Una taberna, la de Mauricio, en la que los parroquianos habituales beben y discuten; y la orilla del río Jarama, hasta donde se desplazan unos domingueros para pasar la jornada de descanso, son los sencillos escenarios sobre los que Rafael Sánchez Ferlosio, fallecido este lunes en Madrid, estableció la trama de su obra más celebrada, El Jarama. Pero sus diálogos, ricos y realistas, esconden toda una serie de significados.
No obstante, la obra más reconocida de su bibliografía, es al mismo tiempo la más odiada por el autor, uno de esos integrantes de la generación bautizada como 'los niños de la guerra'. ¿Por qué? Por el trágico (e innecesario) ahogamiento de Lucita. "Es un error poner un accidente, un hecho individual, eso pertenece a la crónica de sucesos", dijo Ferlosio. ¿Y qué más esconde El Jarama?
Un "pelmazo", según Ferlosio
El Jarama es la obra culmen de Ferlosio, su creación más leída en todo el mundo y el pilar principal de su literatura. Sin embargo, el autor siempre ha renegado de ella. Ya en 1986, en una entrevista con El País, se manifestaba de la siguiente manera: "En El Jarama está muy cuidado el lenguaje, muy escuchada el habla popular, pero no tiene ni pies ni cabeza. No me gusta nada. Sería un libro que si lo hubiera escrito otro diría: ¡Pero qué pelmazo!".
Y desde entonces nunca se ha reconciliado con la novela. Por ejemplo, en el año 2009, cuando le fue concedido el Premio Nacional de las Letras españolas a su carrera profesional, exclamó sobre El Jarama: "¡Es la que más aborrezco!". Entonces, ¿a quién se debe la gran acogida del libro? Al crítico literario Josep María Castellet: "El Jarama es, en verdad, una invención suya", contó Ferlosio en La forja de un plumífero. "Me dieron hasta un banquete en el Café Varela, y , tal vez ya semiconsciente del enorme bluff, sentí tanta vergüenza y tanta agorafobia que incurrí en la terrible grosería de no levantarme a dar las gracias por el homenaje y los varios discursos".
Listas de palabras
El código lingüístico de El Jarama es uno de sus grandes atractivos, cómo Sánchez Ferlosio fue capaz de reflejar con diálogos de una calidad asombrosa el habla viva y toda su amplitud utilizada por gentes humildes. Para ello se empapó de las diferentes variedades de español que se hablaban en la "antigua Corona de Castilla", haciendo una recopilación de palabras, "modismos", y construcciones sintácticas. "Estas larguísimas listas fueron la urdimbre sobre la que se tejió, incluso argumentalmente, El Jarama (...) Todo estaba, así, pues, al servicio del habla".
Objetivismo y no realismo social
Aunque la novela, símbolo de la literatura de posguerra, siempre haya estado enmarcada dentro del género del realismo social --"algunos han querido ver una 'novela social', incluso llena de dobles intenciones antifranquistas, como no sé qué loco en la palabra tableteo usada para el ruido del tren descubrió una 'metáfora' ¡de las ametralladoras en la batalla del Jarama!", en palabras de Ferlosio-- lo cierto es que habría que enmarcarla técnicamente dentro del objetivismo.
Una máxima defendida por el propio autor y defendida por otros críticos literarios como Ricardo Gullón: "Lo más extraordinario de El Jarama es la invención de un lenguaje que siendo el mismo para todos permite a los personajes singularizarse y hasta definirse: lenguaje de estrato o clase social dentro del cual se manifiestan las peculiaridades y el modo de ser de cada uno", escribió en Recapitulación de El Jarama.
Así lo explicaría también Miguel Delibes: "Después de la guerra se da una vía realista que tiene dos variantes: el objetivismo, de gran valor literario en general -El Jarama- y el realismo social que algunos han llamado 'generación de la berza', que era literatura de compromiso político y burdo estilo". De hecho, el autor de El hereje, veía a Ferlosio como el escritor "con categoría suficiente para afrontar la inmortalidad literaria".
