Enric Mas (Artà, 1995) termina el 2021 con buenas sensaciones. Contento con los resultados y con la imagen mostrada. El cartel de sucesor de Alberto Contador cada vez está más lejano, pero lo cierto es que la ambición por dar un golpe definitivo encima de la mesa no la ha perdido. Aún así, sabe que con nombres enfrente como los de Tadej Pogacar, Primoz Roglic o Egan Bernal es realmente complicado.
Sin embargo, la temporada que ya consume sus últimos días le ha consolidado, por fin, como el mejor vueltómano del panorama nacional. Tras el inevitable ocaso de Alejandro Valverde en las rondas de tres semanas por la edad y después de un mal año de Mikel Landa tras aquella lesión sufrida por una caída en el Giro de Italia, Enric Mas ha quedado como la única fuente de espectáculo nacional en las grandes vueltas.
Además, la brillantez del ciclista de Movistar ha llegado en una temporada en la que no se han registrado victorias parciales españolas en las grandes vueltas. El corredor mallorquín ha finalizado con dos meritorios Top6 gracias a su sexta posición en la general del Tour de Francia y a su brillante segundo puesto en La Vuelta 2021. Ha sido precisamente su actuación en la carrera de casa la que ha devuelto la esperanza en el ciclista de la formación telefónica después de deslumbrar en su etapa en Deceuninck Quick Step.
En París no consiguió superar su mejor resultado, el quinto puesto logrado en el año 2020, pero las sensaciones que demostró en la parte final de la carrera, compitiendo de tú a tú con Pogacar, Jonas Vingegaard y con Richard Carapaz, dejaron ver que el ciclista español llegaba a la tercera semana en una gran condición. Después llegó La Vuelta y, salvo en las etapas contrarreloj, fue capaz de plantar cara a un Primoz Roglic que siempre se había mostrado superior a casi todos los ciclistas del planeta. Ha sido así como se ha ganado por primera vez en su carrera en título honorífico de mejor vueltómano español de la temporada.
Galones en Movistar
Enric Mas afronta, esta vez sí, el año de su gran explosión. Ya no hay vuelta atrás porque así se lo han demostrado, al menos hasta el momento, en el Movistar Team. Enric parte como el líder único de filas de la formación navarra para las grandes carreras. Salvo lesión o problema, Mas será la punta de lanza para las generales del Tour de Francia y de La Vuelta. De momento, no se anima a probar suerte en el Giro de Italia.
La plantilla de Movistar se ha reformado con algunas llegadas como las de Iván Ramiro Sosa, un fichaje que es toda una incógnita. El ciclista colombiano ha superado su proceso de formación en INEOS y ahora busca oportunidades de prestigio en la formación española. Se antoja complicado que pueda partir como líder de filas en grandes eventos, aunque quizás encuentre su momento en el Giro de Italia para después ponerse a las órdenes de Enric en Tour o Vuelta. Quizás, en el futuro, y si su rendimiento sigue en progresión ascendente, Eusebio Unzué le dé la capitanía de una de las formaciones con más historia del pelotón.
El resto de fichajes, con más peso en las Clásicas de primavera y con el objetivo de darle triunfos parciales al equipo nacional, no ensombrecen esa figura de líder único que ejercerá Mas, algo que Movistar llevaba mucho tiempo sin poner en práctica, ya que en los últimos años los liderazgos han recaído de manera compartida en nombres como Nairo Quintana, Richard Carapaz, Mikel Landa o Alejandro Valverde.
Rivales y amigos
Esa capitanía de Enric Mas al frente de Movistar en la que será su tercera temporada en el equipo español estará marcada además como el inicio de una nueva era, esa en la que no estarán ni rivales como Superman López ni amigos como Marc Soler. Así ha sido el volantazo que ha dado la escuadra navarra de cara al 2022.
