Jonas Vingegaard culminó la gran fiesta del Jumbo Visma, que logró el triplete tras entrar escoltado por Kuss y Roglic, en la decimotercera etapa de la Vuelta a España. El danés sacó a relucir sus dotes escaladores, donde pocos le pueden aguantar cuando la carrera se pone para arriba, para alzarse con la victoria en la mítica cima del Tourmalet.
Una auténtica exhibición del doble ganador del Tour de Francia, que llegó a la meta con más medio minuto de ventaja a sus rivales. Además, llegó escoltado por su compañero y ahora gran favorito a la victoria final, Sepp Kuss. El estadounidense demarró a poco más de un kilómetro y llegó en solitario para reforzar su liderato en La Vuelta.
Por detrás, llegó un pequeño grupo donde destacó la presencia de ciclistas españoles. Enric Mas, que llegó a atacar en el Tourmalet, y Juan Ayuso mostraron buenas sensaciones y llegaron cerca de los mejores. Junto a ellos, llegaron otros como Primoz Roglic, que terminó tercero la etapa, o Cian Uijtdebroeks.
Una exhibición del Jumbo Visma en unas de las etapas más duras de esta Vuelta a España. La escuadra neerlandesa demostró todo su poderío copando los tres primeros puestos de la jornada y reforzando el liderato de Sepp Kuss. Además, la victoria de Vingegaard demuestra que el danés puede ser una pieza clave para Roglic y estadounidense en la última y definitiva semana de carrera.
La nota negativa de la jornada la dejó Remco Evenepoel. El belga se había colocado entre los mejores de esta edición de la Vuelta a España, pero la alta exigencia le pasó factura en las rampas del Aubisque y se dejó una minutada. Esto supone el adiós por completo a sus opciones de victoria, lo que despeja el camino para una titánica batalla entre Kuss y Roglic.
Festival del Jumbo
El Aubisque, primer puerto mítico del día, prestó su incomparable decorado para vivir las primeras consecuencias serias de la etapa Tour. En sus pendientes inició un temprano calvario Remco Evenepoel. Jumbo vio al león herido y atizó el ritmo para acabar con el campeón belga, sufriendo su pena rezagado, rodeado de sus gregarios.
Por la cima pasó en cabeza el australiano Storer, quien provocó una fuga con Cristian Rodríguez, Andreas Kron y Kenny Elissonde. A 17 segundos cruzó el grupo del líder, con Kuss, Roglic, Vingegaard, Juan Ayuso y Soler. Almeida iba también rezagado, pero no tanto como Evenepoel, padeciendo a 1.10 respecto a sus rivales directos. Tras un descenso vertiginoso que rompió el pelotón de cabeza, llegó otro hueso duro de roer, el Col de Spandelles. Los Jumbo dieron otra vuelta de tuerca con Kuss y Vingegaard provocando cortes, sin tregua en un sector donde quedaban apenas 20 corredores.
Un rodillo amarillo subía las pendientes del Spandelles con Kelderman y Gesink de locomotoras. A rueda los jefes, Kuss, Vingegaard y Roglic. El danés, doble ganador del Tour, inspirado en las carreteras francesas, muy motivado y con sensaciones "cada día mejores", se encargó de anular un intento de Mikel Landa, quien desistió se aventuras cuando vio al rubio a su vera.
En la cúspide, el australiano ya era líder provisional de la montaña. Vingegaard y Ayuso se repartieron 4 y 2 segundos de bonificación especial. Por aquellas alturas ya se habían despejado unas cuentas incógnitas. Evenepoel, a 5.50 minutos, seguía su calvario, ya al margen de su objetivo de renovar le título que alcanzó en la Vuelta 2022.
Faltaba la batalla final hacia la cumbre de su "majestad" el Tourmalet, la montaña de las montañas, símbolo del Tour de Francia y expresión usada para definir cualquier dificultad que se pueda presentar en la vida. El Tourmalet, de categoría especial, 7,4 de pendiente media y rampas máximas del 13, no es el puerto más duro, pero es el más visitado en el Tour y el más legendario.
La exhibición definitiva comenzó a 8 km de meta. Vingegaard lanzó tres ataques, y a la tercera fue la vencida: se marchó en solitario, animado por el hecho de poder dedicar la victoria a su hija Frida, que cumplía 3 años este viernes. El danés cumplió su objetivo, pero había más espectáculo en las piernas de los Jumbo. Mas trató de seguir a Vinggaard, pero el balear no aguantó la iniciativa, lo mismo que Ayuso. Las fuerzas iban justas, lo vio Kuss y el americano se largó del grupo sin oposición. Sólo restaba Roglic para completar el festival. Y el esloveno también atacó. Y cerró el círculo con un triplete casi histórico.