Las principales ligas deportivas en España están cerca de comenzar. El mes de septiembre darán inicio competiciones como La Liga y la ACB, principales referencias del país, y lo harán con numerosas medidas de seguridad que defienda a jugadores y demás miembros de los equipos contra la Covid-19.
Para sacar adelante estas modificaciones, sin embargo, han hecho falta varios acuerdos entre diferentes entidades. Algunas de ellas, además, en plena guerra por las diferencias existentes entre sus cúpulas. La patronal, tanto de fútbol como de baloncesto, se ha reunido con las federaciones de ambas disciplinas. Y, en ambos casos, se ha acabado con un acuerdo.
Gracias a esta coincidencia, la élite del deporte nacional, con el fútbol y el baloncesto como máximos exponentes, podrá regresar sin problemas aparentes. Con seguridad sanitaria, como se demostró en meses anteriores, pero sobre todo con estabilidad deportiva. Los acuerdos buscan evitar cualquier crisis sobre el formato o los méritos deportivos y, así, se esquivará una paralización de la competición.
La respuesta en plena pandemia
La expansión del coronavirus obligó a las diferentes organizadoras del fútbol y baloncesto de élite en España a tomar medidas lo más rápido posible. Había que elaborar un protocolo sanitario que permitiera finalizar la temporada. Y, en el caso de la ACB, crear un formato exprés para no seguir la misma suerte que la Euroliga, suspendida ante la imposibilidad de terminar la campaña deportiva.
La primera liga de baloncesto, con Antonio Martín al frente, cambió por completo el formato de competición. Suspendió los descensos y se centró en darle el título, por méritos deportivos, a alguno de los principales equipos de la ACB. Y así lo hizo, con un formato exprés con dos grupos y 12 equipos en total. L'Alqueria de Valencia acogió el torneo y el Baskonia se llevó el título final ante el Barcelona. Hubo control sanitario y las sensaciones al término del campeonato fueron bien positivas.
En lo que respecta a La Liga, se optó por mantener el formato de competición, con sus respectivos ascensos y descensos y sin sede única. Por el contrario, se implantaron más controles sanitarios, siguiendo un estricto protocolo y empleando las PCR como forma de luchar contra los contagios por la Covid-19. Los resultados quedaron plasmados a final de temporada: Primera División se desarrolló sin mayor contratiempo y el único conflicto se produjo en Segunda con el conocido 'caso Fuenlabrada'.
Sin embargo, es un hecho que ambas competiciones respondieron rápido y de forma contundente a la pandemia. Organizaron sus competiciones, modificando respectivamente el funcionamiento, y logrando cerrar el curso deportivo siguiendo méritos deportivos.
ACB y FEB cierran heridas
Pese a que la ACB triunfó con la organización del formato exprés de Valencia, las diferencias de criterio con la Federación Española de Baloncesto liderada por Jorge Garbajosa fueron notables. La FEB defendió desde un primer momento que se debían cumplir los dos ascensos procedentes de la LEB Oro. Sin embargo, la ACB negó la mayor.
Según la Asociación de Clubes, al no producirse ningún descenso se debían suspender los ascensos. Los 18 participantes eran intocables y la cifra era la ideal. Ambas partes defendieron sus posturas, hasta que la FEB dio un paso al lado y aseguró que no era su competencia. Por ello, el Gipuzkoa Basket, uno de los dos equipos que había ascendido por méritos deportivos, acudió a la Justicia para obtener su plaza.
La vía utilizada por el club vasco surtió efecto y habrá 19 equipos en la nueva temporada de ACB. El calendario ya está confirmado y cada jornada descansará un equipo. Para que no se vuelvan a repetir este tipo de situaciones, las dos entidades han cerrado un acuerdo con una hoja de ruta si la Covid-19 paraliza nuevamente las competiciones.
Tras la firma de este documento, se confirma que la ACB debe tener 18 equipos participantes. Por ello, si el Gipuzkoa inicia la temporada, en la campaña 2021/2022 solo se producirá un ascenso a la ACB para recuperar el número de 18 clubes. Cerrada esta 'herida', también rubricaron ayudas económicas.
"La ACB realizará una aportación económica valorada en 500.000 euros. A esta cantidad la FEB le añadirá una aportación a los clubes de 500.000 euros destinada a paliar los efectos de la Covid-19, así como para garantizar la retransmisión de todos los partidos de la competición en la plataforma que determine la FEB", aseguraron. "El global de estas ayudas, por tanto, ascenderá a un millón de euros, que será distribuido de forma homogénea entre los clubes inscritos en la LEB Oro para la temporada 2020/21, e ingresado a sus beneficiarios antes del fin de este año 2020".
Fin a las diferencias, acuerdo entre ambas entidades y establecimiento de "un escenario de seguridad deportiva y jurídica para los clubes españoles" ante cualquier auge de la Covid-19.
El acuerdo LaLiga-RFEF en plena guerra
La guerra entre LaLiga y la RFEF no tiene nada que ver con la que ha existido en el mundo del baloncesto. Javier Tebas y Luis Rubiales mantienen una relación completamente opuesta a la que se vive entre la ACB y la FEB, donde ambos exjugadores se conocen de antes.
Las batallas legales de las principales entidades del fútbol nacional cesaron con el Pacto de Viana. Sin embargo, el 'caso Fuenlabrada' y las tensiones derivadas de la crisis sanitaria acabaron con esa paz firmada. La pugna por el calendario, donde tuvo que intervenir el CSD, o por los partidos disputados en lunes y viernes son algunos de los frentes abiertos entre ambos.
Todas estas luchas entre los organismos han quedado a un lado. Las dos entidades firmaron un acuerdo, aunque no sin diferencias y que señalaron en el mismo comunicado, en el que establecían diferentes formas de actuar ante la aparición de casos de coronavirus en competiciones como Primera y Segunda División.
En el caso del fútbol, la polémica por el Deportivo de La Coruña-Fuenlabrada estaba sobre la mesa. Y de ahí que se hayan marcado las maneras de actuar si se vive una situación similar en los próximos meses. Entre otras, cada club de Primera solo podrá aplazar un partido por temporada, dos en Segunda, y nunca si los problemas surgen en a partir de las jornadas 30 y 34 respectivamente. Además, se obliga a tener un campo alternativo a cada club y se establecen mínimos de jugadores para poder competir.
Una paz que sorprende y que supone la seguridad deportiva de las dos principales categorías del fútbol patrio.
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