Triunfo del Chelsea ante el Manchester City en la final de la Champions League. Havertz marcó antes del descanso y le dio al conjunto londinense la segunda 'Orejona' de su historia. El City, que sigue sin ganar, se quedó a las puertas. Guardiola perdió tácticamente y tendrá que esperar para obtener un título de estas características lejos de Barcelona. [Narración y estadísticas: Manchester City 0-1 Chelsea]
El Manchester City sorprendió con la inclusión de Sterling en la punta de ataque. La táctica podía cambiar, aunque los de Guardiola no variaron y optaron por buscar la máxima posesión posible. El Chelsea no podía estar más contento. Sin tener que mantener ellos el balón, tendrían vía libre para castigar en las contras. Sin embargo, fue le conjunto citizen el que primero dio el susto.
Un pase en largo para Sterling se convirtió en un ultimátum a la defensa del Chelsea. James, justito, logró blocar al delantero del City para mandar el balón a córner. Tuchel se enfadaba en el banquillo y el equipo de Guardiola confirmaba su dominio. Pese a ello, la cosa empezaría a cambiar a medida que avanzaron los minutos. El partido entró en una dinámica de locura, de juego inglés, de ataques cortos y jugadas directas. El clima perfecto para que un Chelsea con pegada castigara a Ederson.
Werner falló en el nueve, Sterling intentó la réplica y, de nuevo, el delantero alemán perdonó ante el portero. Estaba siendo el mayor peligro para el City, pero Werner era a su vez la salvación para el conjunto de Mánchester. Sin puntería, daba igual la ocasión que llegara a sus pies. La desesperación seguía creciendo en el lateral con Tuchel quejándose por las oportunidades perdidas y Guardiola por la falta de tensión defensiva. Y el desgaste físico seguía acumulándose en las piernas.
El juego bajó ligeramente el ritmo tras 20 minutos eufóricos. Era necesaria una tregua. Y fue ahí donde el City pareció gustarse más. Foden y Walker lo intentaron, pero la férrea defensa londinense reaccionó a tiempo. Al menos, ya estaban dentro del partido y replicando a las ofensivas blues, que encima perdían a Thiago Silva por lesión. A poco más de cinco para el descanso, los ánimos decayeron por completo y la velocidad del partido disminuyó notablemente. Había ganas de marcharse a vestuarios... pero todavía tenía que salir el 'gordo'.
Cuando más muerto estaba el juego, cuando el armisticio parecía firmado, el City adelantó demasiado la línea defensiva y Mount sacó la regla para poner un pase al hueco milimétrico para Havertz. Este sí, no perdonó: regate a Ederson y gol a puerta vacía. Rumbo a vestuarios y el Chelsea a solo 45 minutos de ser campeón de Europa.
El Chelsea tuvo más
El Manchester City de Guardiola tenía que cambiar, y mucho, para darle al vuelta al juego. Una modificación que no se produjo pese a que las intentonas de los de Mánchester eran evidentes. Y es que el conjunto citizen salió más ofensivo, más vertical, pero sin ideas claras para romper la telaraña de Tuchel. Posesión y centros por banda que, como era de esperar, siempre encontraban la altura de la zaga blue.
Por si fuera poco, Guardiola perdía sobre el césped a uno de sus pilares. De Bruyne se retiraba, entre lágrimas y muy tocado, tras un golpe en la cara contra Rüdiger. Cambio que dolía casi como un gol. Al catalán le tocaba reinventarse de nuevo, pero esa chispa no llegó, ni cuando se reclamaba un penalti por mano que el VAR rechazó.
Es más, era el Chelsea quien tenía huecos para buscar la sentencia. Y, si no, que se lo digan a un Pulisic que pudo lamentarse de fallar un mano a mano con Ederson. Solo en el área, intentó picarla ante el guardameta. Y por apenas unos centímetros ese pequeño toque se fue desviado. Tocaba sufrir. El City a remolque y el Chelsea a defender durante los siete minutos de tiempo extra que dio Mateu. No había tiempo para más, solo tensión y sueños que se esfumaban en la mente de los citizen. El Chelsea era campeón.