Betis y Sevilla dirimen este domingo un nuevo derbi hispalense que llega en un buen momento para ambos en cuanto a resultados, pero con unos objetivos y en una situación clasificatoria muy dispares, con los béticos peleando por el sexto puesto que da derecho a la Liga Europa y los sevillistas en busca de dar una alegría a su gente que, en cierto modo, les redima de su nefasto año.
El derbi sevillano, con independencia de las rachas y metas de cada uno, de los puestos que ocupen en la tabla o de cómo esté yendo la temporada, no es un partido más, es el duelo cainita más esperado por familias, amigos o compañeros de trabajo que conviven en hermandad todo el año, pero que están divididos por la pasión desaforada por sus colores: el verdiblanco de los hinchas del equipo de Heliópolis y el blanquirrojo de los del conjunto del barrio de Nervión.
El Betis, con dos triunfos seguidos (Celta en casa y Valencia fuera) con los que dejó atrás una racha de cuatro derrotas seguidas, quiere dar continuidad a su buena temporada en LaLiga, dejando aparte sus eliminaciones en la Liga Europa y en la Liga Conferencia.