El universo ciclista se prepara ya para lo que va a ser el gran acontecimiento de la temporada. El próximo 1 de julio arrancará en Dinamarca el Tour de Francia. Una edición que promete ser apasionante y que va a volver a suponer la reedición del duelo entre Tadej Pogacar y Primoz Roglic, los dos máximos favoritos a llevarse el maillot amarillo.
Sin embargo, el mundo de la bicicleta ha vivido unos días complicados en una fase de la temporada repleta de carreras. Tras la disputa del Critérium del Dauphiné han tenido lugar otras pruebas de primer nivel estos días como el Tour de Suiza, el Tour de Bélgica, el Tour de Eslovenia o la Ruta de Occitania.
Ha sido precisamente en la prueba suiza donde se ha vivido ese gran momento de caos provocado por contagios masivos de Covid-19 de muchos corredores. Tanto es así que incluso ha llegado a estar a debate si debía pararse la carrera. Esta situación, a menos de dos semanas para que arranque el Tour de Francia, ha hecho saltar todas las alarmas ahora que el miedo por la pandemia ya se había relajado después de dos años de gran batalla.
Caos en el Tour de Suiza
El Tour de Suiza es una de las pruebas grandes del calendario World Tour en lo que a vueltas de una semana se refiere. Además, es una de las carreras más importantes a la hora de preparar el Tour de Francia. La principal junto al Dauphiné. En ella se dan cita muchos de los grandes aspirantes al título en los Campos Elíseos de París.
Sin embargo, la edición de este 2022, que arrancó el pasado 12 de junio y que termina este domingo 19, ha estado marcada sobre todo por el gran caos que ha generado la Covid-19. Cuando el famoso virus había dejado de ser una alerta principal para todos, el pelotón internacional ha sido colapsado por los contagios.
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En los últimos días, hasta una treintena de corredores se han visto obligados a irse para casa por esta circunstancia. Entre positivos, casos dudosos y contactos estrechos, una gran multitud de corredores han ido abandonando una de las carreras más importantes del mundo. La gravedad ha sido tal que algunos de los equipos más representativos del pelotón han tenido que decir adiós al completo.
Han sido los casos de Jumbo-Visma, UAE Team Emirates y Bahrain-Victorious. Todos ellos candidatos, por ejemplo, a estar en el podio de París en el Tour. Además, la Covid ha afectado también a otros corredores de gran nombre como Adam Yates, quien está destinado a ser el líder de INEOS en la Grand Boucle o Alexander Vlasov, uno de los ciclistas más en forma de la temporada, estrella de BORA y líder de la carrera hasta que tuvo que echar pie a tierra para aislarse.
De esta manera, día tras día, el Tour de Suiza ha visto como ha ido perdiendo nombres, por la Covid-19 y por otros motivos, para pasar de los 152 corredores que iniciaron la prueba hasta los menos de 100 que han quedado. Una auténtica masacre que a muchos les ha hecho replantearse cosas de cara al futuro.
Afortunadamente, la situación parece haberse calmado en las últimas jornadas de la carrera y los brotes han cesado. La prueba ha seguido hacia delante después de muchas horas de discusión entre los organizadores de la carrera, los representantes de los equipos, la Unión Ciclista Internacional y el sindicato de ciclistas. Una pelea que finalmente concluyó con el visto de bueno de todas las partes de continuar, pero con la obligación de estudiar este caso con detenimiento por lo que pueda pasar en el futuro.
Los miedos en el Tour
El Tour de Suiza ha seguido su camino, pero es inevitable temer lo que pueda pasar en unos días en el Tour de Francia si se produce una situación similar. Sería una catástrofe para la carrera si hubiera una repetición de la situación que se ha vivido estos días. Un abandono por ejemplo del UAE y del Jumbo dejaría fuera de la pelea por el título a los dos máximos aspirantes, Tadej Pogacar y Primoz Roglic. Ya le sucedió algo parecido a Joao Almeida, aspirante al podio del Giro de Italia, quien tuvo que decir adiós por un positivo.
De esta forma, los equipos y la organización de la carrera, que corre a cargo de la empresa ASO, están obligados a extremar las precauciones y a casi volver a dar pasos hacia atrás para recuperar medidas que ya parecían olvidadas. El ciclismo vuelve a vivir en tiempos de pandemia.
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Así pues, es necesario poner todos los medios posibles para que, en caso de que haya algún positivo dentro de los equipos, no tenga que abandonar la formación al completo. Lógicamente, en el Tour de Suiza las consecuencias de decir adiós a la carrera eran mucho menores de lo que podría ser hacerlo en la Grand Boucle.
La mayoría de los equipos han decidido ser ellos mismos, por seguridad y prevención, quienes abandonaran la prueba. Pero en Francia, donde eso sería más complicado de ver, podría haber incluso hasta descalificaciones por parte de ASO y de la UCI si no se acatan las normativas establecidas.
Otro de los grandes temores que hay en el pelotón internacional, además de que se pueda repetir esta situación en el Tour de Francia, es cómo vayan a afectar estos positivos a los corredores que ahora mismo están contagiados. Parece improbable que alguno se vaya a perder la carrera por ello, pero lo que los cuerpos médicos y los analistas físicos no tienen tan claro es que el rendimiento de los corredores no se vaya a ver afectado. No hay temor por las fechas, pero sí por los datos y la recuperación.
Es decir, que nombres importantes como Adam Yates o Vlasov puedan ver sus capacidades mermadas como ya se ha visto en algunos casos del pasado, tanto en el ciclismo como en otros deportes. El miedo, o al menos la preocupación, han vuelto al pelotón internacional tras este resurgir inesperado e inoportuno de la extensión de la Covid-19.