La NBA volverá este sábado a las televisiones de todos los aficionados. Sin embargo, ha estado muy cerca de suspenderse definitivamente hasta la próxima temporada. El órdago de los jugadores ante los recientes casos de racismo en Estados Unidos obligó a cancelar los encuentros de los playoffs y empujó a la cúpula de la competición a negociar con los jugadores. Ese paso al frente se extendió a todo el deporte.
Todo comenzó el miércoles noche, cuando la plantilla de los Bucks, después de horas y horas de rumores entre los jugadores del resto de franquicias, decidió no salir a la pista ante Orlando Magic. Ni a calentar ni mucho menos a jugar. Se confirmaba lo que hasta el momento solo habían sido habladurías: los jugadores NBA estaban realizando un boicot histórico. El objetivo no era otro que reclamar la igualdad racial y la condena a los ataques racistas sufridos por Jacob Blake, tiroteado por varios policías en Wisconsin.
Después de horas de reivindicaciones y negociaciones, los jugadores y la NBA llegaron a un acuerdo para recuperar los playoffs de la competición. 24 horas después se confirmaba que el boicot llegaba a su fin. Sin embargo, no faltaron ganas entre algunos jugadores como LeBron James de suspender por completo la 'burbuja' de Orlando.
¿Por qué se produjo entonces ese cambio de postura de los jugadores? Gracias, en parte, a una llamada de Barack Obama. Según ha confirmado el equipo de prensa del expresidente, Obama contactó con algunos de los jugadores. Es un apasionado del deporte y en especial de la NBA, por lo que anteriormente ya había cuajado una buena relación con algunas de las estrellas.
"Como un ávido fan del baloncesto, el presidente Obama habla regulamente con jugadores y funcionarios de la liga", han explicado desde el departamento de prensa del expresidente. En un comunicado, subrayan que en la noche del miércoles estuvo hablando con "un pequeño grupo de jugadores de la NBA", para brindarles "consejos" y "aprovechar su inmensa plataforma" tras el ataque a Jacob Blake.
Entre otras cosas, el que fuera presidente de Estados Unidos y con una ideología opuesta a la del actual Donald Trump, llegaron a la conclusión de crear un "comité de justicia social" para así tener garantizado que "las acciones de los jugadores y la liga" estén orientadas a "un compromiso significativo de la justicia social y la reforma policial".
Como se puede comprobar, la relación de Obama con la NBA es antagónica a la que mantiene el presidente Donald Trump, crítico con la competición, con sus campañas y con alguno de sus jugadores. El republicano, recientemente, llegó a calificar la mejor liga del mundo de baloncesto como casi una "organización política".
El acuerdo para volver a jugar
La NBA hizo público un comunicado donde relataba las medidas que se habían pactado con los jugadores. Y, coincidiendo con lo dicho por Obama, todas ellas son de carácter social y electoral. Los jugadores quieren aprovechar su plataforma para acabar con las actitudes racistas y han llegado a un acuerdo para utilizar tanto las instalaciones de las franquicias como la visibilidad de la competición para alcanzar su objetivo.
Entre otras cuestiones, las franquicias de la NBA pondrán a disposición de la ciudadanía sus pabellones en el día de las votaciones para las elecciones. Es decir, convertirán los pabellones en centros de votación para que ninguna población reduzca sus opciones de acudir a votar, bien por razones sociales o por miedo a la Covid-19.
Además, también se emitirán anuncios durante estos playoffs donde se conciencie de la importancia del voto y se eduque contra el racismo y la desigualdad racial. Medidas acordadas con los jugadores y que convierten en histórico su boicot a la competición.
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