Hay un tesoro en el subsuelo de la capital italiana: el acueducto más antiguo del mundo, construido en el siglo III antes de Cristo. "Es un descubrimiento clamoroso y de enorme importancia", explicó Simona Morretta, responsable de las excavaciones arqueológicas en la colina del Celio, en el centro de Roma, con motivo de las obras del suburbano. Ha sido gracias al metro que los arqueólogos han descubierto el acueducto en la plaza Celimontana. Los estudiosos han tenido la posibilidad de bajar a 20 metros de profundidad.
"Hemos podido estudiar por primera vez de forma conjunta todos los estratos de Roma, partiendo desde las casas actuales y llegando hasta una tumba de la Edad del Hierro, de finales del siglo X o principios del IX antes de Cristo", contó al Corriere della Sera Morretta.
Dos metros de altura
Los restos descubiertos por Morretta y su equipo corresponden al Aqua Appia, el primer acueducto de Roma. Éste apareció a 17,40 metros de profundidad, tiene alrededor de dos metros de altura y se extiende por los 32 metros de diámetro del agujero excavado.
Los arqueólogos han desmontado bloque a bloque unos diez metros lineales de la construcción y los han sacado a la superficie con la idea de que puedan ser expuestos en un espacio apropiado. El acueducto entró en desuso durante el período imperial, cuando pasó a utilizarse como alcantarilla. De hecho, fueron hallados sedimentos correspondientes a los restos de los animales que se comían en la época, como pollos, jabalíes, cisnes e incluso faisanes.