amarilla por un manotazo sobre un rival. Por esta razón, le sacaron la segunda y fue expulsado. Al luso le podrían caer, como mínimo, dos partidos de sanción por esta cuestión en función de la redacción del acta.
El árbitro no señala que el motivo de la segunda amarilla fue el gesto de Joao Félix, solo el pelotazo que soltó a la grada que, de hecho, golpeó a un aficionado que se encontraba en esa zona. El portugués, de esta forma, podría no ser sancionado finalmente con una gran cantidad de partidos al no reflejarse el menosprecio al colegiado, que es el agravante que provoca que el Comité de Competición pudiera imponer una sanción mayor.
Hubo más líos tras el encuentro según señala el colegiado en el documento en el que recoge todo lo sucedido. Andrea Berta fue a por el equipo arbitral: "Al finalizar el partido, el director deportivo Don Andrea Berta (identificado por el delegado de su equipo), en primer lugar se dirigió al cuarto árbitro diciéndole: Este árbitro es muy malo, no va a volver a venir aquí. Seguidamente, entró al terreno de juego para dirigirse a mí diciéndome: Aquí nunca más, aquí nunca más".
El Metropolitano también demostró su frustración contra el colegiado. "Al finalizar el partido cuando nos dirigíamos al túnel de vestuarios, nos lazaron desde la grada dos botellas de 500ml, una de ellas con tapón y medio llena, pasando por delante mía sin llegar a impactar en ningún componente del equipo arbitral", esgrime el acta en el apartado tres. Por suerte, ninguno de esos objetos golpeó a Gil Manzano ni a sus compañeros.
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