Marta Sánchez, última abanderada del himno nacional, no ha sido la primera en ponerle el cascabel al gato. La precedieron vedettes, iconos de La Movida, cantantes indies y hasta poderosas soprano: las llamaron “musas”, pero hace tiempo que dejaron de serlo para intervenir activamente en sus reivindicaciones políticas en defensa de la tradición, la unión y la solidez patria. Laca, focos y espíritu rojigualda para llenar estadios, para romper al público en vítores y aplausos. Muchas salen enteras del posicionamiento, pero también hay alguna artista que se cose hoy los jirones.
Es el caso de Norma Duval, que quiere dejar atrás aquellos días en los que eclipsaba al mismísimo José María Aznar en los mítines del Partido Popular. Aseguró Duval que brindarle su apoyo al PP en algunas campañas le hizo perder proyectos profesionales. “Eso fue hace muchísimo tiempo. No me interesa nada de nada la política ya. Agua pasada no mueve molinos”, subrayó en una de sus últimas intervenciones públicas.
Se cerraron esos álbumes de fotos en los que Norma alzaba a los vientos un ramo de flores mientras Aznar reía a su lado y le levantaba la otra mano, en gesto divertido y vencedor. Aunque a la vedette la opinión pública le dio cancha con su posición política durante años, otras artistas han recibido un rechazo mucho más frontal. Ahí la joven Russian Red (Lourdes Hernández), quien aseguró en una entrevista que prefería “la derecha a la izquierda” y sufrió una oleada de odio por parte de la masa opinadora, adeptos incluidos. Tal fue la vehemencia de las reacciones que se vio obligada poco menos que a pedir perdón en las siguientes entrevistas.
Russian Red aseguró en una entrevista que prefería “la derecha a la izquierda” y sufrió una oleada de odio por parte de la masa opinadora, adeptos incluidos
Hernández explicó que su comentario lo había hecho “desde la total ignorancia” y que no esperaba abrir “tantas heridas”. Aludió al “respeto” que hay en Estados Unidos a la hora de escuchar las posiciones de sus artistas. “Tampoco creo en la derecha de este país, y no lo digo porque sea lo que la gente quiere oír. Como cualquier español, estoy muy decepcionada con la clase política (…) En España un artista está relacionado con la izquierda porque la derecha no se caracteriza por su apoyo a la cultura”.
Alaska, la diva tradicional
Ha aprendido mucho, dice Russian Red. Será que no todo el mundo es Alaska ni tiene su capacidad de cohesión ni convocatoria, porque lleva desde su explosión en los ochenta mostrando la patita política sin que nadie se arañe la cara. La superviviente de La Movida que más y mejor se reinventa nunca ha rehusado fotografiarse con su política favorita, Esperanza Aguirre.
“La reivindico”, alega, “porque es una profesional”. Mario Vaquerizo la secundó: “Esperanza Aguirre es la mejor y lo diré hasta que me muera”. Por eso se pasean juntos por los eventos más granados de Madrid: de una exposición de Juan Gatti al photocall de una fiesta de Yo Dona, sin renunciar a cariñosos abrazos y besos cuando la expresidenta de Madrid le entregaba a la diva una de las siete Grandes Cruces de la Orden del Dos de Mayo. “A quién le importa lo que yo haga”.
Lo mismo abrazan a Bertín en célebre programa -henchidos de risas- que sacan una bandera de orgullo LGTB, sin renunciar nunca a su simpatía popular, rompiendo una lanza moderna por el partido que más recurre a la combinación rojigualda y que más la subraya como símbolo. Ahí Mariano Rajoy, el primero que ha celebrado la iniciativa de Marta Sánchez de calzarle letra al himno patrio. “Es muy buena idea. La inmensa mayoría de los españoles nos sentimos representados. Gracias, Marta”, ha sonreído virtualmente el presidente. “El ministro de Cultura, Méndez de Vigo, ha pedido mi teléfono”, ha confesado Sánchez, encantada con la repercusión de su canción. Mientras, Pablo Iglesias aseguraba que "lo importante para amar a tu país y sentirte patriota no son los himnos ni las banderas, sino poner el acento en los servicios públicos”.
También el PSOE ha dado un portazo a la creación de la cantante pop: “Nuestro himno no tiene letra, y ya está”, ha arremetido la dirigente socialista Carmen Calvo. Ha criticado, en referencia al PP y a Ciudadanos, que “intenten hacer política constantemente con elementos simbólicos que no resuelven nuestra vida”. En realidad, la intérprete de Desesperada sólo vuelve al ruedo que le pertenece: con sólo 24 años ya actuaba con Olé Olé para los soldados desplazados al Golfo Pérsico antes de la primera guerra de Irak.
“Amar es jugarse la vida, ser un blanco perfecto, dejar las defensas rendidas”, cantaba en Soldado del amor. “Estos chicos se lo merecen todo por estar allí”, explicó Sánchez. Y alegó, consciente de la expectación que generaba: “Vamos a ser sinceros. Vamos a ver a unos chicos jóvenes a los que les gustan las mujeres guapas. Más que nada van a ver a una mujer, porque allí creo que no se ve ni una. Les alegraré la vista”.
Hoy sigue pensando en poner palabras, alegría y hondura en todo lo que tenga que ver con su hogar emocional -que no físico, porque vive en Miami-: "Vuelvo a casa, a mi amada tierra, la que vio nacer mi corazón aquí. Hoy te canto para decirte cuánto orgullo hay en mí, por eso resistí. Crece mi amor cada vez que me voy, pero no olvides que sin ti no sé vivir. Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón y no pido perdón. Grande España, a Dios le doy las gracias por nacer aquí, honrarte hasta el fin. Como tu hija llevaré ese honor, llenar cada rincón con tus rayos de sol. Y si algún día no puedo volver, guárdame un sitio para descansar al fin", escribe.
Ainhoa Arteta: de España viene
Especial atención a su “no pido perdón”. No lo hace porque no se retracta en su apoyo a la más férrea unidad del país, porque no se avergüenza de subrayar sus símbolos -aunque a veces levanten cejas de escepticismo o alergias de rechazo incluso entre ciudadanos españoles-. Quien tampoco piensa disculparse es la soprano Ainhoa Arteta, quien, en plena crisis independentista, se envolvió en un mantón de Manila durante una actuación en el Teatro de la Zarzuela para cantar De España vengo, también a modo de himno.
En mis ojos me traigo luz de su cielo y en mi cuerpo la gracia de la Manola. De España vengo, de España soy, y mi cara serrana lo va diciendo
“De España vengo, soy española. En mis ojos me traigo luz de su cielo y en mi cuerpo la gracia de la Manola. De España vengo, de España soy, y mi cara serrana lo va diciendo”, cantó. “A mí lo madrileño me vuelve loca y cuando yo me arranco con una copla, el acento gitano de mi canción, toman vida las flores de mi mantón. De España vengo, de España soy...”. No sólo eso. Acompañó su cantar con unas clarividentes declaraciones: “Yo soy vasca de 30 apellidos vascos, pero por encima de todo soy española”.
“Y ahora voy a dedicar las dos próximas canciones a todos los catalanes que se sienten -como yo he estado mucho tiempo- secuestrados ideológicamente”, lanzó. Y el público lloró sus dos siguientes temas en vasco y en catalán, este último, Cant dels occels (El canto de los pájaros), de Pau Casals. Alaska, Ainhoa Arteta y Marta Sánchez: tres divas para una bandera.