El PSG tiene ante sí meses determinantes para su proyecto. El club francés, liderado por los millones del jeque Al-Khelaifi, apostó en las últimas temporadas por armar un equipo de presente y futuro. Una ocasión perfecta para que un club del país recuperara el impacto europeo y peleara por los grandes títulos. Sin embargo, costó mucha inversión, cambio de jugadores y, sobre todo, de entrenadores. El conjunto galo no encontraba la fórmula del éxito y vio en dos estrellas su guía hacia la Champions.
Mbappé y Neymar fueron los elegidos. El PSG les designó como sus hombres franquicia. Los intocables, los mejor pagados, los líderes del vestuario pese a no ser jugadores veteranos en el club de la capital. Con todo ello lidiaron el francés y el brasileño, que pese a sus diferencias tanto en el terreno de juego como en su propia carrera, lograron establecer una de las mejores duplas del panorama continental.
El año pasado, en una Champions muy diferente y marcada por la Covid-19, el conjunto francés se vio impulsado hacia lo más alto. Todo lo que hasta entonces se les había resistido en Europa estaba más cerca que nunca. El PSG conseguía colarse en una final de la Champions, con mucho sufrimiento y dudas, pero llegando a un encuentro que pesos pesados como el Real Madrid o el Barcelona no habían conseguido. El resultado no acabó siendo favorable y el Bayern Múnich se hacía con el título de mejor club de Europa. Meses después lograrían el 'Sextete'. El PSG, por lo tanto, tenía excusa para entender su derrota.
Sin embargo, en este nuevo inicio de temporada las cosas no han ido del todo bien. El equipo de Pochettino, que tomó las riendas del equipo a media campaña, no termina de recuperar el camino del éxito. Sigue viéndose esa falta de continuidad que, aunque se mantiene en Champions, ha dejado al PSG sin la habitual superioridad en una Ligue-1 que podrían perder. Golear al Barça ayuda, pero perder contra el Lille no. Resultados que al fin y al cabo afectan al futuro de jugadores como Mbappé o Neymar, que afrontan sendos procesos de renovación con diferentes estrategias. Tanto suyas, como del propio club.
Neymar es fijo
El brasileño de 29 años vive una situación muy diferente a la de Mbappé. Neymar es Neymar. Un jugador cuya vida extradeportiva genera más de una polémica, cada frase en redes sociales revoluciona medio planeta y cuyo impacto a nivel mundial va más allá de lo que marca únicamente el fútbol. Fichó por el PSG tras abandonar el Barcelona de la peor manera posible y a cambio de 222 millones de euros. Firmó hasta 2022. Y, a falta de un año, aún no hay renovación pública.
Sin embargo, lo que sí hay es claridad y mucho cariño. El PSG quiere que continúe. A diferencia de Barcelona, el brasileño ha encontrado un clima perfecto para vivir. Nadie le chista, nadie le critica. No hay apenas presión y en todas las polémicas que ha vivido se ha encontrado con el respaldo absoluto del PSG: desde lesiones -que siempre suelen crear un clima de víctima y verdugo- hasta casos de supuesto racismo como el Álvaro González. El PSG siempre se puso del lado de su jugador.
Neymar se divierte en el terreno de juego y da un buen rendimiento. Sin ningún dato de locura que le lleve a pelear por los grandes galardones individuales, pero lo justo y necesario para que el club y el técnico se conformen. Con esas, el brasileño se siente líder. Tanto que rompió el silencio del PSG para, en pleno 'caso Messi', declarar públicamente que quería jugar con él la próxima temporada. Eso, acompañado de su intención de seguir en París, era un mensaje evidente para la directiva. Un reflejo más de su potencial: manda en el césped, pero también en el proyecto.
Ese entendimiento que ambas partes han conseguido aporta la estabilidad necesaria a un club tan débil a nivel de resultados como el PSG. Y, por ello, las noticias en Francia sobre una renovación son constantes. 2026 y mismo salario son algunos de los detalles que ya se conocen del acuerdo. La firma es la que falta, pero tanto el PSG como Neymar han hecho pública su intención de continuar unidos. Ni los rumores del Barça ni las dudas en los resultados sirven para minar el vínculo brasileño-francés.
El adiós de Mbappé
El delantero francés vive una situación muy diferente. Más joven, con más retos. Y, sobre todo, con más ofertas. Mbappé sabe que tiene una oportunidad de oro para marcharse lejos de París e iniciar un nuevo proyecto. El Real Madrid le quiere y, tal y como adelantó EL BERNABÉU, si se pone en el mercado la entidad merengue intentará su incorporación. Sin embargo, no es nada fácil.
Mbappé fue una apuesta muy seria del PSG, que incluso logró encontrar una solución en la operación para esquivar el Fair Play Financiero. Muchos millones en el traspaso -180 'kilos'-. Su contrato es hasta 2022 y la intención del club francés era que ampliara su vinculación. Mantener a Neymar y Mbappé sería toda una muestra de músculo empresarial y deportivo. Y más si se acompañase de detalles económicos que permitieran la sostenibilidad de los franceses.
Pero, a diferencia de con Neymar, el PSG ha decidido tomar una estrategia muy distinta. Mbappé no quiere marcharse de mala manera, tal y como ha reflejado en sus diferentes comparecencias. Es feliz en París e incluso está estudiando quedarse -con la condición de que sea a largo plazo- pese a no haber ganado ninguna Champions. La clave está en el tiempo.
Una postura que en el PSG no ha gustado. El club francés ha optado por señalar públicamente a Mbappé. Y, mientras reflejan su seguridad con la continuidad de Neymar, en la entidad, por medio de Leonardo, han pasado toda la presión a Mbappé. Para renovar, han esgrimido, se necesita la cooperación de ambas partes. Y ahí es donde Mbappé queda en mal lugar para la afición gala.
A sus 22 años, el delantero galo ve en este mercado de fichajes la oportunidad de probar algo nuevo y que le catapulte al estrellato colectivo e individual. El PSG, al ver que esa estrategia de presión pública no ha tenido efecto todavía, ha admitido que dejará salir a Mbappé a cambio de 150 millones de euros. Un precio muy inferior a lo reclamado otros veranos y que muestra esa semiderrota del conjunto francés. Con más de 200 millones de pérdidas en los últimos meses, y con la necesidad de reforzarse si Mbappé se marcha, el PSG ha confirmado sus dos estrategias.
De la presión al joven galo, al cariño a un Neymar que solo mira hacia París. El cronómetro para conocer las decisiones oficiales ha comenzado.
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