El Mundial de fútbol es el mayor acontecimiento deportivo junto a los Juegos Olímpicos. Cada cuatro años esta batalla de países concentra a millones de personas frente al televisor a lo largo y ancho del planeta. Es el torneo de los torneos, cuya copa solo está destinada para los elegidos.
Hace ahora una década, España entera se unió para saltar con el gol de Iniesta en la final contra Holanda. Ahora parece lejano, pero entonces el himno español se oyó en las calles de todo el país: de la Diagonal de Barcelona al Barrio de Triana de Sevilla, pasando por La Castellana de Madrid o el centro de Bilbao.
El poder de unión y concentración del Mundial de fútbol fue también el causante del ascenso de Diego Armando Maradona a la altura de mito, ya no solo en Argentina sino a nivel mundial. El astro, que murió a los 60 años este miércoles a causa de una parada cardiorrespiratoria, supo subir a los cielos y también descender a los infiernos en este torneo.
La vida deportiva del '10' estuvo marcada por los Mundiales y, especialmente, por el de México 1986 y el de Estados Unidos 1994. Solo ocho años entre uno y otro, pero que se convirtieron en una eternidad para 'El Pelusa'. Porque Diego vivió deprisa y mal. Quizá no supo o, simplemente, no quiso.
Ya lo dice Calamaro en su canción, "Maradona no es una persona cualquiera". Todo lo que rodeó siempre al argentino estuvo marcado por el éxito o la polémica más turbia. Sin medias tintas. Por eso se hace tan difícil separar al futbolista de la persona. Incluso Argentina decidió perdonar todos 'sus errores' por aquel día en el que levantó la Copa del Mundo en el Estadio Azteca.
Descartado en 1978
La historia de Maradona con los Mundiales empieza mucho antes de 1986. Diego ya es toda una estrella nacional en 1978 y está entre los 25 preseleccionados, pero Menotti le descarta debido al compromiso que ya había adquirido con otros jugadores más veteranos. Solo faltan 12 días para el comienzo del Mundial y Maradona llora a escondidas.
La decisión, muy polémica por aquel entonces, quedó tapada finalmente por el buen hacer de La Albiceleste, que ganó el primer Mundial de toda su historia liderada por un Mario Kempes que además fue Bota de Oro.
La versión oficial de Menotti fue que dejó a Maradona por su juventud y para que jugara el Mundial Juvenil de 1979 en Japón. 'El Flaco' se hizo cargo también de aquel combinado y ganó el torneo con Diego como mejor jugador. A Maradona se le había quedado pequeña la categoría hace tiempo atrás y demostró ser un futbolista llamado a grandes cosas.
Antes de recalar en el Fútbol Club Barcelona, 'El Pelusa' tuvo, por fin, su primera cita con la Copa del Mundo. Con su fichaje cerrado desde hacía tiempo, Maradona estuvo concentrado cuatro meses con la selección albiceleste para preparar la cita que tendría lugar en España.
El primer encuentro de Argentina se disputó, casualmente, en el Camp Nou y el equipo de Menotti perdió 1-0 ante Bélgica. Después remontó el vuelo con un 4-1 a Hungría, en el que el '10' celebró sus dos primeros goles en los Mundiales, y un 2-0 a El Salvador.
Sin embargo, Argentina no pudo superar la segunda ronda tras perder ante Italia y Brasil, partido en el que Maradona terminó expulsado por pegarle una patada a Batista. El centrocampista acabó desquiciado y prometió vengarse cuatro años después.
El culmen de la carrera de Diego Armando Maradona llegó en México. Quizá el nivel más alto que ha alcanzado un futbolista jamás en la historia. Porque 'El Pelusa' de 1986 es mejor que cualquier Maradona también.
El Mundial llegó en un momento ideal para el argentino, siendo feliz ya en Nápoles y mucho más maduro futbolísticamente con 25 años. Y el '10' lo aprovechó regalando su mayor obra de arte en el Estadio Azteca, donde maravilló en cuartos, semifinales y la gran final.
A México llegó ya como capitán, una vez que Bilardo se hizo cargo del banquillo de la selección. Sin embargo, no disputó ningún partido con La Albiceleste desde su expulsión en 1982 hasta mayo de 1985. Una vez que regresó, lo hizo con galones de gran líder y el brazalete.
