El Madrid-Barcelona es un foro cajón de sastre. Lo mismo vale para hablar de fútbol que del sexo de los ángeles. El deporte es la excusa que reúne a los futboleros más enfermos, pero también a una heterogénea colectividad de opinadores que usa el partido como Pisuerga pasando por Valladolid para salir de fiesta, criticar al Gobierno, hablar de la independencia de Cataluña, las elecciones, Podemos, Ciudadanos y la pobreza en el mundo.
La tendencia de este año, por la terrible matanza de París, es la seguridad. El Gobierno ha ordenado un despliegue de Policía sin precedentes. Y se ha pedido a los aficionados que acudan con tiempo al estadio Santiago Bernabéu. Los cacheos de entrada, tradicionalmente limitados a ligeros tocamientos de pernera, prometen ser épicos.
A continuación, repasamos algunas maneras de vivir el clásico más universal del fútbol español:
1. En el estadio
David, su padre y su hermano son socios del Real Madrid desde hace 20 años y por primera vez irán sin bocadillos al Clásico. La paranoia de la seguridad y los registros anunciados han hecho mella en la familia. Pero, a pesar de algunos cambios mínimos de avituallamiento, no renuncian a vivir el fútbol a su manera. Para David, el partido empieza una semana antes.
“Vas cambiando de estados de ánimo… Hay días que estás con ganas de clásico y otros que dices no quiero que estos (el Barça) nos ganen aquí”, dice.
El ritual se repite. Los tres suelen llegar dos horas antes al Bernabéu y esperan el autobús del equipo para el 'bufandeo' de animo a los jugadores. Después, unas cervezas en los aledaños y a la grada. David es supersticioso. Piensa que las banderas de plástico blancas que a veces se encuentra en su localidad dan mala suerte.
“Nosotros somos socios para poder ir a este tipo de partidos”, dice.
2. En las redes sociales
Por la inmediatez, Twitter es el vehículo preferido por los usuarios para despotricar del rival, comentar las jugadas, la polémica y subir vídeos.
Uno de los clásicos, nunca mejor dicho, de las redes sociales ante un gran evento deportivo son los haters. Para ellos, el fútbol es satanás y el ejército que lo sigue la Santa Compaña. Antes del partido, hay bastantes ejemplos de seguidores nerviosos y haters molestos.
3. La comida de las directivas
Alfonso es socio honorario del Party United, el equipo imaginario que utiliza el fútbol para salir de fiesta. Para ellos, si juega o no Lionel Messi es la última de sus preocupaciones. Pero cada Madrid-Barça se apunta a una orgía futbolera llamada comida de las directivas.
Nadie sabe muy bien cómo empezó la tradición. Un grupo de amigos donde hay mezcla de madridistas y culés aparca sus diferencias durante unas horas para juntarse en alguna sidrería grasienta de Madrid. Es una versión low cost del tradicional almuerzo entre Florentino Pérez y Josep María Bartomeu. Después, Alfonso ofrece su piso de soltero para ver el partido. Se bebe de todo menos agua. Y cuando la sangre está a punto de llegar al río, siempre se invocan dos palabras: “seny” y “valors”. En la web madridista La Galerna, están recogidas algunas anécdotas de este particular aquelarre.
4. En una boda
A Roberto no le hizo demasiada gracia saber que la boda de uno de sus mejores amigos, organizada con la debida antelación en Logroño, se celebraría el día del Clásico. Pero la amistad está por encima del fútbol.
"Soy aficionado del Madrid. Tengo que decir, que mis sentimientos se están tornando a una mayor animadversión al Barcelona, más que una admiración al Madrid. Sé que no es bueno, pero es lo que siento", cuenta.
La suerte ha querido los novios sean bastante futboleros. Todo indica que habrá pantalla gigante para seguir el partido.
"Cuando me enteré que la boda coincidía con el partido dí por hecho que no vería el clásico", dice. "Cierto es que lo comenté con el novio y me dijo que, como su prometida y su familia política son muy merengues, será fácil que en la boda pongan alguna pantalla para seguir el partido".
5. Trabajando
Juan Luis no aparcará el taxi el día del Clásico. Si hubiera sido un poco más tarde lo habría pensado. Como aficionado madridista que es, escuchará el partido por la radio con las emociones a flor de piel.
"Durante el partido no suele haber mucha gente por la calle", dice.
Juan Luis conduce uno de esos taxis que todavía huele a tabaco. Y asegura que es de los que grita los goles del Madrid: "Algún cliente se molesta alguna vez, pero no me importa demasiado. Sólo son dos clásicos al año".
6. En el extranjero
Iván vive en Hong Kong, donde los horarios de la Liga española son incompatibles con la vida. Pero la colonia española no se resigna: "Seguir nuestra Liga, y lo que nuestros equipos hacen en Europa desde el lejano oriente es un fastidio. Los horarios del fútbol español están estipulados para la audiencia latinoamericana, a diferencia de los ingleses, que lo están para la asiática".
Para este sábado, sin embargo, se considera un afortunado. "Verlo a nuestras 1.15 de la mañana es para darse con un canto en los dientes para lo que estamos acostumbrados", dice. El plan que han perpetrado Iván y sus amigos no tiene fisuras:
"Todos los amigos (y conocidos) españoles de nuestro grupo, nos juntaremos para disfrutar el partido en Wan Chai. Este popular barrio, como la propia ciudad de Hong Kong, tiene muchas caras: es una zona de oficinas, cercana a la financiera Central, con rascacielos donde conviven bancos, multinacionales y Gobierno.
Pero si Wan Chai es bien conocida entre los residentes (y turistas) es por su oferta de ocio nocturna (y diurna). Entre sus múltiples pubs, bares, restaurantes, neones, clubes de alterne y algún que otro after, se juntan una interesante mezcla de diferentes tipos de grupos de hombres y mujeres. En este ambiente desenfadado, pero a la vez oscuro y un poco decadente, se crea a nuestro entender, el contexto idóneo para ver el Clásico. Nuestra elección posiblemente sea el bar que nunca duerme: el 109".
7. En el bar
Desde que los partidos de interés general dejaron de emitirse en abierto, los bares son templos de fútbol. Miles de personas volverán a reunirse en bares de toda España para seguir el Clásico.
Para la hostelería, este partido es una de sus fuentes de ingresos más importantes. Los aficionados de los dos equipos, salvo excepciones, suelen comportarse. En los aledaños del Bernabéu no están demasiado preocupados por los problemas de seguridad y confían en hacer el agosto como cada vez que el Barcelona visita la capital de España.