El Sevilla certificó su pase a la final de la Copa del Rey, donde se medirá al Barcelona. Los cuatro goles de renta con los que llegó desde el Sánchez Pizjuán y el empate (2-2) en Balaídos le bastaron para acabar con el Celta, que intentó obrar el milagro, pero que no llegó a tiempo.
La eliminatoria se presentó casi resuelta en favor del club nervionense, en una vuelta de las semifinales coperas menos disputadas que se recuerdan. Pisando Balaídos tras un más que beneficioso 4-0, el Sevilla trenzó un entramado defensivo con apariencia prácticamente impenetrable contra el que chocaron las ofensivas celestes.
El Barcelona esperaba ya rival en la final de Copa después de una placidísima 'semi' contra el Valencia, y el Sevilla buscó en el contraataque su mejor arma para lograr cuanto antes la sentencia. El planteamiento realizado por Unai Emery no fue propicio para la aparición de sus jugadores de mayor calidad, cometiendo demasiadas imprecisiones.
El Celta consiguió esperanzar al graderío local con un gol de Iago Aspas tras una salida mal medida del portero sevillista en la primera mitad, impulsando los ánimos de remontada. En los minutos previos al descanso, los visitantes se soltaron algo más en ataque, tratando de sufrir lo mínimo posible en la eliminatoria.
El encuentro entró en un estado de locura a la vuelta de vestuarios, con los de Berizzo apelando a la heroica para convertirse en finalistas. Las ocasiones no tardaron en sucederse, y después de errar un gol cantado, Aspas se rehizo marcando un doblete que permitió vibrar al estadio olívico.
Sin embargo, los corazones celtiñas entraron en una auténtica montaña rusa sentimental, ya que, sólo dos minutos después, Banega endosó un duro golpe al Celta anotando el 2-1 que dejó muy de cara el enfrentamiento para el equipo hispalense, metiéndolo con pie y medio en la lucha directa por un nuevo título, su séptima final en nueve años.
La hazaña viguesa adquirió unos tintes imposibles, pero los jugadores locales no bajaron los brazos en ningún momento. Las continuas intentonas celtiñas no fueron capaces de reducir distancias y el aspecto meteorológico tampoco favoreció a la realización de un fútbol vistoso, puesto que la lluvia, persistente, encharcó varias zonas del césped.
El sueño celeste se esfumó por completo con el 2-2 definitivo en los instantes finales, obra de Konoplyanka. El Sevilla FC estará presente en la final de la Copa del Rey el 21 de mayo ante el FC Barcelona, después de cerrar unas semifinales excesivamente sencillas para lo que cabía esperar. El que no jugará en la cita será el centrocampista N'Zonzi, expulsado en el túnel de vestuarios con el partido finalizado.