Esto es América: una canción ñoña y feliz -la de la radiante familia yanqui- trufada de violencia, crudeza y dolor. La sonrisa y el disparo seco de la metralleta. El baile y la brutalidad policial. El actor y cantante Donald Glover viene cargado de guiños políticos, exhausto de denuncia y preparado para señalar cada grieta de la sociedad estadounidense en This is America, la canción con la que está revolucionando el planeta. Lo hace ataviado de Childish Gambino, su alter ego.
En tres días el tema alcanza casi 37 millones de reproducciones en Youtube. No sólo por la frescura del ritmo o la sátira de la letra -“Esto es Estados Unidos, que no te pille dormido (…) Sólo eres un negro en este mundo, eres sólo un código de barras, ay. Sólo eres un negro en este mundo conduciendo coches caros y extranjeros. Lo puse de rodillas en el jardín: probablemente esa no es la vida para un perro, para un gran perro”-, sino por la potencia de su videoclip.
Las imágenes van ensartando, como en un rosario de hostias, diferentes símbolos de la discriminación racial en América. Al comienzo, un hombre negro coge la guitarra que hay una silla y se sienta a tocar mientras, de fondo, resuena un coro alegre. Childish Gambino se le acerca bailando. Al principio abre mucho los ojos, como si fuesen a salírsele de las cuencas, con lo que hace un guiño al personaje de ficción Tío Ruckus, el antagonista del cómic The Boondocks. Se trata de un hombre negro que se cree blanco y que manifiesta tendencias xenófobas. En uno de los capítulos, el viejo Ruckus creó hasta un hit llamado No confíen en los negros que hay por ahí.
El guiño a 'Jim Crow'
El cantante no tarda ni 50 segundos en colocarle una bolsa blanca en la cabeza y dispararle a bocajarro mientras adopta una extraña postura: inclina el trasero, se coloca una mano en la cadera… como hacía Jim Crow, otro personaje de ficción popularizado por el actor Thomas Dartmouth en el siglo XIX. Era un show racista donde el intérprete -blanco- se pintaba de negro y hacía de esclavo mientras reproducía todos los estereotipos de la comunidad negra. Este término peyorativo -“Jim Crow”- trascendió tanto que llegó a dar nombre a un conjunto de leyes estadounidenses que promovieron la segregación racial en EEUU entre 1876 y 1965.
Childish continúa bailando hacia la cámara, impertérrito, chulesco ante el asesinato. Un grupo de colegiales negros le siguen el rollo y se aproxima, quizá, la escena más turbulenta de todo el videoclip. Un coro góspel se adhiere a la melodía trap de This is America. El cantante sonríe, tierno, y baila brevemente junto a ellos antes de coger una metralleta y disparar a todos sus miembros: ahí el paralelismo con la matanza de Charleston. En 2015, Dylann Storm Roof, blanco, 21 años, disparó a nueve fieles en una iglesia de la comunidad negra al sureste de EEUU. El asesino escuchó la sentencia que lo condenaba a muerte por sus crímenes de odio con una sonrisa. “Tuve que hacerlo y todavía siento que debía hacerlo”, dijo, con frialdad.
Aún hay más: cuando entra en juego la policía reduciendo una revuelta popular, varios estudiantes aparecen como testigos del enfrentamiento. Graban la reyerta con sus teléfonos móviles. Es una forma de hacer referencia al terrible suceso que acabó con la vida de Stephon Clark en marzo de este año. El hombre recibió siete disparos de la policía estadounidense: los agentes buscaban a un sospechoso de romper cristales de automóviles y abatieron a Clark al confundir el teléfono móvil con el que estaba hablando en el patio trasero de su casa con un arma.
Golpes violentos, obscenos de pura crueldad, fundamentalmente racistas, que el artista se encarga de recoger para que estallen en la cara de esa América sonriente incapaz de asumir su propia putrefacción. Hola, Donald Trump: el irreverente Donald Glover guarda una bofetada sin mano para ti. Y sólo es una canción.