No es broma: en la alacena de la cocina de Luis Alberto de Cuenca hay libros. La poesía como alimento de verdad, calórico, húmedo, nutriente. Como el jamón, como el vino, como el cuerpo de Cristo y amén. Libros que asumir con los dientes, con el paladar y el ronco estómago. "¿Eres Lorena?", pregunta el poeta. "Te llamaré Alsacia". Es un hombre exquisito, pretendidamente arcaico, que vuelca en los instantes más mundanos una dosis inmensa de juego. Charlar con él es como viajar al interior de una pirámide. En su biblioteca ondea una bandera pirata -"Mira que es la única que tengo"- y lo mismo celebra a Tintín que a Primo de Rivera: "Yo no soy falangista, pero él me parece un personaje fascinante".
Miembro de la Real Academia de la Historia, secretario de Estado de Cultura con Aznar. Defiende el conservadurismo como el nuevo punk y ha venido a demostrar -en contra, dice, de la tónica española- que la poesía no es ningún coñazo, sino un placer pop democrático y, bien tirada, hasta un trampolín hacia el sexo. Recuerden eso de "cómeme, y con mi cuerpo en tu boca, hazte mucho más grande o infinitamente más pequeña". Como guiño, nada mal. Publica Se aceptan cheques, flores y mentiras (Verso & Cuento), una selección de poemas que son como el champán o la lencería. Cáusticos, eróticos, festivos. Uno de esos libros en los que parece que la vida ha salido a recibirte.
¿Cómo sabe uno que es poeta?
Pues lo descubre porque le divierte leer poesía primero (porque la lectura está en la base de todo) y después escribirla. En mi caso desde los 12 años. Me acuerdo de que mi madre me regaló un cuaderno de tapa roja que tengo por ahí con las hojas de papel de hilo... color crema... para que escribiera lo que me apeteciera, y ahí escribí mis primeros poemas, que eran imitaciones serviles de Juan Ramón Jiménez, mi maestro primero, que no está mal. Ahí aprendí todo lo que sé de poesía, luego lo maticé con otros muchos maestros secundarios: Jaime Bil de Biedma, Pere Gimferrer (de él me deslumbró su libro La muerte en Beverly Hills), Kavafis y los maestros antiguos, que están en la base de mi escritura. Leónidas de Tarento, Calímaco de Cirene... y también por supuesto los elegíacos latinos. Influyeron definitivamente en mi estilo.
Es una edición muy colorida, diferente a la formalidad de Visor. No sé si es una manera de acercarse al público joven lector de poesía.
Es una edición muy potente, esto es lo que debería ser la poesía, una cosa grata. Los libros de poesía parece que están pensados para irritar al posible lector, son aburridos, tipográficamente cutres, lamentables...
Sobrios.
Sí. Éste, en cambio, es un libro divertido, y yo creo que la poesía puede ser divertida. Estoy de acuerdo en que hay muchos poetas que no son precisamente divertidos, y en España de esos hay muchos hoy día, pero los que aspiramos a divertir a la gente nos merecemos esta edición.
¿Cómo se hace para ser un súperventas de la poesía, como Elvira Sastre o Marwan?
Los súperventas son los jóvenes, yo soy súperventas de los viejos. De los viejos sí soy de los que venden más junto con Luis García Montero, Karmelo Iribarren... pero en cualquier caso no hay que hacer nada, simplemente hay que conectar con el receptor. En mi caso, he hecho muchos institutos en mi condición de escritor y allí siempre me he sentido muy comprendido, con los chicos y chicas de 4º de EGB casi más que con los de bachillerato, o sea que enlazo con una serie de gente que está iniciándose en la adolescencia. Eso me divierte y me quita años de encima.
La poesía, por definición, ¿debe ser elitismo o democracia?
Bueno, democracia. No creo mucho en la democracia. Decía Borges aquello de que era un abuso de la estadística. Pero en la democracia en poesía sí creo muchísimo, porque es comunicación, no aristocracia de pensar que sólo se dirige uno a un número de lectores muy limitado. Me gustaría que mis poemas se leyeran en estadios de fútbol, y creo que muchos podrían leerse allí, porque tienen la suficiente capacidad de empatía para que puedan recitarse en ese tipo de habitáculos.
¿Hay mucho esnobismo entre los poetas?