En la primera fase Argentina cumplió con victorias ante Corea del Sur y Bulgaria y un empate ante Italia, con gol de Maradona incluido. Así, La Albiceleste pasó primera de grupo, pero sufrió en un duro clásico del Río de La Plata para eliminar a Uruguay en octavos por 1-0.
Contra Inglaterra
De esta forma se llegó al partido más recordado y visto de la carrera de Diego Armando Maradona: los cuartos de final de México 86 ante Inglaterra. Un duelo que estuvo marcado en la previa por muchas connotaciones políticas debido a que en 1982 se habría producido la guerra de las Malvinas.
Argentina entera quería vengarse de Inglaterra y lo logró capitaneada por un Maradona que marcó sus dos tantos más famosos: 'La mano de Dios' y 'El gol del siglo'. Su pillería, fruto de ese fútbol de calle que había jugado durante su niñez en Villa Fiorito, sirvió para poner el 1-0 en el marcado del Estadio Azteca.
Era el minuto 51 de partido y en un balón dividido saltó y golpeó con la mano para batir al portero Peter Shilton. El sobrenombre a este famoso gol se debe a su respuesta al terminar el encuentro: "Yo no la toqué, fue la mano de Dios".
Pero si Maradona era picardía, con el VAR no hubiera pasado, también era clase y un talento único. Ese mismo que le valió para marcar 'El gol del siglo' en el minuto 55 de encuentro tras sortear rivales desde el centro del campo.
La obra de arte siempre tendrá la melodía de la narración de Víctor Hugo Morales: "La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, y deja al tercero y va a tocar para Burruchaga... ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... Gooooool...".
El gol más famoso de la historia decidió un duelo que se llevó Argentina por 2-1. Una mezcla de velocidad, conducción, regate y definición que dio como resultado el gol perfecto. ¡Y en Mundial! Con los ojos de todo el planeta mirando aquel partido.
Cuenta la leyenda que Maradona al equipo que más temía en aquel Mundial era a la España de Butragueño. Sin embargo, la tanda de penaltis ante Bélgica en los malditos cuartos por aquel entonces privó de un duelo que hubiera pasado a la historia del balompié nacional.
Por tanto, Maradona se encontró finalmente con Bélgica en semifinales y clasificó a Argentina con un nuevo doblete. Otra exhibición del '10' para llegar a la gran final ante Alemania y disputar así el partido que siempre soñó jugar.
La final fue muy dura e igualada y se decidió por una maniobra de Maradona para dejar solo a Burruchaga y que convirtiera el 3-2 que hizo a Argentina campeona del mundo y consagró a Diego en un mito en vida.
Seguramente, Maradona jamás fue tan feliz como en México. Ni, muy posiblemente, el mundo podrá volver a ver a un futbolista realizar un Mundial como aquel del argentino en el Estadio Azteca.
Ante Italia en Nápoles
'El Pelusa' siguió triunfando en el Nápoles antes de su siguiente parada: el Mundial de Italia 1990. Argentina llegó con dudas después de no haber triunfado en la Copa América, pero con Maradona todo era posible.
El debut ante Camerún fue una de las sorpresas del torneo y es que el actual campeón perdió por 1-0. Argentina se jugó el pase en Nápoles ante la Unión Soviética y Rumanía. San Paolo, la casa del '10', rugía con su ídolo y es que al menos esa parte de Italia iba con La Albiceleste.
Argentina logró pasar como una de las mejores terceras de grupo gracias a su victoria frente a la Unión Soviética y su empate ante Rumanía. Sin embargo, la peor noticia llegó con la lesión de Maradona en este último partido y que le hizo jugar infiltrado durante el resto del torneo.
Sin el brillo de México 86, Argentina consiguió batir a su gran rival Brasil tras una gran jugada de Maradona que acabaría en el famoso gol de Canniggia. Un triunfo que dio moral a los del '10' y que en cuartos batieron a Yugoslavia en los penaltis tras empatar a cero.
El gran partido del Mundial de Italia 1990 no fue la final, sino las semifinales entre la anfitriona y Argentina en Nápoles. Una ciudad dividida entre el amor a la patria y a su ídolo. San Paolo, el estadio que vio al mejor Maradona recibía al '10', albergó un duelo que se decidió por penaltis y que cayó del lado del mito.
