Aunque parezca mentira, hasta hace nada todavía quedaban restos muy presentes de las restricciones propias de la pandemia de Coronavirus en el deporte. Mientras que la mayoría de las disciplinas habían eliminado ya cualquier rastro de todas aquellas estrictas medidas que se tomaron hace unos años, el ciclismo todavía iba a la cola en este aspecto.
Sin embargo, con la llegada del 2024, al fin parece que la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha decidido adaptarse a los nuevos tiempos y abrazar la nueva normalidad de una vez por todas. Era algo que el público exigía a gritos ya desde hacía un tiempo, y por fin se ha producido.
Hasta el momento seguían vivas una serie de normas absurdas que llevaban a la confusión y que ni siquiera los propios ciclistas entendían cuando estaban en carrera. Una mezcla de libertades y restricciones incompatibles y sin sentido que se llevaron por delante la participación de más de un corredor en varias pruebas a lo largo del calendario.
La UCI actualizó su protocolo sanitario para la temporada 2024 y eso incluye, aparte del Protocolo de Conmoción Cerebral y el de Altas Temperaturas, adaptarse a los tiempos que corren con respecto a la Covid-19. Por eso, aunque ya los ciclistas no estaban obligados a abandonar en el caso de un positivo por Coronavirus en plena competición, las normas pasarán a ser un poco más laxas a partir de ahora.
El antiguo protocolo
En el mes de junio de 2020 la UCI puso en marcha un Protocolo Covid-19 que por entonces se antojaba completamente necesario. En parte gracias a todas estas medidas tan estrictas, la temporada se pudo reanudar cuando la pandemia azotaba con fuerza y los ciclistas pudieron competir bajo unas buenas condiciones de seguridad.
Burbujas completamente cerradas, controles constantes de temperatura y antígenos, separación de ambientes, mascarillas en todos los lugares... Cualquier medida era poca y además bien recibida para evitar que cualquier caso provocara una plaga en el pelotón.
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Sin embargo, con el paso del tiempo ese protocolo tuvo que ir reciclándose y modificándose. Por una parte, se abrió a la relajación de algunas de las normas, pero por otro lado creció el desconcierto y las organizaciones de algunas carreras incluso cayeron en contrariedades al no saber muy bien cómo actuar.
Y es que todavía en este pasado 2023 en las mejores carreras del calendario se fijó la obligatoriedad de llevar mascarillas cuando existiera la posibilidad de establecer contacto con los corredores. Esto es, diferentes empleados de cada organización o periodistas se vieron obligados al uso de las mascarillas cuando en otros deportes estas imágenes ya habían desaparecido desde hacía mucho tiempo.
Por si fuera poco, la UCI estableció un protocolo pero también las organizaciones de las carreras y los propios equipos fueron ganando peso a la hora de tomar decisiones. Así, en el Giro de Italia no existió un protocolo claro y los ciclistas tenían la libertad de, en el caso de dar positivo por la Covid-19, marcharse o no para casa en función de sus sensaciones. Remco Evenepoel, entre otros 20 ciclistas más, abandonó en medio de una gran polémica cuando marchaba líder.
El Tour de Francia, sin embargo, extremó al máximo sus precauciones durante la edición de 2023 para evitar cualquier tipo de riesgo. En este caso, además, el protocolo estableció que la decisión de aislar y retirar a un ciclista en el caso de ser positivo en Covid-19 sería una medida conjunta entre el médico del equipo, el coordinador Covid-19 de la carrera y el directo médico de la UCI.
En La Vuelta sucedió algo similar al Giro y la responsabilidad de seguir o no en carrera recayó sobre los propios implicados. Eso sí, durante la competición el uso de mascarilla siguió siendo obligatorio para evitar una psicosis como la que se vivió en 2022 con una lista interminable de abandonos.
El nuevo protocolo
Ahora, sin embargo, la UCI tratará de ser más coherente con los tiempos que corren en este 2024. Por eso, en sus nuevas normas, que ya entraron en vigor este 1 de enero, el máximo organismo del ciclismo aseveró que "las personas que dan positivo ya no están obligadas a aislarse", así que eliminó cualquier obligatoriedad sobre los infectados.
Eso sí, hay cierto grado de contradicción en el propio protocolo de la UCI porque sigue recomendando mantener algunas actitudes propias de la pandemia como "el uso de mascarilla, la higiene de manos y la ventilación de espacios cerrados", unas medidas que el organismo considera "relevantes".
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Esto es, precisamente, lo que sigue escamando en muchos sectores en comparación con otros deportes. El uso de la mascarilla es algo ya puramente testimonial prácticamente en cualquier disciplina, incluso en espacios cerrados y no abiertos como sí que se disputa el ciclismo. Unos cuantos ciclistas ya alzaron la voz contra estas incongruencias hace tiempo.
Ahora, además, la responsabilidad de seguir la evolución de un ciclista afectado recaerá única y exclusivamente sobre el equipo del paciente: "Es responsabilidad de los médicos del equipo como parte de la prevención estándar contra las enfermedades infecciosas respiratorias".
“La salud, la seguridad y el bienestar de nuestros ciclistas son de suma importancia. Por eso la UCI trabaja continuamente para responder a nuevas situaciones y adaptar sus protocolos al entorno cambiante en el que evolucionan los ciclistas", aseveró David Lappartient, el presidente de la UCI, satisfecho con el trabajo que se ha hecho con estas nuevas medidas.