Con el sufrimiento que merecía la cita y con la demostración de un carácter único en toda Europa, Italia se impuso en la gran final de la Eurocopa para conseguir su segundo entorchado continental. La selección que lidera Roberto Mancini tuvo que esperar hasta una tanda de penaltis agónica en la que los fallos se sucedieron en los últimos lanzamientos y que terminaría encumbrando a Gianluigi Donnarumma como héroe al atajar el último disparo de Bukayo Saka.
El guardameta sería elegido como el jugador del torneo finalmente, pero si hay un máximo exponente de lo que ha significado el éxito del conjunto transalpino es su seleccionador. Mancini cogió a un combinado que se había quedado fuera del último Mundial en un lamentable episodio de la historia del fútbol italiano. A partir de ese instante empezó a construir una obra que ha culminado con este título que le consagra como uno de los mejores técnicos de la historia del país.
Después de consagrar a uno de los mejores Inter que se recuerda en este siglo y también ganar la Premier League con el Manchester City, el transalpino se había quedado estancado en su carrera. Dando tumbos entre Turquía, un regreso al equipo 'neroazzurro' y Rusia, se encontró con la oportunidad de liderar a su país hacia un nuevo horizonte juntando algunas piezas del pasado más reciente con las perlas más prometedoras de la bota de Europa.
Se rodeó de gente como su gran amigo Gianluca Vialli, que acababa de superar un cáncer de páncreas, para afrontar esta Eurocopa que marcará el resto de su carrera. Encomendó a la pareja Bonucci - Chiellini las llaves de esta selección que les ha encumbrado y que continúan con la gran tradición de grandes centrales que ha dado al mundo del fútbol este país. Con un estilo más vistoso que lo que dicta la tradición italiana, Mancini ha hecho historia.
'Ciao, catenaccio'
Si alguien tiene culpa de que el juego más de contención haya desaparecido del librillo del seleccionador italiano es el centro del campo del que ha dispuesto para esta Eurocopa. Jorginho, Verratti y Barella han emulado a los 'locos bajitos' españoles que también marcaron una época. El del Chelsea, el del PSG y el del Inter han sido grandes protagonistas durante todo el torneo por demostrar una capacidad de mover al resto de sus compañeros fuera de duda.
Aunque todo esto no tendría sentido sin unos jugadores ofensivos que también han demostrado estar a tono para cotas más altas. Federico Chiesa quizás sea el que salga más reforzado. El jugador de la Juventus marcó el tanto que mandó el partido a la prórroga en los octavos ante Austria y volvería a ver puerta para adelantar a los transalpinos en la semifinal frente a España. Fue uno de los mejores también durante la final, aunque no podría terminar por un golpe en el tobillo. Insigne e Immobile fueron de más a menos en el torneo, pero nada de lo que ha conseguido Italia tendría sentido sin ellos.
Tampoco se puede olvidar de la figura de un Leonardo Spinazzola que estaba siendo uno de los más destacados en el torneo hasta su grave lesión en el tendón de Aquiles. Con muletas también estuvo presente en la celebración que tuvo lugar en Londres. El 'Wembleyazo' que asestó el conjunto transalpino a Inglaterra en la que estaba llamada a ser su Eurocopa ha encumbrado a una generación que nunca se olvidará en Italia. El "It's comming to Rome" de Bonucci queda para la leyenda del fútbol transalpino.
[Más información: Maracanazo de Italia a Inglaterra en Wembley: gana la Eurocopa en los penaltis de la final infinita]
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