Los temas de la novela
El escenario, a priori, de normalidad sobre el que se construye la novela -las conversaciones de un grupo de jóvenes madrileños que han ido a pasar un domingo del mes de agosto a orillas del río Jarama- esconde, sin embargo, una vasta retahíla de temáticas y significados: el retrato de la España del momento, la preocupación por el paso del tiempo, la cercanía de la muerte, el hambre, la orfandad, la emigración a América o la gestión del patrimonio personal.
¿Cuánto tardó en escribirla?
Rafael Sánchez Ferlosio comenzó a escribir El Jarama el 10 de octubre de 1954 y la finalizó el 20 de marzo de 1955. El mismo autor confesó que un conocido le animó a presentarla al Premio Nadal para darse a conocer entre el jurado. Por mucho que haya renegado de ella posteriormente, el también autor de Industrias y andanzas de Alfanhuí reconoció que "nunca me lo he pasado mejor" que escribiendo El Jarama.
Entresijos del Premio Nadal
El Jarama fue reconocido de forma unánime por el jurado del Premio Nadal durante la noche de Reyes de 1956. No estaba Ferlosio en Barcelona, sino que la noticia le sorprendió en Granada la mañana siguiente, cuando estaba desayunando y ojeando los periódicos locales. "Las noticias, buenas o malas, suelen repercutir en mi estómago, aunque no sufro ninguna úlcera en él. Pero no me afectó más. Desde luego estoy contentísimo", declaró en relación a la entrega del galardón.
El tiempo narrativo
Como el Ulises de Joyce, El Jarama es una novela-día; es decir: la acción narrativa transcurre en un intervalo de no más de 24 horas; 16 en concreto. Ferlosio situó su trama en una jornada de verano y en un trozo de paisaje a orillas del río Jarama. Los personajes son gente común cuyo sentido vital es disfrutar del día de descanso del trabajo, un domingo cualquiera. Esto significa, por lo tanto, el rechazo del control del tiempo: "¿Y qué hora es?", pregunta un personaje en un momento, a lo que le contestan: "La de no preguntar la hora que es".
Beneplácito de la crítica
"Sánchez Ferlosio cuenta excelentemente sucesos al parecer sin importancia (una excursión dominguera al Jarama) recogiendo —o quizá intentándolo— el habla popular como ninguno. Arte que parece decirlo todo y sin embargo sugiere mucho más. En este aspecto, y en la corrección profunda de su castellano, no tiene rival. Lo único de sentir es su parquedad". Max Aub en Manual de historia de la literatura española.
Otros críticos como Jordi Gracia también hablan maravillas de la obra de Ferlosio: "El Jarama puede ser la obra maestra que muchos todavía leemos, pero sin duda fue, desde el momento mismo de su aparición, espejo y metáfora del estrangulamiento vital de la España del medio siglo; también, el testimonio de la pulcritud, la solvencia y la disciplina con la que un escritor era capaz de imponer a la novela una norma de escritura".
Adaptaciones audiovisuales
Rumores corrieron sobre la posibilidad de que Carlos Saura adaptase El Jarama al cine, aunque terminaría supuestamente desistiendo en torno a 1964 por la desactualización del contexto de la novela, según las versiones conocidas. Saura sí realizó un homenaje a la novela en su primer largometraje, Los golfos (1959), en la 'escena del río'. En 1965, Julián Marcos dirigió un corto basado en la novela como trabajo fin de carrera en la Escuela Oficial de Cinematografía
Novela clave del bachillerato
Ya desde los años 60, El Jarama ha sido una novela que han tenido que abordar los estudiantes de Bachillerato en España. Son motivo de estudia tanto los protagonistas y su función, como las técnicas narrativas utilizadas por Ferlosio, la lengua y el estilo o el tratamiento del tiempo.