31 de marzo. Es la fecha marcada para que se dispute el encuentro entre la selección de España y la de Kosovo. En juego está la clasificación para el Mundial de Catar de 2022. Y el encuentro se disputará pese a los últimos -polémicos- movimientos. De fondo, un conflicto político por el que España no reconoce a Kosovo como Estado independiente, sino como un territorio que se separó de Serbia con una declaración unilateral. Suceso que se remonta al 2008 y que se convirtió en el foco de atractivo tras el sorteo realizado en 2020.
Desde un primer momento, el hecho de emparejar a España y Kosovo en el mismo grupo empezó a generar debate. Cómo se jugaría, dónde y con qué protocolos. Y eso en el caso de que los dos partidos se pudieran llevara a cabo sin problemas. Desde los organismos españoles siempre se trasladó optimismo. Se trataría con FIFA o UEFA cómo llevar a cabo los encuentros, adecuándose a sus normativas y sin extrapolar lo que sucediera a términos políticos.
Y, de hecho, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, la posición española no ha cambiado en absoluto en las últimas semanas y meses. Cumplirían con los requisitos de UEFA y FIFA. En el caso de que ello implicara tener que dar cabida al himno y bandera de Kosovo como símbolos representativos y permitidos por las instituciones deportivas, así sería -y será-. Pero siempre sin que ello tuviera ninguna significación sobre el reconocimiento del territorio de Kosovo.
Y así ha sido durante estos tres meses desde que se confirmaran los grupos para el Mundial. Sin embargo, en las últimas horas, y con un tuit como detonante, la federación de Kosovo rompió su silencio denunciando el tratamiento que estaba sufriendo por parte de España. La Selección había publicitado el duelo contra "territorio de Kosovo", rebajando la condición de "Estado". Un detalle que no dejaron pasar desde la federación kosovar y que propició un duro comunicado contra España.
"El enfoque del estado español hacia el estado de Kosovo ha sido lamentablemente destructivo desde la declaración de independencia el 17 de febrero de 2008, pero este enfoque y la estructura que las instituciones de este país intentan darle a la ciudadanía de Kosovo, no puede cambiar. Historia y realidad", recalcaban en la nota oficial. "La FFK espera que la Federación Española se comporte de acuerdo con las reglas de la UEFA y la FIFA y no tome acciones que dañen las relaciones entre las federaciones y nuestros dos países", trasladaban al organismo de Las Rozas.
Horas después, desde la Federación Española rebajaban la tensión. El organismo nacional habló con el presidente del ente kosovar, Agim Ademi, para confirmar que el partido se disputará siguiendo los protocolos de FIFA y UEFA para los partidos oficiales.
Así se jugará
Por lo tanto, pese a los altibajos de estas últimas horas, en España no ha cambiado en absoluto el planteamiento. El mismo que propuso en diciembre la Ministra, el mismo que se defendía en privado a principios de febrero. Y el mismo que ha sido desde que se conociera el enfrentamiento. España jugará contra Kosovo respetando la normativa de FIFA y UEFA, pero sin reconocer su territorio como un Estado independiente. Habrá, indican fuentes diplomáticas a EL ESPAÑOL, un pleno respeto de las normas del Derecho Internacional pese al cumplimiento de las reglas deportivas de la FIFA.
Kosovo saltará al césped de La Cartuja con su himno y bandera. España, también. Símbolos que Kosovo había señalado como indispensables en ese último comunicado para jugar y que son reconocidos por la organización. No habrá, por lo tanto, desplante alguno: bandera, himno, pero no reconocimiento como Estado. Un partido normal y que seguirá el plan marcado desde hace semanas. De hecho, se ha trasladado al CSD desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación las indicaciones necesarias para que se respete su posición.
Además, indican a este periódico, el hecho de disputar el encuentro ante una selección de una federación como la de Kosovo -a quien no se reconoce como Estado- es sin perjuicio de las posiciones que hay sobre su estatuto y que está en consonancia con la Resolución 1244 de 1999 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, así como con la opinión de la Corte Internacional de Justicia emitida en 2010.
Una larga 'pugna'
La lucha de Kosovo por ser reconocida se ha sucedido en el tiempo. En 2016 pasó a integrarse en la FIFA y UEFA con una federación propia. Antes, países como Francia o Estados Unidos dieron su reconocimiento hacia dicho territorio. Sin embargo, los lazos con España han sido muy diferentes.
En 2018, el por entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dejó claro que no cambiaría su posicionamiento por razones deportivas. "No vamos a aceptar que un director general del Comité Olímpico Internacional nos diga que tenemos que reconocer a Kosovo, ¿pero usted quién se cree que es?", subrayó tras una polémica con el COI. Fue uno de los momentos más tensos. Alejandro Blanco, como máximo mandatario del COE, trabajó para que los representantes de Kosovo en el Mundial de judo pudieran competir con sus símbolos nacionales en Madrid. España se negó, COI y COE apretaron y el Gobierno no se movió del sitio. Sin embargo, tras la amenaza de no dejar competir a España en torneos internacionales, el Ejecutivo de Sánchez permitió los símbolos de Kosovo.
Dos años después, en 2020, Pedro Sánchez remediaba el plantón de Rajoy en una cumbre europea con los países de los Balcanes. El líder socialista, aunque modificó ligeramente el tratamiento con Kosovo, puso como condiciones un fondo neutro sin banderas, símbolos nacionales o incluso rótulos que especificaran el cargo de Hashim Thaçi, presidente de Kosovo.
Y, el pasado mes de diciembre, la ministra González Laya volvió a recalcar lo mismo: no se reconocerá a Kosovo -la idea siempre ha sido que solo cuando llegue el acuerdo con Serbia- y mucho menos simplemente por razones deportivas. La selección balcánica había caído en el mismo grupo de España y se tendrían que enfrentar en los terrenos de juego. Las dudas sobre cómo se haría no tardaron en llegar y desde el Gobierno fueron claros. "Decir que esta cuestión se dirime con las reglas de la FIFA, que son sus reglas y no las del derecho internacional en materia de reconocimiento de estados", indicó Laya.
Tal y como explicó EL ESPAÑOL, el planteamiento de jugar contra Kosovo era similar a lo que se lleva a cabo con Islas Feroe, Gales o Escocia, entre otros. Pese a tener selecciones propias, no son Estados independientes y aún así disputan torneos sin problema aparente. Se negociaría con la FIFA y se adecuarían a sus reglas. Meses después, se fijó la fecha y las sedes de los duelos. Kosovo jugaría en Sevilla y España viajaría poco después a territorio rival. Y así será: con himno, bandera y fútbol, pero sin reconocimiento como Estado.
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