Úbeda

Era quizás el siguiente paso que le faltaba por dar a la Clásica Jaén Paraíso Interior para arraigarse más todavía, el de tener un campeón español. Después de una primera edición en la que brilló Lutsenko y una segunda en la que Tadej Pogacar levantó los brazos, Oier Lazkano se proclamó a la tercera campeón de esta prueba que cada vez gana más peso dentro del calendario ciclista.

El corredor de Movistar Team ofreció una auténtica exhibición entre los caminos de tierra que unen Baeza y Úbeda y terminó haciéndose con el triunfo pese a la terna de contrincantes que había. Wout van Aert, Juan Ayuso, Carlos Rodríguez, Sepp Kuss, Tim Wellens... Ninguno de ellos fue capaz de parar las 'patadas' que da el ciclista vitoriano sobre la bicicleta.

El corredor telefónico se coló en la fuga que se formó al inicio del día y, fiel a su estilo, no negoció ni un solo relevo. Lazkano es un ciclista que mira hacia delante, que come más viento que sus rivales, que se desgasta más que el resto, pero que evidentemente tiene mucha más potencia que los demás. Su glorioso poderío camino de Úbeda fue digno de ver repetido, tanto en el asfalto como en la tierra, y su victoria fue totalmente merecida.

Se trata además del cuarto triunfo para el equipo Movistar Team en este arranque de la temporada que tan bien se le está dando. En el día del cumpleaños de Joaquín Sabina, nacido en una céntrica casa de Úbeda, en esta localidad jienense el conjunto español secundó las anteriores victorias de Gaviria, Barta y Pelayo.

Los problemas de Van Aert

Esta tercera edición de la Clásica Jaén se había visto condicionada en la previa por la aparición de la lluvia. El agua, que tanta falta hace en España en un invierno tan seco como el actual, descargó el día anterior y durante toda la noche en los caminos de tierra por los que tenía que pasar la carrera.

Por eso, a la organización no le quedó más remedio que modificar el recorrido viendo que muchos de estos pasos podrían estar impracticables en la competición por la particularidad del terreno. Las previsiones además decían que la misma mañana de la carrera iba a estar lloviendo, aunque finalmente cayó menos agua de la prevista.

De los 12 tramos esperados, tan sólo 4 de ellos pudieron ser atravesados por los ciclistas, así que esto restó dureza a la carrera. Pronto se marchó una fuga de cinco corredores formada por Lazkano, Igor Arrieta, Nicolas Prodhomme, Jefferson Cepeda y Alex Molenaar, pero todos fueron cayendo como moscas. 

Prodhomme fue el único que aguantó las embestidas de Lazkano hasta los kilómetros finales, pero tampoco pudo resistir hasta la meta. Por detrás se relajaron en exceso porque el pelotón dejó más de 5 minutos de renta a la fuga, y teniendo un caballo de carreras por delante como Lazkano, cuando el grupo quiso reaccionar ya era demasiado tarde.

Visma llevó el peso de la carrera muchos kilómetros porque tenía en sus filas al gran favorito, Wout van Aert, pero el belga tampoco tuvo la suerte de su lado esta vez. En el segundo tramo de tierra sufrió un problema en su rueda trasera, perdió mucho tiempo y ya no pudo reengancharse. Adiós a la baza que más expectación había despertado.

Cuando la carrera se endureció de verdad, tampoco Carlos Rodríguez o Juan Ayuso pudieron agarrarse a los mejores. Se notó ahí la inactividad de las dos grandes esperanzas españolas para las grandes vueltas. 

Lazkano entró en solitario en la meta, con tiempo suficiente como para disfrutar después de tantos kilómetros de esfuerzo sobre la bicicleta. Por detrás, el sprint del pequeño grupo lo ganó Tronchon, el francés del AG2R, mientras que Jan Tratnik fue tercero.