Ezequiel Garay, central argentino que pasó por equipos como Real Madrid, Valencia o Racing de Santander ha anunciado su adiós al fútbol profesional después de una intensa carrera que le permitió alcanzar también el sueño de vestir la camiseta nacional y de convertirse en uno de los mejores defensores de su generación.
No ha sido una decisión fácil tal y como ha comunicado el propio jugador, pero ha sido un paso que ha tenido que dar empujado por las lesiones, especialmente por unos problemas de cadera que le han tenido atormentado durante varios años. Le hubiera gustado quedarse más tiempo, pero en un ejercicio de honestidad muy importante, ha decidido colgar las botas.
Así lo anunciaba este viernes con mucho dolor y tristeza a través de sus redes sociales para que todos sus aficionados pudiera conocer, no solo su decisión, sino la terrible historia que hay detrás de este paso. Cómo el fútbol, el deporte que tanto aman, cuando se vuelve incompatible con la salud puede llegar a tornarse en un sufrimiento y en un tormento.
A sus 34 años, Garay ha dicho basta después de haber sido campeón olímpico y subcampeón del mundo con Argentina, de haber levantado dos Copas del Rey con Real Madrid y Valencia, y después de haber ganado importantes títulos tanto en Portugal con el Benfica como en Rusia con el Zenit. Ahora, en una emotiva carta, ha narrado sus últimos años de sufrimiento y su complicada decisión.
Su carta de despedida
"Y el momento llegó. Hoy, 16 de julio de 2021, me despido de mi carrera como jugador de fútbol profesional. Debo reconocer que me hubiese gustado y estaba convencido de que mi retirada sería más tarde, pero no puede ser. Desde hace tres años, llevo en silencio (junto a un equipo médico) luchando e intentando poner solución a un problema que apareció inesperadamente. Cuadro clínico de coxartrosis izquierda por alteración del cartílago de la cadera por constitución desde nacimiento sobrecargada por la práctica de actividad de impacto".
"Dolores fortísimos que impedían incluso caminar en ocasiones. Reiteradas infiltraciones (exigidas por mí) para competir al máximo nivel. Pero solo tenía un único objetivo: disfrutar de mi pasión, rivalizar y entregar alegría a toda una afición. En febrero del 2020 se sumó otra grave lesión de la que me fui recuperando y lo conseguí, hasta tal punto de negociar con varios clubes para mi vuelta. No puedo, siento que estaría engañando a ese club, a los aficionados y a mí mismo".
"Comprometerse es una palabra que hay que cumplir y mi compromiso tan solo sería cobrar dinero a cambio de nada, ya que probablemente dos de cada tres partidos no los jugaría por mi problema. Empecé mi carrera desde pequeño con honestidad y quiero despedirme de ella de la misma manera".
"Orgulloso de lo que he hecho hasta el momento, agradecido de cada club del que he formado parte y a la selección argentina. Todos y cada uno de los compañeros con los que he compartido espacio y tiempo me han hecho grande, feliz, he aprendido, he llorado y he reído. Aficiones que me hicieron saber lo que es la emoción, disfrutar junto a ellos. Y, por supuesto, una de mis vitaminas imprescindibles en todo este recorrido: mi mujer e hijos. Gracias a todos, estaré eternamente agradecido por tanto. Hoy empieza una nueva etapa, una nueva vida en la que me acompaña lo imprescindible: la ilusión".
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