Hay cosas que sólo se hacen una vez en la vida: ser bautizado, dar el primer beso, perder la virginidad… O marcar en las semifinales de la Champions. La historia es que el gol de Saúl, más allá de ser decisivo, no se marca todos los días. Se puede querer. O intentar. O lo que sea. Pero jamás el canterano rojiblanco podrá anotar un tanto como el que hizo contra el Bayern en el minuto 11. No con esa habilidad, con ese toque, con esa recepción, ese regate y ese disparo pegado al palo. No con la defensa del Bayern al otro lado, Alaba mirándote a la cara y Neuer en la portería. Y no, desde luego, con esa soltura y esa capacidad casi maradoniana para irse de cualquiera y colocar el balón donde nadie lo esperaba.
Ese gol probablemente jamás lo soñó Saúl. No, desde luego, cuando entró en la cantera del Real Madrid de pequeñito, cuando salió de allí huyendo del acoso de sus compañeros y se refugió en el Calderón. Entonces, en su peor momento, sacó fuerzas para crecer vestido con la casaca rojiblanca. Olvidó todo aquello y edificó su juego hasta dar con el Cholo Simeone. Y, sin querer, tuvo que volver a empezar. Se fue al Rayo por recomendación del técnico argentino, maduró en lo personal y en lo futbolístico, y volvió al Atlético. Y desde entonces nadie lo ha parado.
Saúl no tiene nombre de estrella. Y, si atendemos a lo dicho por Pep, “haría muy bien el periodismo en no compararlo con Messi”. Y algo de razón lleva el técnico del Bayern. El canterano rojiblanco no es el astro argentino ni se le parece. Es un jugador diferente, más parecido a Xavi, a Gabi o a Koke. Sin techo todavía, pero con un objetivo claro, como contempla cualquiera. Incluido, de nuevo, Guardiola: “Lo había visto ya jugar. El fútbol español tiene otro gran talento”.
Si está preparado para ir a la Eurocopa o no, eso ya se verá. Lo que sí parece es que está capacitado. No sólo por su progresión esta temporada (10 goles y cuatro asistencias en 45 partidos), sino por lo mucho que puede darle a cualquier equipo. Porque Saúl es capaz de aportar infinitas variantes: defiende bien, llega con facilidad al área, va bien de cara a gol, asiste con precisión y, sobre todo, como reconoció el Cholo meses atrás: “Como decía Bilardo, es un todocampista”.
Con esas condiciones, se ha convertido en el principal valor de la cantera rojiblanca junto a Koke. Quizás, incluso, le ha superado. Eso ya queda al juicio de cada uno. En cualquier caso, su tanto, “el mejor de su vida”, es sólo un pequeño detalle para un jugador que hace muchas cosas bien. Incluido, ese tanto que puede dar el pase al Atlético de Madrid y que se parece a aquel que Diego anotó al Barcelona en las semifinales de la Champions de hace dos temporadas. En cualquier caso, su historia acaba de comenzar. Y tiene pinta de que puede durar muchos años. Quién sabe si en el Atlético. Pero así se forja una estrella.
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