"Me gusta llevar el control del partido. No me gusta ser dominado. Me gusta asumir el protagonismo. A veces el resultado lo confunde todo, tanto para un lado como para otro". Si la cita fuese acompañada de un test para elegir quién la pronunció, la mayoría de respuestas señalarían a Marcelo Bielsa. Fue de hecho un técnico argentino quien la pronunció, y también entrenó a la selección chilena entre 2007 y 2010. Pero no fue el 'Loco' el que dijo esa frase, sino su mejor pupilo, Eduardo Berizzo. Ambos entrenadores comparten amistad y también ideario. Una serie de conceptos que el sábado a las 16:00 serán la principal amenaza al liderato del Real Madrid en Balaídos.
Berizzo es el alumno más aventajado de la escuela del fútbol que supone Bielsa. En la Copa América 2015 los cuatro semifinalistas tenían en su banquillo un entrenador que había bebido del 'Loco'. El Tata Martino con Argentina, Jorge Sampaoli con Chile, Ramón Ángel Díaz con Paraguay y Ricardo Gareca con Perú. Todos ellos han vivido experiencias con Bielsa durante sus carreras y han aprendido lecciones que han marcado el juego de los equipos que dirigen. Pero de entre sus estudiantes, es Berizzo quien mejor representa las propuestas de Bielsa.
Al cumplirse un cuarto del campeonato liguero, el Celta se enfrenta a uno de los picos más peligrosos de la temporada. Y los vigueses pueden observar cara a cara la montaña que es el Real Madrid sin tener que girar el cuello hacia arriba. Ambos equipos, junto al Barcelona, están empatados en lo alto de la clasificación tras el gran inicio del equipo dirigido por Berizzo. El entrenador argentino es el artífice del éxito y los aplausos recibidos, rescatando a unos futbolistas que han encontrado en el equipo celeste su mejor versión.
Un salto de calidad que viene acompañado de un estilo. Berizzo llegó al Celta para seguir ahondando en el juego desarrollado por Luis Enrique, que cambiaba Vigo por Barcelona. En su primera temporada logró un octavo puesto tras un año de adaptación que ha dado sus frutos esta temporada. El conocido como estilo de toque, popularizado por el Barcelona y Pep Guardiola, actualmente tiene en la Liga otra referencia, Paco Jémez. El entrenador del Rayo Vallecano propone un fútbol de posesión, aunque su carrera como jugador se desarrolló en zona defensiva. Misma situación que Berizzo, que se desempeñó como central en una trayectoria que comenzó en 1988 en el Newell's Old Boys argentino.
Si la semana anterior Laurent Blanc achacaba a Rafa Benítez ser demasiado defensivo, Berizzo se ha mostrado mucho más comedido. “Ha conseguido el equilibrio defensivo”, ha dicho el argentino sobre su próximo rival, destacando también sus cualidades ofensivas. En Balaídos se enfrentará un Real Madrid plagado de bajas contra un equipo que recupera a Dejan Drazic y Andreu Fontás. "Tendremos que jugar con intensidad, pero además necesitaremos ser rápidos y precisos en la presión”, ha dicho sobre el duelo del sábado, destacando unas cualidades que siempre le han caracterizado.
“Ni siquiera cambiamos cuando estuvimos diez jornadas sin ganar”. Sus palabras tras ganar al Atlético de Madrid a principios de año demuestran que es un hombre de ideas fijas. Más allá de la posesión, hay dos elementos que no faltan en su juego: entrega e intensidad. Gracias a ello pudieron dar la gran campanada en lo que va de Liga, el 4-1 al Barcelona de finales de septiembre. Precisamente con el equipo blaugrana tiene el Celta una relación especial. Además de la similitud en el juego combinativo, cuatro canteranos del Barça juegan ahora en Vigo: Fontás, Carles Planas, Sergi Gómez y Nolito. El extremo está siendo el hombre más beneficiado del planteamiento de Berizzo. Junto a Iago Aspas y Orellana forma uno de los tridentes de la Liga.
No es la primera vez que Berizzo trabaja para el Celta. También fue jugador en el club vigués entre 2001 y 2005. Un año después se retiraría en el Cádiz, y no tendría que esperar mucho para volver al césped, aunque fuese como entrenador. Bielsa le había seguido desde que coincidieran mientras el 'Loco' entrenaba en las categorías inferiores del Newell's y Berizzo era jugador del primer equipo. Se acordó de él cuando en 2007 empezó a entrenar a Chile y durante tres años empapó a su nuevo pupilo con sus conceptos. Finalmente Berizzo se convirtió en primer entrenador, en Estudiantes de La Plata, una experiencia que sólo duró tres meses debido a los malos resultados.
Una vez más, Chile llamaría a sus puertas. El club O'Higgins fue su casa durante tres años, aunque en el comienzo tuvo unos problemas por el título de entrenador, no convalidado según la reglamentación chilena. Tras superar ese primer escollo, consiguió el torneo Apertura de 2013 por primera vez en la historia del O'Higgins y la Supercopa de 2014. Unas credenciales que hicieron que su nombre empezara a sonar en las casas del fútbol europeas hasta que desembarcó en Vigo. Allí triunfa, lejos de los focos, el hombre que disfruta del fútbol y no tanto de lo que le rodea. No le gusta hablar con la prensa, prefiere dedicarse a lo suyo, entrenar. Esa fórmula le ha valido para que los celestes vuelen a la altura de Barcelona y Real Madrid. Aunque Berizzo no se queda allí: “Bielsa me enseñó que nada está aprendido, que todo está por descubrirse”.