"Vuelvo a casa". Las palabras más esperadas para el barcelonismo salían de la boca de su principal protagonista. Pau Gasol, después de varios días de espera, hacía oficial la noticia. El catalán fichaba por el Barcelona hasta final de temporada con el objetivo de volver a jugar casi dos años después y alargando esa vinculación con el club del que era embajador global desde 2019. Las lesiones han sido su problema. Los Juegos Olímpicos con la Selección, su gran aliento. Y, estos próximos meses hasta final de contrato, todo un camino repleto de incógnitas en el que cuenta con la ilusión de todo el baloncesto nacional.
La llegada de Pau Gasol a la ACB supone todo un impulso para la competición. Si antes ya defendía el título de mejor liga de Europa, el hecho de tener a un jugador continental que ha hecho historia en el mundo del baloncesto no es más que un nuevo empujón hacia lo más alto de la clasificación. Pero, además, pone el colofón a la llegada de nombres NBA que en las últimas temporadas han encontrado en la Euroliga una nueva vía para triunfar. Mirotic, Greg Monroe o, recientemente, otro culé como Mario Hezonja. Ninguno ha generado tanta repercusión como Pau.
El mayor de los hermanos cobrará cerca de 30.000 euros hasta el final de la actual campaña. El Barcelona no atraviesa un buen momento económico para generar más deuda en el club. Y menos teniendo en cuenta que, según sus últimos presupuestos, las secciones ajenas al fútbol no terminan de aportar beneficios. Por ello, Gasol tendrá un salario acorde al mínimo que se fija en el convenio colectivo -no supera los 70.000 euros brutos anuales en jugadores mayores de 26-. Ambas partes salen beneficiadas: el jugador disfruta del baloncesto y el Barça de un ídolo al que llevaba tiempo tanteando.
La duda del físico y el reto de ganar
La incógnita que debe despejar Pau Gasol en esta nueva etapa en el Barcelona es si está preparado físicamente. Ya no solo para competir en el más alto nivel continental como es ACB y Euroliga, sino también para dar el salto con la Selección en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio. Y es que pocas veces se ha visto a un jugador de 40 años que, tras dos años sin competir, se atreva con un fichaje de tal calibre.
La última vez que se vio a Pau sobre el parqué en un partido oficial se produjo el 10 de marzo de 2019. El catalán defendía la camiseta de los Bucks ante sus ex, los San Antonio Spurs. Perdieron por 121-114. En la grada, aunque ya parezca una ilusión, sí había aficionados. Y, en el parqué, su nuevo compañero Nikola Mirotic. Ambos compartían vestuario. Pau, sin embargo, terminó con peores números: tres puntos, tres rebotes y una asistencia frente a los diez puntos, cuatro rebotes y una asistencia del hispano-montenegrino. Un partido más que quedaría marcado en la retina de Gasol para los próximos dos años.
Desde entonces, el pívot solo se ha dejado ver en pistas de entrenamiento con diferentes imágenes. Algunas lanzando triples, otras preparando su físico y, las más recientes, disputando un partidillo con la mascarilla reglamentaria puesta. Nada más. Es por ello que su regreso al primer nivel no va a ser inmediato.
Gasol será inscrito en Euroliga y ACB -llega justo a tiempo para entrar en los plazos reglamentarios- y deberá recuperar ese ritmo de competición que en la NBA ya conocía. Volverá a vivir en primera persona el eterno debate de si la exigencia es la misma al otro lado del charco cuando no hay playoffs de por medio. Y todo cuando un líder como Jasikevicius decida. El entrenador lituano siempre se ha caracterizado su por su dura personalidad y Pau, al que conoce perfectamente de su etapa de jugador, no será una excepción.
El catalán tiene cerca de cuatro meses, con Euroliga, ACB, y opciones de playoffs en las dos competiciones, para sentirse nuevamente jugador de baloncesto profesional. De hacerlo a un gran nivel, supondría toda una heroicidad: 40 años, los dos últimos lesionado y una adaptación contra reloj en un equipo de alta exigencia como el Barça.
