Cada año cuesta elegir dónde se va a celebrar la final de Copa. Ya saben, que si el Bernabéu, que si el Camp Nou, que si Mestalla… Ese debate ya se ha convertido en una tradición, al menos hasta que la Liga decida imitar lo que se hace en los países de su entorno: fijar siempre el mismo campo o seleccionar uno a principio de temporada. Este es el primer debate, ya resuelto; el segundo versa sobre los pitos y las esteladas, tal y como está sucediendo esta temporada. Desde la delegación del Gobierno se ha estipulado que los seguidores del Barça no podrán introducir dichas banderas en el Vidente Calderón el próximo domingo (21:30 horas) en la final de la Copa del Rey. ¿Por qué? En primera instancia porque no lo permite la Ley del Deporte y en en segundo lugar para que no se produzcan imágenes como las del año pasado.
En la última final de Copa, disputada entre Barcelona y Athletic el 30 de mayo de 2015, ya hubo polémica. Al comenzar el partido, mientras sonaba el himno en el Camp Nou, los seguidores de ambos equipos pitaron el himno en un encuentro al que acudía por primera vez como Rey Felipe VI.
Ante tales hechos, el pasado mes de febrero, la Fiscalía informó a favor de que la Audiencia Nacional aceptara la competencia de la denuncia que presentó Manos Limpias por la pitada al himno nacional. En dicho informe explicaba que la Audiencia Nacional podía investigar los hechos porque se encuadraría dentro de dos delitos descritos en los artículos 490.3 y 543 del Código Penal. Estos incidentes ocurrieron de forma similar en 2012, en el Vicente Calderón, y en 2009, en Mestalla. En ambos casos estaba el Rey Juan Carlos y se enfrentaron Barcelona y Athletic.
SANCIÓN DE LA UEFA
No es la primera vez que el Barcelona ha tenido problemas con las esteladas. La UEFA ya sancionó al club durante la fase de grupos de la Champions de esta temporada con 30.000 euros por exhibir las mencionadas banderas en el partido contra el Bayern Leverkusen celebrado el pasado 29 de septiembre.
Dicha sanción también se hizo efectiva con motivo de la final de Berlín contra la Juventus de Turín. En aquella ocasión, el Barcelona tuvo que pagar una multa de 30.000 euros y la denuncia la realizó una inspectora de Ucrania que no había estado en la final, pero sí la había visto por la televisión.