La vuelta del fútbol ha sido celebrada por sus millones de aficionados por todo el mundo. Tanto que en algunas ciudades se ha ido de madre cuando sus equipos han ganado algún título. Teniendo en cuenta que el parón por el coronavirus llegó cuando se entraba en el tramo final de la temporada, ya se empiezan a ver las primeras imágenes de equipos que alzan copas y ligas al cielo. Y en algunos casos esas celebraciones han llegado a las calles de forma preocupante.
Los casos más sonados son el de Nápoles, cuando su equipo ganó la Coppa Italia el pasado 17 de junio, y el del Liverpool, cuando esta semana levantaba la Premier League tras 30 años intentándolo. En ambos casos las conquistas de los equipos tenían un sentimiento muy especial para sus aficionados, que no pudieron contener la euforia y se echaron a la calle a celebrar pese a que la situación global es la que todos conocemos.
Miles de aficionados de Nápoles y miles de aficionados del Liverpool de fiesta por sus respectivas ciudades y sin respetar medidas básicas de seguridad como el distanciamiento social o llevar mascarillas. A la mayoría (en ambos casos se calcula que se reunieron en torno a 5.000 personas) se les olvidó por unas horas la pandemia que ha azotado y todavía azota al mundo y asumieron un riesgo muy grande que podría costar caro.
Ante celebraciones como estas, el temor está en los rebrotes. Se están tomando medidas como llenar los estadios de fútbol para evitar aglomeraciones de gente y que el virus se expanda de nuevo ahora que parece más controlado. En Liverpool, de la zona de Merseyside -de las más castigadas en las islas británicas por el Covid-19- se habían registrado hasta este miércoles 1.677 casos y una cifra de muertos que supera ampliamente los 500. El miedo ha vuelto a la ciudad por los festejos reds.
Joe Anderson, alcalde de Liverpool, se mostró decepcionado por lo que ocurrió el jueves por la noche en la ciudad. Los alrededores de Anfield y el centro de la ciudad abarrotados de gente. "La gente ignoró nuestros consejos, así que ahora deberemos esperar para saber si se produce otro repunte a consecuencia de esto", se lamentaba el alcalde de una ciudad en la que el fútbol ya tuvo un papel protagonista en la pandemia.
La 'pesadilla' del Liverpool-Atleti
Hay que recordar que el partido que enfrentó al Liverpool y el Atlético de Madrid en Anfield ocurrió justo antes del cerrojazo al fútbol por el virus. Hasta 3.000 rojiblancos se desplazaron a la ciudad de los Beatles y estudios ya calculan que acabó siendo catastrófico para la expansión del Covid-19 en Liverpool. "Incrementó las muertes y el sufrimiento", decían los máximos responsables sanitarios tras abrirse una investigación sobre las consecuencias de aquello.
En la ciudad ya se temían algo así de nuevo con la Premier del Liverpool, que es lo que ocurrió. Rob Carden, jefe de la policiía de Merseyside, también se refirió a los festejos reds: "Como ya sucedió durante las semanas más duras del confinamiento, no todo el mundo siguió la legislación vigente", dijo y llamó a los hinchas a celebrar "en su burbuja social" y "con miembros de su hogar". Los ruegos previos no fueron escuchados. Tampoco los de Jurgen Klopp, entrenador del Liverpool, que tras coronarse campeón pidió a sus aficionados que se quedaran en casa.
En Liverpool se preparan para lo peor y en Nápoles cruzan los dedos porque hasta ahora no se han visto azotados por las consecuencias de las celebraciones de los tifosi, aunque ven de cerca los peligros de los rebrotes. Esta semana se desplegaban centenares de soldados en Mondragone, a 60 kilómetros al norte de Nápoles, para controlar el confinamiento en la "zona roja" de un barrio donde se han detectado 49 casos y se ha confinado a 700 personas.
Tensión en torno al fútbol mientras que en puntos como España se trabaja ya en abrir los estadios con un aforo reducido. Podría no ser lo más aconsejable ahora cuando se entra en un tramo del curso donde equipos salvados del descenso, otros que se clasifican a Europa o uno que ganará La Liga tendrá motivos para celebrar. Esa misma preocupación se extiende por todo el Viejo Continente tras ver las imágenes de Nápoles y Liverpool.