El primero de ellos ha sido el movimiento de la supervivencia. El fichaje de Miguel Ángel López es sin duda alguna uno de los grandes lunares en la carrera de éxito de Eusebio. Aún sabiendo que era una llegada complicada y arriesgada, quiso probar suerte con uno de los mejores escaladores del pelotón que antes ya les había criticado por partida doble, tanto a ellos como equipo como a Alejandro Valverde en su condición de campeón del mundo.
Las dos partes prometieron olvidar el pasado y hacer las paces, pero al mínimo roce todo el castillo de naipes que habían edificado se vino abajo. Y en La Vuelta explotó con aquel abandono sin precedentes del colombiano que decidió bajarse de la bicicleta después de sus diferencias con Eusebio y con el propio Mas. Tras ganar la mítica etapa del Gamoniteiro, único triunfo de los telefónicos en las grandes del 2021, llegó el desastre.
Después fue momento para romper el acuerdo de renovación que se había firmado solo unas semanas antes y que les vinculaba por dos años más después de que Superman hubiera firmado uno y por una cantidad mínima, con muchos reparos. Ahora, el colombiano ya forma parte otra vez de Astana y se verá las caras con Mas solo en la carretera.
Si el adiós de Miguel Ángel fue una buena noticia para el balear, con quien nunca tuvo una relación fluida, la mala ha sido el adiós de Marc Soler, un corredor que aspiraba también a liderar el equipo en las grandes, pero que en su caso sí era gran amigo de Mas e integrante del núcleo duro que formaba junto a corredores como Alejandro Valverde, Imanol Erviti, Carlos Verona o José Joaquín Rojas.
Con su personalidad a veces un tanto explosiva, Marc era una garantía de calidad y opciones de victorias parciales que ahora correrán a cargo del UAE Team de Tadej Pogacar y Josean Fernández Matxin. Una baja importante para Movistar que no ha quedado del todo cubierta, ya que su función será la que tenga que encarnar un corredor con menos horas de vuelo en la élite como Sosa. Sin Marc y sin Superman, los ojos estarán más fijados en Enric que nunca.
La Vuelta, el objetivo
Tal y como él mismo afirma, lo dijo en bajito, pero trascendió. En la presentación del recorrido de La Vuelta, hace solo unos días, Enric Mas dijo que el objetivo este año tenía que ser ganarla. Como viene siendo habitual en la formación navarra, son muy comedidos a la hora de hablar de éxitos tan importantes, principalmente porque saben del nivel de los rivales. No obstante, Mas se atreve por fin a verse entre los aspirantes y no solo con piernas para hacer un buen papel.
El ciclista de Artà ha fijado su gran objetivo en levantar los brazos en la carrera de casa y será el centro de su calendario, sin olvidar por supuesto el Tour de Francia. Sin embargo, es consciente de que tendrá más opciones de ganar con un recorrido como el de La Vuelta, donde la contrarreloj por equipos le penaliza menos que dos días de individual y donde el conocimiento del terreno es mayor que en Francia, lo que aumenta el buen feeling que le desprende el trazado presentado por la organización que lidera Javier Guillén.
Casi con total probabilidad, los puntos fuertes de su calendario antes del Tour de Francia serán la Volta a Catalunya, la Itzulia y su participación en las Clásicas de las Árdenas, concretamente en la Flecha Valona y en la Lieja-Bastoña-Lieja. Después será momento de emprender su camino hasta en París para tomarse un descanso antes de arrancar su escalada hacia ese objetivo, vencer su primera grande.
Tras el segundo puesto logrado en 2018, el cual le lanzó al estrellato y que le terminó de situar como aspirante al cetro de Alberto Contador, el conseguido este año le ha servido para confirmarse y para demostrarse a sí mismo que puede estar arriba peleando con los mejores. No fue una victoria, pero sí un paso hacia delante su trayectoria y en su sueño de ser un ganador de grandes vueltas. De momento, se atreve a posicionarse como tal antes de un 2022 que debería ser el curso de su explosión total.
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