En España el apellido 'García' es el más común entre todos con 1.462.923 personas que lo llevan, según el INE. Son muy frecuentes también otros apellidos, sobre todo, los terminados en 'ez' como Fernández, González, Álvarez...
Sin embargo, en España también encontramos otros apellidos que no son originariamente castellanos, sino que provienen de otros países y otras culturas. Por ejemplo, de Francia. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la aparición de uno de estos apellidos en tu árbol genealógico no implica que tus orígenes o tu "sangre" sea francesa.
Apellidos españoles de origen francés
Algunos apellidos que encontramos en España tienen un origen francés. Estos son algunos de los más frecuentes en el territorio español:
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- Dupont. Apellido de origen francés que significa "del puente".
- Bernard. Apellido que proviene de las antiguas familias normandas de Francia que se trasladaron al norte de Inglaterra.
- Martin. Apellido que deriva del nombre Martinus, que además proviene del latín "Martinus" y que significa "dedicado a Marte".
- Durand. Apellido francés muy común que deriva del nombre latín durandus, que representa un derivado del verbo durare, en el sentido de duradero, obstinado.
- Lambert. Es un apellido que procede de Francia, sin embargo, es de raíz germánica: etimológicamente se compone de las palabras "land" (tierra o territorio) y "berht" (famoso o brillante).
- Petit. Apellido de origen francés antiguo o catalán petit, 'pequeño', por lo tanto, un apodo para una persona pequeña (o un apodo irónico para un hombre grande).
- Leroy. Apellido de origen galo, se deriva del término francés "le roi", que quiere decir "el rey".
- Moreau. Apellido que deriva del adjetivo "morel" y significa "moreno" u "oscuro".
- Thomas. Apellido que deriva "Toma", cuyo significado es "gemelo".
- Simon. Apellido que deriva del nombre hebreo "Shimon", que significa "obedecer" o "escuchar".
- Dubois. Apellido topográfico, refiere a la casa situada cerca de un bosque. Bois = bosque, madera.
El origen de los apellidos
En primer lugar, la RAE define la palabra "apellido" como "nombre de familia con que se distinguen las personas", "sobrenombre o mote". Por lo tanto, los apellidos nacen de la necesidad de identificar a una persona no sólo por su "nombre", sino por su "pertenencia", es decir, su vínculo a una familia y a un lugar.
Al principio lo que se hacía era añadir algo más que simplemente ayudara a distinguir a una persona de otra. Cualquier atributo podía ser válido, por ejemplo: el trabajo, el lugar de origen o un rasgo físico. De la misma forma también se usaba el nombre del padre, y de ahí empezaron a surgir los apellidos en 'ez'.
En consecuencia, al principio en la Edad Media se utilizan construcciones gramaticales del tipo: "José, el Pescadero"; "José, el Leonés"; "José, el Delgado" o "José, el hijo de Rodrigo", que terminaría siendo, "José Rodríguez".
[Si tienes estos apellidos, tus ancestros proceden del Imperio Romano]
Este sistema surge de los romanos, que tenían 3 nombres. Concretamente, en la República, del 509 al 27 a. e. c., se utilizaba un método conformado por tres denominaciones, llamado la "Tría Nómina":
Un praenomen (el equivalente a nuestro nombre o nombre de pila), un nomen (nombre gentilicio que indica la pertenencia a la gens. Sería el equivalente a nuestro apellido) y un cognonem (vinculado a alguna característica física o psíquica de quien lo lleva o de alguno de sus antepasados, se convirtió en hereditario por vía paterna).
En este sentido, poniendo un ejemplo: El emperador "Gaius Julios Caesar" se llamaba "Gaius" y pertenecía al grupo de los "Caesar", de la familia de los "Julius".