Dudas, incertidumbre y miedo. Esa es la situación que se puede describir de lo que se está viviendo en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas después del resultado de la PCR de Sergio Busquets de este domingo. El equipo afrontaba un día de descanso con aparente tranquilidad tras el empate del primer partido amistoso ante Portugal que se jugó el viernes en el Wanda Metropolitano. Después de toda una temporada en la que se han vivido este tipo de episodios, la Selección de España vive un tormento a una semana de debutar.
El período de incubación va de los dos a los siete días, por lo que hasta el mismo día del encuentro frente a Suecia en La Cartuja hay riesgo de que el virus vuelva a aparecer. Desde ayer mismo el hotel de Las Rozas se ha convertido en un búnker en el que el aislamiento se ha instalado en todos los casos. Aunque ya se busca la trazabilidad, la realidad es que todos los jugadores están en situación de riesgo después de ese partido, pero también de una situación especial.
La mayoría de los jugadores acudió a una comida que organizaron para hacer grupo durante ese día de descanso. Esta fue en Torrelodones y, según ha informado la RFEF, fue "en burbuja y dentro de los protocolos que permite UEFA". En cualquier caso, los jugadores han estado atendiendo presencialmente a la prensa durante la última semana en un ejemplo de aperturismo que ilusionaba con respecto a la situación que vive el país con la pandemia. El Media Center que ha habilitado la Federación estaba equipado con todo tipo de seguridades. El mismo Busquets fue entrevistado este fin de semana por Del Bosque.
La situación actual es que los deportistas no se podrán ejercitar con normalidad en al menos en estos primeros días. Una vez las pruebas empiecen a demostrar que todos están bien de salud, podrán ir entrenando poco a poco. Esto ya se vivió hace una semana en este mismo lugar con la sub21. La selección que jugará finalmente el amistoso ante Lituania de este martes también se vio afectada por la Covid-19 y vivió varios días de mucha tensión.
Los jugadores solo salían de la habitación para ejercitarse individualmente, o cuando después ya pudieron ir entrenando en grupo. Luis de la Fuente daba las charlas por videoconferencia, los futbolistas comían y cenaban en sus cuartos y la tensión por nuevos positivos estuvo prácticamente en el ambiente hasta que viajaron a Eslovenia. A penas pudieron hacer un par de entrenamientos con el grupo entero y, tal y como lo explicó De la Fuente, fue "una de las semanas más difíciles como profesional".
Una irresponsabilidad
Al final, estas situaciones se pueden dar en cualquier selección. Es por lo que la UEFA introdujo novedades para hacer las listas de cara a este torneo. Se podrá sustituir a un jugador por lesión o por contagio de Covid-19 hasta 48 horas antes del primer partido. Es decir, hasta este próximo sábado, Luis Enrique podrá decidir si viene un jugador en lugar de Busquets o no. Lo que ya no puede hacer es aprovechar la ampliación a 26 jugadores en las listas.
El seleccionador decidió que no aprovecharía todos los espacios que la UEFA puso a su disposición con el único motivo de que, después de estudiarlo con su equipo, "solo quiero llevar a 24". De momento, tiene que preparar el primer partido con 23 y la incertidumbre de qué sucederá con el resto de sus jugadores. España afronta este inicio del campeonato con más problemas de los esperados y más debates negativos que positivos. Todo en contra para un equipo que tampoco es favorito y que, después de ese primer partido, tampoco ilusionó a la afición.
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