En los Alpes nadie pudo con la hegemonía de Sky. Ni en La Rosière ni en Alpe d'Huez. Pero cuando todos apostaban por Chris Froome, el vigente campeón que aspira a entrar en el olimpo de los pentacampeones, el el que se vistió de amarillo fue Geraint Thomas.
Thomas se preparó para el Tour de Francia desde el papel de líder. Hasta una semana antes del inicio de la carrera no sabrían si Froome podría participar o no y él era el relevo natural. Un mes antes ganó la Dauphiné. Ahora, a una semana de París, saca 1 minuto y 39 segundos a su compañero de equipo.
En Sky, como dijo Bradley Wiggins hace unos días, "tienen un problema". De cara a los seguidores del Tour, Thomas es el gregario de lujo. Él mismo comenzó diciendo que Froome era el líder de su líder aunque él vistiera el amarillo. Poco a poco esas declaraciones han ido cambiando. Vestir de amarillo te hace ver las cosas de otra manera. "Está siendo la mejor carrera de mi vida", dijo este domingo tras finalizar la etapa. "Ya sea sufriendo o no, estaré encantado de ganar el Tour".
Sin embargo, en Sky siguen apostando por el vigente campeón, es él quien puede hacer historia. Nicolás Portal, director del equipo, señaló en la primera jornada de descanso (en la que Thomas ya aventajaba a Froome en la general) que el galés es "el plan B". Es cierto que el ciclista galés partía como gregario de lujo de Froome, pero a ver quién, y cómo, le dice ahora en su equipo que ceda el amarillo.
En medio de esas posibles disputas internas espera su turno Tom Dumoulin (SUN). El holandés, tercero en la general a 11 segundos de Froome, es el único que ha podido mantener el ritmo de los británicos en los Alpes. Ya puso en aprietos al británico nacido en Kenia en el pasado Giro de Italia, cuando todo Sky corría para Froome, pero ahora espera que, conforme vayan pasando los días, se tensen las relaciones internas de sus rivales para colarse en un puesto más alto del podio.
El resto de candidatos a París —Roglic (TLJ), Bardet (AG2R), Landa (MOV)— confía en que Dumoulin y Froome paguen sus esfuerzos en el Giro y ellos tengan opciones. Están obligados a animar la carrera, a probarles. No les vale esperar.
"Ojalá lleguemos al podio", suspiraba el español tras cruzar la meta el domingo. "Realmente no está muy lejos (a 1'52''), aunque lo parezca, porque los Pirineos pueden dar muchas vueltas a la carrera". Landa ha sufrido en los Alpes unas molestias en la espalda que no le han dejado mostrar su mejor versión. Están ahí desde la novena etapa en Roubaix y, desde el primer día de montaña, ha dicho que espera que desaparezcan en la jornada de descanso. En los Pirineos tendrá el apoyo de su gente. "Será bonito".
Por su parte, Nairo Quintana (8º en la general, a 4'23'' de Thomas) también espera que su cuerpo "responda como siempre en la tercera semana". El colombiano ha sido uno de los más criticados entre los aficionados de Movistar, incluso por José Luis Arrieta, director deportivo del equipo español, que este domingo ha señalado que "le ha faltado un poquito al final". Para cambiar esas sensaciones tiene una semana, la última del Tour de Francia, la de los Pirineos.
Martes: entrada a los Pirineos
La primera etapa de la semana pirenaica del Tour de Francia será la más larga. Casi 220 kilómetros en los que los primeros 140 serán bastante tranquilos. Serán una oportunidad para formar fugas, pero para la lucha por la general lo realmente interesante llegará con el encadenado del Portet d'Aspet (5,4 km al 7,1%) y el Col de Menté (6,9 km al 8,1%). No obstante, el puerto definitivo será el Portillon, que se coronará a 10,5 kilómetros de meta. Los escapados en esa ascensión tendrán que sacar suficiente ventaja para no ser cazados en el descenso. Esta etapa será, además, la única que visitará brevemente España.
Miércoles: la etapa con parrilla de salida
El miércoles llegará una de las etapas más esperadas de esta edición de la Grande Boucle. Hacía mucho tiempo que no se veía una etapa tan corta (65 km) y con tanto desnivel (3000 metros). Será una jornada explosiva en la que prácticamente no habrá un solo metro llano. Se coronarán tres puertos: Peyragudes (1º), el Val Louron (1º) y el Col du Portet (categoría especial, 16km al 8,7% de media), la cima más alta de este Tour de Francia gracias a sus 2215 metros.
La otra novedad de la etapa será la "parrilla de salida". No saldrán todos los ciclistas a la vez, como es habitual, sino que se dividirán en cinco grupos en función de su posición en la general y habrá un intervalo de tiempo entre un grupo y otro. Los 20 primeros de la general tendrán que luchar desde el principio. Si esperan a sus gregarios, quedarán descolgados. Si no han calentado suficiente, si empiezan fríos, también.
Será el día en el que se pueden generar las diferencias más grandes en la general, el único final en alto de la semana. El Portet, que nunca se ha subido en una Grande, es considerado uno de los puertos más duros en la actualidad.
Jueves: etapa de transición
La etapa del jueves se prevé tranquila. No hay grandes puertos y, en teoría, es un final adecuado para que los pocos sprinters que quedan —Sagan, Kristoff, Demare, Degenkolb— jueguen su penúltima carta. Los hombres de la general, no obstante, tampoco pueden despistarse. En la primera semana casi todos sufrieron caídas o pinchazos que les han penalizado en la lucha por el podio.
Viernes: última gran etapa
El viernes volverá la alta montaña con dos puertos míticos: Tourmalet (17,1 km al 7,3%) y Aubisque (16,6 km al 4,9%) En total, 200 kilómetros y 4700 metros de desnivel. Para varios de los favoritos —Landa, Bardet— será una de sus últimas balas para entrar en el podio. La montaña es su territorio favorito; la crono del día siguiente, su pesadilla.
Sábado: contrarreloj
Antes de partir hacia el Tour de Francia, muchos favoritos confesaban que en la única contrarreloj iban a contar más las últimas fuerzas que la especialidad. Además, al no ser un terreno completamente llano sino que tiene altibajos, con un último repecho de 900 metros al 10.2%, alguno de los favoritos puede recortar distancias. Serán los últimos 31 kilómetros competidos de la edición. El escenario: el País Vasco francés.
Domingo: paseo hacia París
El domingo, el campeón brindará con champán en su camino hacia París. Los supervivientes a tres semanas de competición gozarán del placer de pasear por los Campos Elíseos. Los sprinters podrán llevarse la última victoria.
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