No sé si esnobismo, sí mucho aburrimiento. Yo leo relativamente poca poesía, leo más prosa y novela de género, me divierto más. Fantasy, ciencia ficción, novela policíaca. Pero en cualquier caso, si hubiese esnobismo algo habría, porque lo esnob tiene algo positivo, es divertido, tiene algo de humorístico, ¿no? Lo que hay es que se toma demasiado en serio la poesía a sí misma y los poetas a sí mismos, y yo creo que ser poeta es como ser cualquier otra cosa, no da ninguna patente de corso para entrevistarte directamente con la divinidad, ni tonterías de ese tipo.
En Mal de ausencia, escribe: "Mis amigos me dicen que vuelva a ser el mismo / que pudre el corazón tanta melancolía / que tu ausencia no vale tanta ansiedad inútil / que parezco un ejemplo de subliteratura". ¿Qué es la subliteratura?
La subliteratura es la literatura popular. En mi discurso conceptual de siempre ha venido desarrollándose una idea que es nuclear en mi pensamiento, que es que la cultura es una y no hay una cultura alta y una cultura baja. Lo que hay es una única cultura que tiene que ver con lo popular y con la gran literatura. Se puede leer perfectamente a Homero y el último cómic que haya aparecido en el mercado, y se puede perfectamente leer novela de kiosko junto a novela más enjundiosa tipo el Ulises de Joyce o la obra de Proust. Todo es perfectamente compatible. Yo hago compatibles esas cosas en mis lecturas y lo paso muy bien.
Entonces para usted es lo mismo un libro de Belén Esteban que uno de Gil de Biedma.
No, por favor. Pero tiene que ser cultura, es que lo de Belén Esteban no está en el marbete de la cultura, sino en la crónica social, crónica rosa, etc. Eso no es literatura. Hablo de literatura con voluntad literaria. José Mallorquí, el autor de El Coyote, es literatura interesantísima a pesar de ser popular o precisamente por serlo, porque se acerca muchísimo a mucha gente. Hablo de la cultura popular digna, es fundamental ese matiz. No todo lo que se lee es importante o es bueno que se lea, es mejor no leer nada que leer ese tipo de libros... como el de Belén Esteban. No soy partidario de la lectura a todo trance.
Leer por leer, no.
No. Si hay que leer se lee, pero leer por leer, no (risas).
Uno de mis poemas favoritos suyo es Noche de ronda. "En otro tiempo hubieras empleado la noche en hablarle de libros y de viejas películas...". Trata sobre la imposibilidad de conquistar mediante la poesía, de ese intento por no aburrir al otro hablándole de lo que a uno le interesa: Shakespeare, Griffith. De volverse banal para triunfar esa noche y dormir acompañado. Pero ahora sí que se usa la poesía para ligar, ¿no?
Yo creo que debe incluso utilizarse para ligar y no está mal. A mí me gusta que mi poesía sea útil, y si ha servido para que entre un chico y una chica, o un chico y un chico, o... todas las variantes posibles, que ahora hay que ser políticamente correcto, se produzca esa especie de chispazo, de flechazo, bendita sea mi poesía. Ese poema de Noche de ronda tampoco desmiente la posibilidad de ligar con la poesía, lo que pasa es que yo hablo de un determinado tipo de chica a la que le interesan otras cosas, y las enumero, ¿te acuerdas?
Los viajes, la dietética, el más allá, las drogas, el arte posmoderno...
Exacto. Es un poema irónico. Hay mucho humor en mi poesía, sobre todo en la poesía de cuando era más joven. Conforme he ido cumpliendo años, se hace en tonos más graves mi construcción poética. Mi edificio está agrietándose, como es lógico, me voy haciendo mayor. Está todo desmoronándose.
¿Y usted ha ligado con su propia poesía?
Pues la verdad es que yo he ligado poco, pero me imagino que en las pocas veces que he ligado habrá tenido que ver mi poesía. Muchas chicas le dicen a mi mujer "qué suerte, este poema seguro que está dedicado a ti", y no están dedicados muchas veces a nadie, los poemas, están dedicados a arquetipos, a prototipos, que muchas veces hay una mujer detrás, y, desde luego, mi mujer está en muchísimos poemas... pero lo de menos es que sean reales o no.
