El FC Barcelona creía haber superado todos sus problemas tras contener la ira de Messi y su petición de salir. Las aguas parecían volver a su cauce para centrarse de una vez por todas en el capítulo de llegadas antes de que comenzara la competición, pero a Josep María Bartomeu le ha salido una nueva china en el zapato que no le deja tranquilo. El futuro de Luis Suárez es su nuevo quebradero y ahora mismo tiene al Barça contra las cuerdas.
Porque la situación del uruguayo se ha convertido en un auténtico combate, de golpes más silenciosos que los de Leo Messi, pero quizás más contundentes. El club decidió que no contaba más con el uruguayo y que era una de las piezas para iniciar su famosa reconstrucción, pero en lugar de tener la deferencia de comunicárselo a través de una reunión, Bartomeu prefirió encomendarle esa labor a un recién llegado Ronald Koeman que actuó como verdugo. Una llamada de teléfono dio pie a las hostilidades.
El técnico holandés, sin delicadeza alguna, invirtió tan solo dos minutos de su tiempo en comunicarle de manera fría y directa al tercer máximo goleador de la historia del club que no contaba con él y que se buscara un nuevo equipo. Desde ese momento, y con esas formas, a Suárez se le acabaron las ganas de llevar esto de forma amistosa y ahora juega todas sus cartas para que sacar la mayor tajada posible, lo que ha llevado a la entidad blaugrana, incluso, a reconsiderar su primera decisión. Otro caso que va abocado al ridículo más absoluto.
El tiempo, al contrario que en el caso Messi, corre en contra del FC Barcelona, que necesita solucionar este tema antes de que vuelva La Liga y antes de que regrese el fútbol a toda Europa. Los equipos, en cuanto comiencen sus competiciones, darán la espalda a grandes fichajes y al propio Barça le interesa tener su plantilla cerrada cuanto antes para convencerles del nuevo proyecto, un proyecto que ya se tambalea.
De momento, el club, por obra de Koeman, ya ha movido su primera ficha, dejarle fuera del primer partido de pretemporada ante el Nastic de Tarragona como gran aviso para que resuelva cuanto antes su futuro. Todo hace indicar que esta postura se mantendrá en el próximo encuentro de preparación frente al Girona y habrá que ver si se perdura hasta que llegue el inicio de La Liga para el FC Barcelona, en lo que será el mensaje más duro que pueda recibir el charrúa.
Luis Suárez juega sus cartas
El delantero, de forma inteligente, está intentando jugar todas sus cartas para sacar la opción más beneficiosa para él. Su caso es muy diferente al de Leo Messi, que no tenía otra opción para salir que convencer al club. Sin embargo, Suárez quiere quedarse y, en caso de irse, quiere irse a un equipo puntero y que le ofrezca un gran salario. Lo que el Barça obtenga por él le da igual. Y, además, quiere cobrar el año obligatorio que le queda en su contrato, ya que el segundo año es opcional y depende de jugar una cantidad de partidos que, evidentemente, si sale no cumplirá.
El uruguayo tiene ganancias en todos los escenarios posibles, por eso intenta jugar sus cartas para sacar la mejor situación para él. Además, hay que tener en cuenta su enorme relación con Leo Messi para quien es su mayor apoyo en la plantilla. Suárez podría utilizar esta carta para mostrarle al club que si quieren un Messi comprometido y, más que feliz, tranquilo, con él en el equipo será mucho más fácil.
Además, otro factor que maneja el delantero es la precariedad que vive el club. Sin recursos, es muy difícil que venga otro jugador de garantías que pueda hacer los goles que Suárez hacía. Y en plantilla, el otro ariete con el que cuenta Koeman es Braithwaite. Con lo cual, las opciones se reducen y Suárez lo sabe. El uruguayo sigue apurando el tiempo a la espera de que aparezca un club que convenza al Barça con su oferta económica y que le permita a Suárez cobrar, al menos, los 10 millones netos que parece tener pactados en Italia.
Los candidatos se esconden
Solo dos equipos parecen estar interesados de verdad en el fichaje de Luis Suárez y que serían capaces de ofrecerle unas condiciones, entre económicas y deportivas, que le merecen dar el paso de salir de Can Barça. Más allá de la tímida aparición del Ajax que parecía interesarse por el estado del jugador al comienzo de todo el revuelo, son el Atlético de Madrid y la Juventus las opciones más sólidas que se le han presentado. De los holandeses, a pesar de ofrecerle un traspaso al Barça considerable, no se confiaba en que pudieran hacer frente al salario del jugador.
