No es habitual que el alma del Atlético esté en el palco y no en el banquillo. Y no, no era Cerezo el que levantaba las pasiones de la afición que miraba a esa zona, sino un Cholo Simeone que tuvo que ver la segunda parte del Atlético de Madrid-Málaga (1-0) fuera del césped del Calderón.
No se fue, lógicamente, por su propio pie sino por una expulsión de Mateu Lahoz. Pocas veces se ve a un árbitro tan enfurecido como se vio con el colegiado valenciano con Simeone. Cuando pitó el final y tras un tumulto en la zona de banquillos, Lahoz llamó a Simeone y le echó una bronca cual padre con su hijo. La 'regañina' no fue pequeña.
Todo se debió a la última jugada de la primera parte. El Málaga sacó rápidamente de banda y pilló descolocado al Atleti. Cop se iba solo y, usando una pillería exagerada, desde el banquillo rojiblanco se lanzó un balón.
Mateu Lahoz entró en cólera y expulsó a Simeone. No había sido el argentino quien lanzó el balón, pero sí quien ordenó que se lanzara, como se ve en esta toma. Cuando el Cholo vio que el Málaga arrancaba su jugada, rápidamente se dio la vuelta y comentó al banquillo que tiraran un balón al campo.
Fue el morbo, la polémica de un partido que cogió la misma tónica de todos los de siempre del Atleti, con la victoria típica del 1-0, maximizando esfuerzos, aferrándose a la victoria por la mínima. Los de Simeone hicieron un esfuerzo extra cuatro días antes del decisivo partido ante el Bayern y eso es lo que más mérito les da: siguen en la lucha por la Liga.
El partido se preveía cambiar con la ausencia comentada de Simeone, sobre todo por la conocida influencia que tiene el argentino sobre su equipo. Pero esta vez, aunque sea la excepción que confirma la regla, no pasó. El Atleti no lo notó y el Málaga no supo aprovecharla. El partido estaba decantado para el Atleti y Correa se encargó de que la teoría se convirtiera en práctica.
Había salido el argentino al campo en el minuto 57 y cinco minutos después marcó el único gol del partido, que celebró haciendo 'piña' con todo el banquillo. Fue un zapatazo desde fuera del área que se coló entre la defensa, tocando en ella, y engañando a Ochoa. Es lo que le vale al Atleti para ganar al Málaga... y quién sabe si para ganar la Liga.