El regreso de las competiciones de fútbol no profesional sigue sin tener una fecha determinada. La razón más inmediata es que no existe ningún protocolo sanitario. Y esa es la demanda que vienen haciendo desde las diferentes ligas en estas últimas semanas.
EL ESPAÑOL, tras conocer de primera mano las sensaciones en el fútbol sala o la Segunda División B y Tercera, se acerca al mundo del fútbol femenino para saber cómo está afectando esta crisis sanitaria y de falta de organización en sus dos competiciones más prestigiosas: la Liga Iberdrola y la Liga Reto. Es decir, primera y segunda división.
La máxima categoría tenía previsto iniciarse el 5 de septiembre. La famosa fecha que la RFEF, organizadora de la liga, les trasladó hace meses. Y la misma que se reclamó que se cambiara desde un primer momento. Finalmente, hasta que no se produjo la última reunión de la Federación con las territoriales, no se trasladó que esas fechas eran inviables.
Ahora, clubes y jugadoras trabajan sin ninguna información e intentando sobrevivir profesionalmente a la incertidumbre. Justo después de firmar un Convenio Colectivo histórico, y cuando estaban intentando que se las tratara como la Liga Santander masculina, ha llegado un vació de poder de la RFEF que ha dejado a la categoría en el limbo. El objetivo de igualarse lo máximo posible a La Liga ha quedado como algo utópico.
La respuesta del CSD y la RFEF no se ha producido. Al menos, que sea creíble por las partes que tenían que recibirla. Hace días pidieron una reunión ProLiga, ACFF (asociación de los clubes femeninos) y la LNFS. Hace apenas unas horas han recibido la primera notificación: una reunión en septiembre, sin fecha concreta y sin la presencia de Irene Lozano, presidenta del Consejo Superior de Deportes.
Los clubes, ignorados
La Federación no ha tenido ningún contacto oficial con la principal asociación representativa de los clubes femeninos. Es, según ha podido comprobar este periódico, la tónica habitual con las asociaciones que no están ligadas a la RFEF. Poco contacto y menor información aún.
Fuentes de la ACFF trasladan a EL ESPAÑOL su "sorpresa" porque las pretemporadas estaban marcadas para principios de agosto. En estos momentos, de hecho, ya hay clubes que han empezado sus pretemporadas. Y se enfrentan a un calendario sin decidir. La comunicación entre esta organización y la RFEF "no es muy fluida", pero piden que quede clara "la financiación" para cumplir los protocolos.
Esta es una de las claves en todas las competiciones no profesionales y que dependen de la RFEF. Más allá de qué protocolo se va a seguir, la duda es si económicamente se va a cumplir. La petición que hacen desde todos los clubes es que la Federación cuente con ellos para elaborarlos y que, en cualquier caso, asuma alguna responsabilidad sobre las facilidades para cumplirlos dado que es la organizadora. Pero recalcan que tendrán "algo que decir al respecto" puesto que ni todos los clubes ni todas las federaciones se enfrentan a las "mismas situaciones".
La RFEF no quiso recuperar la liga
La Federación, organizadora de la competición, no propuso a los clubes en ningún momento poder retomar la competición. Lo que sí se hizo en el resto de competiciones de fútbol no profesional, como el fútbol sala o la Segunda B, no se llevó a cabo con el fútbol femenino.
"Se tenía que haber valorado si se podían establecer unos protocolos que los clubes pudiéramos cumplir. Ni si quiera se llegó a analizar", trasladan fuentes de la ACFF a EL ESPAÑOL. Eso suma una falta de experiencia que ya existe en el resto de ligas y que dificultará encontrar aspectos que se puedan mejorar en los protocolos.
Por ello, tal y como se ha pedido tanto desde la ACFF como desde otras asociaciones como ProLiga, LNFS o incluso el sindicato AFE, es la modificación de cómo se conocen estas competiciones. Cambiar el concepto de "competición profesionalizada" por "competición profesional". ¿Qué permitiría esto? Daría más poder a las asociaciones que representan a los clubes y quitaría poder a la RFEF. Aspectos económicos y organizativos ya no recaerían en el organismo liderado por Luis Rubiales.
La única parte positiva es que, dado que la mayoría de clubes de la Liga Iberdrola pertenecen a La Liga en sus secciones masculinas, existe un respaldo económico que despeja la posibilidad de que haya clubes que desaparezcan, como sí se baraja en otras categorías. Sin embargo, esa relación dificulta aún más las relaciones debido a la batalla entre RFEF y LaLiga.
Las denuncias de las jugadoras
Las jugadoras de fútbol, que hace unos meses habían recibido la buena noticia de su Convenio Colectivo que marcaba un salario mínimo y hasta un protocolo de respuesta al acoso sexual, han visto como sus futuros profesionales se han frenado en seco. AFE, el sindicato mayoritario, ha mostrado públicamente su defensa a todas estas jugadoras que les trasladan día a día sus preocupaciones.
Desde el sindicato, según confirman a EL ESPAÑOL, quieren lograr la profesionalización de las competiciones. "Son profesionales", recalcan. Y piden que, igual que se está realizando la Champions League en el País Vasco con equipos españoles como el Barcelona o el Atlético -este ya eliminado por las culés-, se pueda comenzar la liga nacional. "¿Tienen más derecho?", se preguntan sobre esas diferencias.
En todo momento recalcan que entienden la dificultad de la situación y su ánimo de colaboración. Comprenden que la pandemia no es fácil de gestionar para ninguna entidad, pero no quieren que quede en el olvido que cerca de 6.000 personas dependen directamente de los salarios que se generan en estas categorías. Las futbolistas también tienen "derecho a ejercer su actividad", al igual que otros sectores.
"Están en la incertidumbre", informan a este periódico, y con una "inseguridad jurídica importante" debido a las relaciones contractuales que se están dando en algunos clubes. Hay quienes han hecho firmar contratos sin fechas específicas: el contrato entrará en vigor cuando comience la liga.
La petición que se ha hecho es la de un protocolo laboral y sanitario que esté determinado por el Gobierno Central. Así se obtendrá una uniformidad a lo largo de todo el territorio nacional y se eliminarán las diferencias entre unas categorías y otras. "Todos esos trabajadores, los que tienen contratos profesionales, son regulados por el 1006. Es el mismo". Y, por ello, reclaman que tengan las mismas oportunidades de jugar ya sean de Primera División, la Liga Iberdrola o de Segunda B.
Frente a La Liga, que sabe en qué fecha comenzará la temporada y los protocolos que se deben seguir, la Liga Iberdrola desconoce cuándo podrá empezar a jugar su competición nacional y, además, si podrá cumplir los protocolos.