La Sociedad General de Autores y Editores ha acometido una de las asambleas generales más polémicas. Además de votar las cuentas de 2017, los socios tendrán que decidir si aprueban o no los nuevos estatutos propuestos por su presidente, José Miguel Fernández Sastrón. De momento, un 61,72% de los votos emitidos (16.133) por los socios de la SGAE han rechazado el Informe de Gestión de 2017. Por si fuera poco, la mayoría de los socios también ha tumbado las cuentas de 2017: 14.559 (un 56,91%) han dicho no a los números de Sastrón frente a los 9.700 (38,06%) que las han defendido. Las abstenciones han llegado a los 1.287 votos.
Destaca la alta participación en la asamblea general, que ha ascendido hasta los 26.500 socios. Según ha podido saber este periódico, la cifra supone un crecimiento en cerca de 15.000 votos. La movilización ha sido masiva para acabar con las cuentas del actual presidente.
La tarde se ha cerrado con la tercera negación a Sastrón. Quizá la más importante de todas: los socios tampoco quieren los nuevos estatutos que había redactado el presidente. Con un 66,61% (16.442 votos) del "no" y un 31,48% (7.770 votos) del "sí". Sólo 471 abstenciones. Esta reforma estatutaria, que necesitaba dos tercios de los votos para salir adelante, proponía, entre otros puntos, que el presidente de la entidad sea nombrado y cesado directamente por los socios en la Asamblea General, lo que permitiría a Fernández Sastrón presentarse a la reelección.
La reforma viene motivada por los cambios introducidos en la Ley de Propiedad Intelectual, derivados del Real Decreto-ley 2/2018, por el que se incorpora al ordenamiento jurídico español la Directiva 2014/26/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, y la Directiva (UE) 2017/1564 del Parlamento Europeo y del Consejo.
Una trasposición que llevó al Consejo de Ministros a aprobar la tramitación urgente de un anteproyecto de ley que obliga a las entidades de gestión como la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) a modificar sus estatutos para "mejorar su gobierno interno, transparencia y rendición de cuentas". Con el rechazo de estos estatutos, la SGAE se ha quedado sin tiempo: ahora es el Ministerio de Cultura el que tiene que tomar la dirección para dirigir un nuevo proceso de renovación de la entidad.