El fin de semana ha dejado una extraña imagen para el mundo del ciclismo. Lance Armstrong y Jan Ulrich, dos ciclistas que protagonizaron una de las mayores rivalidades de la historia y que después fueron atropellados por la lacra del dopaje, mano con mano, juntos sobre la bicicleta, sufriendo y divirtiéndose como lo hacían antaño.
Ha sido en Mallorca y 15 años después de que los dos se batieran en duelo en la carretera antes de que el escándalo del americano estallase y de que Ulrich fuera tocado por la sombra de la Operación Puerto. Sin embargo, juntos han dejado atrás esos y otros malos momentos y se han vuelto a vestir de corto para disfrutar de un día de rampas y pedaladas.
Pero no solo ha sido momento para el disfrute deportivo, sino que lo ha sido también para las confesiones y es que Jan tenía mucho que contar sobre Lance y sobre su vida. El alemán y el estadounidense guardan una gran relación que seguramente tuvieran su punto más álgido en el año 2018, cuando Ulrich llegó a tocar fondo al estar al borde de la muerte por culpa de sus adicciones.
En los peores momentos de su vida, Ulrich llegó a ser detenido por la policía tras protagonizar varios escándalos, lo que terminó con sus huesos en una clínica de desintoxicación para superar sus problemas con el alcohol y las drogas. Además de compartir carretera, Jan pasó por The Move, un pódcast que tiene el propio Armstrong y en el que se ha confesado abriendo su vida de par en par.
"Hace tres años tuve grandes problemas. Y tú viniste a verme. Eso me hizo muy feliz. Estaba igual que Marco Pantani, cerca de la muerte. Y entonces me recuperé y ahora tengo buenos amigos".
"Durante un tiempo olvidé lo que era bueno para mí. Todo lo que recuerdo es de hace 15 o 20 años. Entonces olvidé lo que era bueno para mí. El ciclismo es bueno. El estar con los amigos, el amor, mis hijos, mi familia. Olvidé todo eso, ese fue mi problema".
Nueva vida para Ulrich
El excorredor alemán asegura que esos capítulos oscuros de su vida son parte del pasado y que ahora tiene un futuro prometedor por delante, rodeado de la gente que le quiere y que le ha ayudado a salir del trance como ha sucedido con el propio Lance: "Dios me dio este cuerpo y Dios me dio este talento. Tengo mi entrenador para la espalda, entrenando cada día, y bebo agua".
"Dejé el alcohol y las drogas hace tres años. Ahora llevo una vida sana y mi novia hace comida sana. Y todo ello me ha permitido estar en buena forma y con buenas sensaciones. Tengo buenos amigos y un buen equipo. No estoy solo y eso es importante. Necesitaba ayuda y ahora ya la tengo".
El propio Armstrong, que sí se mantiene en una mejor forma física tras su adiós al pelotón internacional hace ya más de una década, publicó varias imágenes y un bonito mensaje tras su encuentro con su antiguo rival y ahora amigo: "Lo es todo para mí rodar en Mallorca con Jan Ullrich y ver cómo me patea el culo en bicicleta. ¿Quién dijo que los grandes rivales no podían ser grandes amigos?".
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