Un reencuentro
Gasol volverá a verse la cara con varios conocidos. Jasikevicius como entrenador, aunque en su época coincidieran como jugadores del mismo vestuario. Con Nacho Rodríguez, hombre fuerte de la sección y que en su día también vistió de corto. Y, cómo no, un Juan Carlos Navarro que entre el Barça y la Selección es inseparable de Pau. Ahora, la 'Bomba' le verá desde los despachos, donde forma parte del organigrama de la cantera.
Sin embargo, la relación que más podrá explotar el Barcelona no es otra que la que tiene con su estrella en el parqué. La relación con Nikola Mirotic es una de las claves de la llegada de Pau al Barcelona. Ambos entablaron una gran amistad en la NBA y su coincidencia tanto en Bulls como en los Bucks aumentó la confianza del uno en el otro. Curiosamente, el catalán podrá cederle el testigo de gran referente del conjunto culé esta temporada.
Pau le aconsejó en sus primeras temporadas en la NBA. También cuando surgió esa posibilidad de fichar por el Barça. Ese regreso a Europa no era nada fácil y Pau apoyó a su amigo. Mirotic iba a volver a la ACB, pero no al Real Madrid que le había visto crecer en su cantera y triunfar en el primer equipo. Es más, cabe recordar que el Barça sondeó la situación de Pau antes que al hispano-montenegrino. Casi dos años después, los dos "hermanos" se reencuentran en un Barcelona que aspira a todo y que, pese a la debilidad institucional, quiere recuperar la gloria deportiva.
La guinda de los Juegos
Pau Gasol nunca lo ocultó. La única parte positiva de que se aplazaran los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 por la Covid-19 era que él tenía más tiempo para recuperarse. La realidad es que ese cambio de fecha benefició a una Selección que se habría visto sin uno de sus jugadores de referencia. Una vez confirmado el cambio de fecha, Pau inició su cuenta atrás con el objetivo de llegar a Tokio.
El catalán explicó en diversas ocasiones cuál era su plan. Primero de todo, recuperarse de una lesión que, al haberse visto en tiempos de pandemia, había tenido un complicado tratamiento ante la falte de medios. La segunda, regresar a las canchas lo antes posible para coger ritmo de competición. Y, por último, llegar a la convocatoria de Sergio Scariolo en plena forma para poder despedirse con la Selección por todo lo alto: con una medalla en el pecho y en unos Juegos históricos.
Sin precipitarse, Pau tuvo que pelear duro para superar esa primera fase. Tanto que, cabe recordar, hace unos meses dejó en el aire una posible retirada. Gasol reconoció que, si en noviembre o diciembre no recibía buenas noticias, quizás se plantearía seriamente dar un paso atrás ante la imposibilidad de volver a jugar. El catalán superó esa pequeña crisis y no dio ningún comunicado. Era un alivio.
Poco después comenzó la fase de los rumores. Pau seguía entrenando y compartiendo imágenes esperanzadoras. No se conocían ofertas, pero sus dos equipos de referencia aparecían en el horizonte. Los Lakers serían su primera opción al ser equipo NBA. Porque Pau, pese a su regreso a España, siempre dio prioridad a continuar en la mejor liga del mundo. Tras el fichaje de Marc Gasol, esas vinculaciones se multiplicaron. Podían convertirse en la primera pareja de hermanos que jugaban a la vez en la franquicia angelina.
La otra opción, evidentemente, era la del Barça. El verano en el que fichó Mirotic esa posibilidad cobró muchísima fuerza. Pau se encargó de negar cualquier negociación siempre que el titular aparecía en la prensa. Todo hasta que, tras meses de silencio, saltó la bomba. Toni Freixa, candidato a la presidencia del Barcelona, dejaba caer en redes sociales el fichaje de Pau. Minutos después, fuentes de la entidad azulgrana confirmaban la operación.
La filtración no gustó a Pau, que negó todo en su cuenta oficial. Pero el culebrón acabó este martes, el día previo a que se cierre la lista de inscripción de la Euroliga. Y con el Barça cumpliendo uno de sus grandes sueños de toda su vida: ver a Pau acabando su carrera con la elástica blaugrana. El próximo paso, si Gasol consuma su vuelta a las canchas, está en Tokio.
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