Fue un verano movido por Philadelphia, está siendo un otoño insostenible para los 76ers y tiene pinta de que si no se encuentra una solución el culebrón con Ben Simmons puede quedar para la historia. Quizá sirva para cambiar la perspectiva sobre los problemas mentales en los jugadores de la mejor liga de baloncesto del mundo, pero roza el esperpento lo que está sucediendo en torno a esta estrella de la NBA. Todo comenzó con una petición de traspaso y ahora el jugador dice no sentirse preparado para jugar.
Simmons era uno de los ejes de ese famoso proyecto iniciado en 2013 para alcanzar la cima de la NBA, bautizado como 'The Process'. El hecho de que en las últimas temporadas no hayan podido alcanzar el objetivo de llegar, como mínimo, a unas finales, ha ido emponzoñando todo. La otra gran estrella, Joel Embiid, y el base no tienen química y hace falta un golpe de timón en la entidad. Pero, ante la falta de ofertas este verano, el jugador se queda en Philadelphia emponzoñando el vestuario.
Pero, después de varias semanas de las típicas estrategias que directivos, representantes y abogados utilizan cuando un jugador pide el traspaso contra el deseo de la entidad que le paga, el asunto ha adquirido una nueva dimensión debido al problema de salud mental que alega ahora Simmons. El jugador no quiere ser tratado por los médicos de la entidad, explica que está trabajando con otros que la asociación de jugadores le ha facilitado y sigue dificultando el final de esta relación.
El inicio
El base australiano de 25 años fue número uno del Draft 2016. Acreditaba una gran carrera joven, pero su camino en la NBA empezaba torcido: no pudo competir durante su primera temporada a causa de una lesión en el pie. Cuando debutó, comenzó a sentar las bases para convertirse en la estrella que se esperaba. Aún así, había algo en él que no casaba con el baloncesto actual: que no tiene tiro exterior. Lo ha trabajado, pero no se atreve a tirar de tres puntos. En su carrera solo ha sido capaz de lanzar 34 triples en los 275 partidos que acumula en la liga regular.
En la última temporada los Sixers fueron eliminados en primera ronda de los playoffs y eso pasó factura. Embiid y su entrenador, Doc Rivers, criticaron de forma abierta a Simmons. La exigencia en la franquicia es alta. El equipo de Philadelphia no gana un título desde 1983 con Julius Erving y Moses Malone y no juega unas finales desde 2001 con Dikembe Mutombo y Allen Iverson. Además, Ben tiene un contrato con el que cobra 27,6 millones de euros esta temporada y crece hasta los 32,7 en la 2024/2025.
Ante esta situación en la que se sentía señalado, Simmons pide el traspaso en el mes de agosto. El jugador no iba a presentarse a los entrenamientos de pretemporada con esta situación, sobre todo después de que los Sixers no llegasen a ningún acuerdo con algún equipo. Minnesota Timberwolves, Indiana Pacers, Cleveland Cavaliers, Detroit Pistons, Toronto Raptors y San Antonio Spurs parecían apostar por el base, pero nadie lo hizo de forma decidida para convencer a Daryl Morey, CEO del equipo de Philadelphia.
Se enturbia
La franquicia de Pensilvania fue sancionando a Simmons económicamente por no acudir a los entrenamientos. Multaron al australiano con casi 1,7 millones de euros, incluidas también sanciones por no estar disponible para los encuentros de pretemporada y los primeros partidos de la temporada. Eso sí, volvió a entrenar justo antes de comenzar la campaña regular. Pero en un entrenamiento perdió los papeles y todo volvió al mismo lugar.
Los Philadelphia 76ers suspendieron con un partido a Ben Simmons por conducta inapropiada. Este incidente se trata de que Doc Rivers expulsó al base del entrenamiento por negarse en dos ocasiones a participar en un ejercicio defensivo. A pesar de que el entrenador ha expresado su deseo de seguir contando con él mientras siga en el equipo, el jugador parece inalterable en sus intenciones de salir. Estos episodios lo demuestran.
Las multas pararon el 22 de octubre. En ese momento, Simmons le dijo a la entidad que no estaba listo mentalmente para jugar. Mientras, el jugador se incorporaba de nuevo a los entrenamientos, pero de forma individual. Además, el jugador está siendo tratado de una lesión en la espalda. Varios problemas que tienen al base en la picota. De los problemas físicos sí se está tratando con el equipo, pero ha renegado de la ayuda de los Sixers para tratarse los mentales.
La salud mental
Según algunas fuentes, ya está siendo tratado desde el verano por profesionales de la salud mental a través de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto. Precisamente, desde esta entidad han defendido a Simmons: "¿Es tan difícil de creer que Ben no esté mentalmente preparado para competir? Los deportistas profesionales, como el resto de nosotros, tenemos periodos difíciles en nuestras vidas que requieren tiempo y energía para sanar. Hemos brindado y continuaremos brindando a Ben el apoyo y los recursos que necesita para superar esta situación. Amenazar a una persona con la perspectiva de pasar así otros cuatro años no sirve a los intereses de nadie".
Se refiere a las palabras de Morey en las que recordaba la obligación que tienen de cumplir los cuatro años de contrato que le quedan y a sancionarle tanto como haga falta. De hecho, este viernes han vuelto a hacerlo y le multaron con 360.000 dólares por ausentarse sin justificación. La situación está frustrando mucho a los Sixers porque Simmons no proporciona ninguna actualización sobre su estado a la franquicia, motivo por el que han decidido volver con las sanciones.
El debate está abierto, aunque no es la primera vez que los Sixers afrontan una situación así. Otro hombre que esperaba ser parte de 'The Process', Markelle Fultz, sufrió una crisis de juego tan profunda que dejó de competir durante unas semanas después de superar unos problemas en el hombro que le impedían jugar con regularidad. Finalmente fue operado y ahora juega en los Orlando Magic, tras ser traspasado por la entidad de Pensilvania.
El futuro de Ben Simmons es una incógnita. Este problema puede alargarse en el tiempo de forma indefinida y parece que la NBA tendrá que tomar parte para determinar si es lícito que el jugador sea sancionado en esta situación y con el diagnóstico de los médicos de la asociación de jugadores. Determinar si es simplemente un juego para obligar a la franquicia a que le traspasen o si es un problema mental real es difícil. Es necesario un protocolo claro para estos casos.
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