Blancas, traslúcidas, rugosas pero suaves y satinadas; su sola imagen evoca el olor de unos calamares, unas croquetas, unas patatas bravas o una buena tapa de oreja. Las servilletas de bar son de esos objetos cotidianos en los que no se repara hasta que faltan y echen cuentas, desde 2020 sin ellas. Bien es cierto que en algunos establecimientos se daban en mano, pero debido a las restricciones por la Covid-19, las servilletas de bar de toda la vida desaparecieron de la barra y las mesas hasta septiembre, cuando las medidas se relajaron.
Estos fragmentos de historia han servido de lienzo para artistas, de bitácora para escritores, poetas y hasta enamorados; han albergado también canciones, pintalabios y hasta fórmulas matemáticas. Una servilleta es suficiente como para completar el Proyecto Manhattan y ganar una guerra o elaborar la teoría de la relatividad. Sin embargo, no parecen muy eficaces para limpiar el rostro o las manos de la grasa de las tapas, que es para lo que fueron concebidas.
Qué paradójico: las servilletas de papel que sirven en los bares valen para absolutamente todo menos para su cometido principal. Entonces, ¿cuál es el misterio?. ¿Por qué se siguen fabricando, si llevan siendo objeto de queja (y fascinación, a partes iguales) desde hace décadas?
Pablo Aguilella, director de marketing y comercial de Caricias, una de las pocas empresas fabricantes de las famosas servilletas de bar que no limpian, despeja incógnitas para EL ESPAÑOL. "Hay dos materiales con los que se producen estas servilletas, el más famoso, el de las servilletas en zigzag, se llama papel de sulfito y es como un papel parafinado", explica Aguilella.
Papel de sulfito
Este material se obtiene por un refinado especial de una parte de la pasta de celulosa. Esta se somete a un baño de ácido sulfúrico durante unos segundos, transformándose, parcialmente, en un material impermeable. Este papel es resistente a las grasas y se fabrica en distintos gramajes y colores, según su uso. Puede utilizarse para envolver piezas de fruta, protegiéndolas de la deshidratación, o para proteger zapatillas o bolsos de piel durante su embalaje y transporte.
Desde Caricias señalan que también las hay de otro tipo, "de las que limpian". Estas servilletas absorbentes se llaman de papel tisú (que viene del inglés 'tissue') y según describen, son como las servilletas normales, pero más finas. "Para colmo, las servilletas de papel de sulfito son más caras", señala el director de marketing.
La razón de por qué son las favoritas es puramente estética, "no limpian, pero las impresiones del logotipo del bar se ven mucho más bonitas y brillantes", subraya Aguilella. Es decir, que las servilletas zigzag de toda la vida son más una tarjeta de visita que un producto para la higiene.
Bien lo atestigua la cuenta de Instagram @servilletas_, que desde hace casi cuatro años va fotografiando y atesorando vía online este objeto cotidiano que representa algo muy nuestro, la cultura de bar. Aunque también hay que romper una lanza a su favor: no absorben, pero al ser casi impermeables, sirven para envolver tapas muy grasientas, evitando así que se llenen manos, mesa y hasta ropa.
Presentes en la nueva normalidad
La pandemia por poco las extingue, a punto han estado de quedar escondidas en bolsillos y chaquetas de medio mundo, como fósiles jurásicos de cuando gobernaban los bares. Por fortuna, han vuelto a la vez que lo va haciendo lo que llaman nueva normalidad.
"Evidentemente, en 2020 estuvo paradísima su fabricación. Ya este año ha habido movimiento y aunque estaban prohibidos los dispensadores, algunos establecimientos las servían en mano a los clientes. En una comparativa de 2019 a 2021, se han vendido sólo un 10% de las cifras de 2018", sentencia Aguilella, quien confiesa que tras más de 60 años que lleva fabricando estas servilletas, la empresa nunca se había visto en una igual.
A pesar de ser unas supervivientes, la sombra de otra extinción las acecha sigilosamente y es que el cambio climático no juega a su favor. En consonancia con el compromiso adquirido de la Estrategia Española de Economía Circular para el año 2030, hay un proyecto de Ley de Residuos que puede ser el punto y final de las servilletas de bar.
En el caso de aprobarse, afectaría a la fabricación de papel, sobre todo el destinado a ser de un solo uso. Por si acaso, de cara a mantener vivo el recuerdo de aquel bar en el que se juntaba con compañeros de trabajo o amigos de toda la vida, guarde a buen recaudo la servilleta de papel con el logo del establecimiento y ¡gracias por su visita!