El destino ha querido que el primer jugador y entrenador europeo de la NBA hayan salido de la misma franquicia: los Phoenix Suns. En 1985, el búlgaro Georgi Glouchkov aterrizó en Arizona para ser pionero a la hora de tener minutos en la mejor liga del mundo. En 2018, el serbio Igor Kokoskov se convertirá en el primer técnico jefe del Viejo Continente en el baloncesto estadounidense. Lo hará también gracias a los Suns. Después de más de 70 años de historia, los banquillos del campeonato más prestigioso se abren, por fin sin ataduras, a Europa.
Quizá la noticia cause estupor a algunos. No obstante, tiene poco de sorprendente si uno bucea a fondo en la trayectoria de Kokoskov: lleva casi dos décadas preparándose para este momento. Su vida profesional está cargada de hitos que tan sólo han anticipado lo que estaba por venir. Y todo, por increíble que parezca, comenzó con una desgracia. Que, desde luego, pudo frustrar cualquier tipo de aspiración elevada en la vida del preparador nacido el 17 de diciembre de 1971 en Banatski Brestovac.
A los 24 años, Kokoskov era uno de los jugadores de baloncesto más prometedores de Serbia. Quién sabe qué cotas podría haber alcanzado como base de no haber sido por un accidente de tráfico tan aparatoso como para destrozarle el tobillo y la rodilla izquierdos. Las secuelas le obligaron a colgar la camiseta sin remedio. Pero, tras una situación ante la que otros habrían tirado la toalla, él no perdió ni un ápice de ambición. Si no podía hacerse un nombre en las pistas, lo haría desde la banda.
Así fue como se convirtió en el entrenador más joven de la historia del deporte de la canasta en la antigua Yugoslavia. Su primer ascenso ya fue frenético: desde las categorías inferiores del OKK Belgrado hasta su equipo profesional, donde primero fue asistente y después máximo responsable técnico. Aquello prometía, y más tras dar el salto a la cantera del gran Partizán. Pero Kokoskov miraba más allá de las fronteras de su país y oficio ya por aquel entonces: se había graduado en la universidad y se había autoexigido aprender inglés, idioma que no tardó en hablar de forma fluida.
Pronto quedó prendado del baloncesto universitario estadounidense. Conoció a mitos como Jim Calhoun y Mike Krzyzewski, que le invitó a trabajar con él en la prestigiosa Duke durante dos meses. Allí nació su gran amistad con Quin Snyder, entonces asistente de Coach K, que se vio recompensada en 1999. Kokoskov llegó a Missouri como ayudante del hoy entrenador de los Utah Jazz, convirtiéndose en el primer europeo que formó parte del cuerpo técnico de un equipo de la primera división de la NCAA.
Tan sólo unos meses más tarde, llegó un logro todavía mayor para el balcánico: Los Angeles Clippers le ofrecieron ser el primer asistente no americano de la historia de la NBA (2000-2003). En California aprendió de la mano de Alvin Gentry para, después, pasar a formar parte de los Detroit Pistons (hasta 2008). Junto a Larry Brown, puede presumir de haber ganado un anillo de campeón en 2004. Con Flip Saunders, fue uno de los técnicos de la Conferencia Este en el All-Star de 2006.
En su etapa en los Pistons alcanzó dos Finales de la NBA y tres de Conferencia. Entre medias durante aquellos cinco años, otra llamada de las gordas: la de Zeljko Obradovic para que Kokoskov fuese uno de sus asistentes en la selección serbia. Su primera experiencia técnica a nivel de equipos nacionales no fue la mejor a nivel deportivo (Serbia fracasó tanto en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 como en el Eurobasket doméstico de 2005). Pero no todos los días se trabaja junto a uno de los mejores entrenadores del mundo.
Meses antes de iniciar su primera etapa en los Phoenix Suns, Kokoskov se convirtió en el seleccionador nacional de Georgia (2008-2015), a la que dirigió en tres Eurobasket. En cuanto a su vuelta al Oeste, trabajó para Terry Porter en su primer curso y, después, se reencontró con Alvin Gentry. Es más, tras el despido de este último en mitad del curso 2012-2013, parece que quien llevó la voz cantante en los tiempos muertos del equipo fue el serbio y no el interino Lindsey Hunter (quien, por cierto, llegó a jugar para Kokoskov). Durante aquella época, cayeron otra Final de Conferencia y la nacionalidad estadounidense casi a la vez (2010).
Después, Kokoskov vivió estancias más breves en los Cleveland Cavaliers (2013-2014, junto a Mike Brown) y los Orlando Magic (desde febrero de 2015 hasta final de curso con el interino James Borrego). Su última etapa como asistente la ha pasado en los Jazz de la mano de su inseparable Snyder. Ambos han asistido a un crecimiento exponencial de la franquicia desde el curso 2015-2016: novenos de Conferencia, semifinalistas y de nuevo entre los cuatro mejores equipos del Oeste (de momento).
El trabajo constante de Kokoskov en la NBA dio otro gran fruto el pasado verano. Como entrenador de Eslovenia, logró hacer saltar la banca por completo: un equipo con potencial pero joven fue capaz de sorprender a todos y hacerse con el oro en el Eurobasket. Durante el torneo surgió un flechazo con Luka Doncic que podría desarrollarse a partir de este otoño.
¿Por qué? Los Suns han sido el peor equipo de la liga esta temporada y cuentan con más opciones que nadie para hacerse con la primera elección del Draft. O, si no, con otra posición elevada. Si Doncic llega a Phoenix, tan sólo será el enésimo jugador de renombre al que dirige Kokoskov: Steve Nash, Kyrie Irving, Rasheed Wallace, Lamar Odom, Goran Dragic, Vince Carter, Chauncey Billups, Shaquille O'Neal, Luol Deng, Victor Oladipo, Gordon Hayward, Ricky Rubio, Toko Shengelia, Anthony Randolph… A sus 46 años y con un largo historial de picas en Flandes, sólo cabe esperar que lo mejor (si todavía se puede aspirar a más) esté por llegar.
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