Yo siempre digo una cosa que creo que es curiosa para desvelar las claves de mi poesía. Es claramente autobiográfica, pero cuando parece más autobiográfica no lo es y cuando no lo parece, es rigurosamente autobiográfica. Se da esa paradoja. Por ejemplo, La malcasada. "Me dices que Juan Luis no te comprende, que sólo piensa en sus computadoras, que no te hace caso por las noches...". Lo ha cantado Loquillo. Ese poema parece que está dictado por la realidad, pero no existe ninguna malcasada y no he tenido ninguna conversación de ese tipo. Hay otros poemas que parecen más inventados pero son biográficos.
Me gustaría que me dijese uno puramente autobiográfico.
Qué se yo, pues por ejemplo el poemario Por fuertes y fronteras es autobiográfico. Sin miedo ni esperanza también. Son los más autobiográficos míos.
Hizo usted un poema que también cantó Loquillo, Political Incorrectness. "Sé buena, dime cosas incorrectas desde el punto de vista político...". ¿Qué tiene ganas de decir Luis Alberto de Cuenca que sabe que a la España de 2018 le molestaría?
Bueno, de hecho ese poema molestaba a mucha gente, pero hay mucha más gente que lo ha disfrutado. Yo creo que las cosas que molestan a unos les hacen disfrutar a muchos otros. De modo que hay que tener en cuenta que la libertad es el máximo valor que tenemos en nuestra vida. Debemos ser libres y decir lo que nos dé la gana, sabiendo que a muchos les va a sentar fatal. Y otros dirán: caramba, es lo que yo quería decir.
Hábleme de temas prohibidos.
Pues el tema de la igualdad, por ejemplo, el tema de la heterosexualidad diríamos a todo trance...
¿Cómo a todo trance?
Pues que sea lo habitual la heterosexualidad, eso es algo que ya ha pasado a la Historia, ¿sabes? Yo creo que no hay que avergonzarse de ser homosexual pero tampoco de ser heterosexual.
El poema también decía: "Dime, dime cosas terribles, como que tú me quieres aunque no soy de tu sexo, que me quieres con locura y para siempre, como querían antes las hembras de la tierra". ¿Cómo aman ahora las mujeres?
De otra manera. Cuando digo que las hembras de la tierra amaban diferente hablo de la época arcaica incluso, no me remonto ni al siglo XIX ni al XV. Yo, como soy muy antiguo, me remonto siempre a la época de la Mesopotamia de Gilgamesh o del Egipto de Akenatón. Imagino de una manera completamente bromista y divertida que en ese momento esas hembras primarias, arcaicas, querían de una manera muy intensa, porque entre otras cosas, en esa época previa al patriarcalismo incluso, la diosa no era un señor con barba, sino era una diosa redondita, gordita, con las formas muy pronunciadas, porque era la gran diosa, la diosa madre, la diosa que está en las Venus de Willendorf. Yo tengo en mi despacho el símbolo de esa cultura de lo femenino, ¿ves? La adoro.
Tengo un poema también que se llama La Venus de Willendorf. Y tengo ese eco de la visión femenina inicial de la humanidad en la que la diosa era siempre una mujer: lo vemos en la importancia que tiene en el cristianismo y en el catolicismo en concreto la figura Virgen María. Yo le he dedicado algún poema a la Virgen María diciéndole: "Bendita tú, María, entre todas las diosas que habitan el cielo de nuestro desamparo". Digo el Ave María en voz baja, por la noche, desafiando las sombras.
¿Qué opinión le merecen aquellos comentarios tan polémicos que dijo su editor, Chus Visor, acerca de que no hay mujeres poetas a la altura de hombres poetas?
Pues que Chus Visor puede decir lo que le dé la gana y la gente puede decir lo que le dé la gana con lo que ha dicho Jesús, pero yo respeto profundamente la libertad de expresión. Se puede decir todo mientras no dañe a nadie de manera física, moral, psicológica, y yo no creo que estuviera cayendo en eso tampoco.
Me interesa su postura al respecto.
Mi postura: hay poetisas estupendas (permítaseme el palabro "poetisa", que está muy fuera de órbita)... hay poetas (vamos a decirlo así, que es más políticamente correcto) estupendas en este momento. Y hay poetos estupendos, si lo quieres decir así.
No, no quiero decirlo así.
(Risas). Bueno, yo creo que voces como Amalia Bautista o Almudena Guzmán son voces potentísimas y comparables a los mejores poetas masculinos que existen en este país. Difiero de Chus Visor. Creo que hay una poesía escrita por mujeres muy interesante. Difiero con él, pero quiero que diga lo que dé la gana, porque es que luego piden su cabeza, una serie de personas... yo sólo quiero que todo sea pacífico y grato.
