Megan Rapinoe se ha convertido en la mujer de moda del mundo del fútbol. El nombre de la estrella y capitana de la selección femenina de Estados Unidos está en boca de todos tanto por su actuación en el Mundial de Francia como por sus posteriores discursos y comportamientos. Y es que en cuestión de pocos días, ha pasado de ser laureada a ganarse el odio de buena parte de sus seguidores.
La polémica se ha sembrado a raíz de una reacción de Rapinoe en la gala de los ESPYS, donde se entregan los premios a lo mejor del deporte estadounidense. Un niño se acercó a ella en busca de su atención y su autógrafo, a lo que la capitana de Estados solo accedió a lo segundo.
El joven aficionado le hizo entrega de un balón para que Rapinoe dejase enmarcada su firma en el esférico. No obstante, mientras firmaba el balón, en ningún momento le dirigió la mirada a su seguidor. De hecho, se puede apreciar cómo la futbolista mueve la cabeza de lado a lado sin mirarles a la cara al niño, por lo que el debate se ha despertado de lleno en las redes sociales.
Del amor al odio
Todo ello a raíz de sus declaraciones cargando contra Donald Trump y asegurando que el fútbol femenino no estaba en la categoría que se merece, requiriendo más atención y apoyo al deporte femenino en general. Tras este reclamo de igualdad, Rapinoe ha protagonizado el extremo opuesto con un niño que solo buscaba su firma y su atención, por lo que el hecho de no mirarle ni una sola vez a los ojos ha provocado un gran revuelo y que la jugadora haya pasado del éxtasis al odio.
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