Gerard Piqué continua con su cruzada contra los árbitros de la liga española. El central azulgrana se ha visto envuelta en una nueva polémica y en lugar de alzar la voz a pie de campo como la última vez, lo ha hecho a través de las redes sociales. Y no se lo ha puesto fácil a sus seguidores que se rascaban la cabeza por dar con el fin del mensaje de Piqué, que no era otro que una nueva queja arbitral.
"We were fated to pretend. To pretend", escribía Piqué varias horas después del pitido final del partido que enfrentó al Barcelona contra el Celta en Balaídos y que acabó en empate a dos. La traducción en español ("Estábamos destinados a fingir. A fingir") no aclaraba a muchos su significado, mientras los seguidores del defensor culé discutían en los comentarios sobre lo que quería decir.
Y todo apunta a que se refiere a la acción que provocó el gol de Iago Aspas que puso el empate final del partido en el minuto 88. Esta tuvo a Piqué como protagonista y a un ex del Barça y de su cantera, Rafinha. Se trata de la falta que luego tiró Aspas y marcó. Una entrada de Piqué ante la que caía Rafinha en la frontal, pero que en la repetición dejaba dudas sobre si Piqué le llegaba a tocar.
Piqué parece tener claro que no toca a Rafinha. ¿Finge Rafinha la falta? Para Piqué, según su mensaje, sí. La frase utilizada por Piqué, por cierto, pertenece a una canción publicada en 2005 y de nombre 'Time to pretend' del grupo MGMT.
La nueva queja arbitral de Piqué llega tras otro pinchazo de su equipo, tal y como hiciera después del partido contra el Sevilla. Entonces dijo lo siguiente: "Va a ser muy difícil ganar esta liga. Vistas las jornadas que han sucedido, va a ser difícil que el Real Madrid pierda puntos". Esas palabras no sentaron bien en el Madrid, puesto que lo que se han criticado han sido aciertos arbitrales que le han beneficiado en sus partidos.
El Barça, tocado a por La Liga
El Barcelona salió líder de Vigo pero plagado de dudas (2-2). Sin alcanzar las exigencias y con una renta exigua en la cima de LaLiga, de la que se puede distanciar el domingo si el Real Madrid triunfa en el campo del Espanyol.
Lejos de acentuar la presión sobre el conjunto de Zinedine Zidane y de escarmentar de la experiencia en el estadio Sánchez Pizjuán, donde se dejó los primeros puntos tras el confinamiento por la pandemia, el equipo de Quique Setién dio muestras de debilidad en Balaídos, donde pudo cosechar un marcador peor.
El apresurado viaje por cada jornada de un tramo final apiñado despeja fecha a fecha el panorama de los objetivos. Ha limpiado la zona de descenso, en la que están anclados el Leganés, el Espanyol y el Mallorca. Ha depurado los puestos de Liga de Campeones, con el Atlético Madrid afianzado como tercero después de ganar al Alavés (2-1) y solo con la cuarta pendiente por culpa de la inestabilidad del Sevilla.
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