Muchos napolitanos se consideraban tan italianos como de Maradona. Quizá solo así se explique la magnitud que llegó a alcanzar Diego en la ciudad, donde a día de hoy se sigue venerando culto al argentino en cada calle.
Maradona era Maradona, pero su maltrecho tobillo izquierdo impidió ver una versión cercana a la de México 1986 en Italia. Las bajas por sanción lastraron también a Argentina en la final contra Alemania, que se logró vengar de lo sucedido en el Estadio Azteca con un 1-0 de penalti transformado por Brehme.
4 años de caída
Como si de un guion de película se tratase, esa derrota fue el principio del fin de Maradona. Porque lo sucedido entre 1990 y 1994 no es más que la caída a los infiernos del mejor futbolista de todos los tiempos. Su declive como jugador, pero, sobre todo, también como persona.
Las malas compañías y su gusto por la fiesta hicieron que Maradona cayera en el perverso mundo del alcohol y de la cocaína. Y así se llegó al 17 de marzo de 1991, cuando se produjo la caída del mito. Porque luego habría más, pero las de después ya hasta se esperaban.
Aquel día Maradona dio positivo por cocaína en un control antidopaje efectuado tras jugar contra el Bari y su vida cambió para siempre. Fue sancionado por 15 meses y decició entonces regresar a Argentina, pero allí su descontrol no encontró freno y fue descubierto en posesión de cocaína por la policía.
En septiembre de 1991 sus problemas se seguían acumulando y fue condenado por la justicia a 14 meses de prisión en suspensión por tenencia de estupefacientes. La droga había terminado en un visto y no visto con la carrera del mejor futbolista.
Porque Maradona regresó tras cumplir la sanción, pero ya no era el '10' del Azteca. Más gordo y fuera de forma fichó por el Sevilla para alejarse de sus amistades de Nápoles y de la droga. Sin embargo, en la capital hispalense tuvo más aventuras de noche que sobre el terreno de juego.
Los desencuentros con Bilardo y el Sevilla provocaron que Maradona regresara a Argentina para fichar por Newell's, aunque su decadencia continuaba y fue un fichaje más anecdótico que otra cosa. Cinco partidos y ningún gol antes de salir por la puerta de atrás.
Positivo en EEUU
A pesar de ello, la presión popular logró que Alfo Basile recuperara a Diego para La Albiceleste. Argentina se jugaba su presencia en el Mundial de Estados Unidos ante Australia en la repesca y el centrocampista ayudó a su selección a lograr el objetivo.
El que fuera el último Mundial de Maradona sobró por mil razones, pero sobre todo porque un mito como él no debió irse así de la competición que le hizo el más grande. Y eso que todo comenzó muy bien con un gol suyo, su adiós en esta competición, y una goleada a Grecia por 4-0.
Sin embargo, tras ganar a Nigeria por 2-1 dio positivo en el control antidopaje y fue expulsado del Mundial. Aquel día Argentina despidió a la leyenda y al torneo. A Maradona se le encontraron restos de efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina. Nada más ni nada menos.
El 'quilombo' que se montó en la concentración de La Albiceleste hizo que el equipo perdiera ante Bulgaria por 2-0 y contra Rumanía en los octavos de final por 3-2. Dos derrotas sin Maradona tras una noticia que conmocionó al mundo entero.
Sin embargo, este fue el menos positivo de todos los de Maradona. Y es que, según su versión, fue un error de su doctor que se equivocó de medicamento. Muchos años después, la Agencia Mundial Antidopaje dictaminó que la cantidad encontrada en su orina no podía considerarse dopaje.
Ese fue el triste punto y final de Diego Armando Maradona con la selección argentina y con el Mundial de fútbol. "Me cortaron las piernas", aseguró entonces el '10'. Aunque para llegar a ese desenlace, el mejor jugador de la historia vivió un camino de excesos desde que alcanzó la gloria en 1986. Ochos años de travesía desde el cielo de México al infierno de la cocaína. "¿Te imaginas que jugador hubiera sido si no hubiera consumido? ¡Qué jugador nos perdimos!". Palabra de Dios.