El Atlético de Madrid es una de las opciones que más gusta al jugador. El equipo colchonero ha preguntado por la situación del uruguayo y ha intentado meter en la operación a Diego Costa, condición que el Barça ni se ha planteado. Además, la entidad rojiblanca ya ha transmitido que no están dispuestos a pagar ningún traspaso por el jugador y que se plantearían su fichaje si llegara libre, a pesar de que tuvieran que hacer algún tipo de malabarismo salarial para no salirse del margen.
Esta opción es un callejón sin salida para el FC Barcelona porque no quiere dejarlo salir a coste cero y menos tener que pagar la parte restante del salario del uruguayo. Por eso, el club empuja más hacia la opción de la Juventus, la cual estaba mucho más avanzada.
Desde Italia ya se apuntaba a un acuerdo cerrado con el jugador y un principio de trato con el club, a pesar de que la cantidad ofrecida era muy baja y no terminaba de llenar al Barça. 3 millones fijos y 13 en variables, además del año de contrato que Suárez no está dispuesto a perdonar, seguían siendo poco rédito para Josep María Bartomeu y su junta.
Además, el problema de Luis Suárez con su pasaporte, por el cual necesita pasar un examen para poder jugar en Italia como italiano, tal y como hacia en España gracias a la nacionalidad de su mujer, ha hecho que todo se ralentiza, que al Barça le dé tiempo a reconsiderar la operación y que haya puesto la pausa, llegando incluso a pensar en quedarse con el jugador después de haberle obligado a marcharse de malas maneras.
La opción del ridículo
Sin equipos que hagan ofertas que de verdad el Barça quiera aceptar, Luis Suárez podría estar cada vez más cerca del quedarse en el FC Barcelona. Esto supondría reconocer un ridículo mayúsculo de una operación que han llevado de la peor forma. Han tratado de malas maneras a una leyenda del club, han esperado que venga un persona de fuera, actuando cual sargento de hierro, para echarle y después han mercadeado con él. Y todo, para que ahora tengan que dar marcha atrás y ya estén preparando el terreno para quedárselo.
Además, Ronald Koeman ya le ha mandado un mensaje, tanto al club como al jugador, de que no cuenta con él, y por eso le ha dejado fuera del primer partido de pretemporada y amenaza con hacer lo mismo en el segundo. Si Suárez finalmente se quedara, Koeman se vería obligado por culpa del club a quedarse con un jugador que no solo ha rechazado, sino que ha echado por petición de esa misma entidad. Un sinsentido y una opción ridícula. Por ello, el Barça necesita como agua de mayo que llegue una oferta convincente para que la historia de Luis Suárez en el Barça tenga un punto y final.
El club también es consciente de que será muy difícil traer a algún jugador para reforzar el ataque. Por ello, se debate entre aceptar una mala venta e intentar traer a Memphis Depay, un buen jugador, pero sin calidad suficiente para el Barça y alejado del nivel de jugadores como Lautaro, o si quedarse con un Suárez lastrado por los años y las lesiones, pero que podría cumplir al menos un año más.
Y ese es el último punto del asunto Luis Suárez, que el jugador, lejos de su mejor forma, también arrastra una cantidad de lesiones importantes que no solo dificultan su venta, sino también su permanencia. Las últimas imágenes del jugador uruguayo denotan un jugador lento, desgastado, poco ágil y con una cierta cojera que ciertamente parecen impedirle rendir al máximo nivel.
Por ello, en vista de que Suárez podría quedarse, pero en malas condiciones, y de que los fichajes están difíciles, el Barça ya ha comenzado a limpiar la imagen de su nuevo delantero. Antoine Griezmann, que acaba de coger el dorsal '7' y que se postula como el goleador de este año tras su fracaso estrepitoso del curso pasado. O esa es la imagen que está intentando vender el club a partir de ahora.
Un Suárez en pie de guerra que no perdona el dinero de su contrato y que no está loco por irse, dos operaciones difíciles que no garantizan un traspaso considerable y un fuego interno con un entrenador que no tiene mano izquierda son los ingredientes del nuevo culebrón que protagoniza el Barça en este mercado de fichajes.