Real Academia de la Historia, de la que usted es miembro. 34 sillones de académicos y sólo 5 ocupados por mujeres. ¿Por qué?
Pasa esto porque todavía estamos en una especie de dinámica en la que arrastramos el peso de muchos siglos. Dicen que la revolución pendiente del siglo XXI es la revolución de la mujer, pero es que el siglo XXI... todavía estamos en 2017, faltan muchos años, ¿no? Tiene que conseguirse poquito a poco. Yo estoy convencido de que a la larga en las Academias, en los puestos de prestigio de las empresas, cada vez se tenderá más a la igualdad. Pero esa igualdad no tiene por qué ser matemática. Puede haber una empresa donde todos los ejecutivos sean señoras, o una Academia en la que haya más mujeres que hombres y otra en la que haya más hombres que mujeres, dependerá del ser humano. Yo creo en los seres humanos, no me importa que tengan un aparato genital de una manera o de otra.
No cree en las cuotas, entiendo. Cree que la situación se arreglará progresivamente mediante la educación.
No soy muy partidario de las cuotas, lo he discutido muchas veces con mi mujer. Hay veces que corregir y ayudar con ese tipo de procesos no viene mal, pero en general no soy partidario de las cuotas.
¿Poesía es lo contrario a programa político?
No. La política forma parte del entramado más profundo del ser humano y tiene que ver con la poesía. Todo está en nosotros, la actividad política y la actividad poética. Lo que ocurre es que cuando estás en política es muy difícil que tengas la tranquilidad suficiente como para mirar el mundo desde el punto de vista poético. Pero yo de repente tuve suerte, coincidieron unas cosas importantes en mi vida, en mi biografía, que hicieron que en plena política escribiera un libro, Sin miedo ni esperanza, que se publicó en 2002, cuando era secretario de Estado de Cultura, y no me impidió la política pensar ese mundo desde el punto de vista poético.
Lo que no se puede ser es político y novelista célebre, porque eso exige que todos los días tengas que rellenar un número de folios. Pero también ha habido casos, como Joaquín Leguina (lo quiero mucho, es íntimo amigo mío), que cuando estuvo de presidente de la Comunidad de Madrid escribió novelas estupendas. Todo es compatible si se quiere. Y no hay que demonizar ninguna actividad. Ni la política, ni la universitaria... porque en el fondo hay mala gente en todos los ámbitos del mundo, y no necesariamente en política hay más canallas que en otros oficios.
¿Las ansias independentistas de Cataluña son un poema?
Sin duda. El independentismo catalán es un poema de terror. Me parece tremendo. Todo el mundo, como decíamos antes, es libre de pensar lo que le dé la gana, pero dinamitar 500 años de historia común de una manera tan alegre y tan ¿cómo te diría yo...?, tan supremacista, porque hay otro 50% de Cataluña que no quiere ser independiente. Habrá que tenerlo en cuenta, ¿no? Es lo mismo que pasó en Quebec, que siempre estaban en el 51, 49, 52... vamos a ver cómo va desarrollándose la cosa. Si de repente ese tanto por ciento se ampliara a un 80 o 90% pues el primero en pedir que fueran independientes los catalanes sería yo, porque evidentemente no se puede ir en contra de la voluntad general. Pero de momento no hay esa voluntad general de independencia en absoluto en Cataluña.
Pero parece que caminan hacia allá. Con unos cuantos años más...
Bueno, no lo sabemos. Te habla un académico de la Historia, la Historia siempre es muy caprichosa y no puede dictaminarse a priori lo que va a ocurrir mañana, es casi imposible. Lo que es evidente es que ha ayudado muchísimo a que fuera creciendo ese sentimiento independentista el hecho de que se vulneraran las normas educativas en la comunidad catalana y se redactaran una serie de libros de textos que han educado en el odio a España a la gente durante varias generaciones.
¿Qué poema le dedicaría a Puigdemont?
Algo surrealista. Qué sé yo, cualquier poema de André Bretón o cualquier gran poema surrealista. Digo "gran poema surrealista" porque es un gran poeta surrealista, Puigdemont. No le vale uno pequeñito, tiene que ser grande.
Es una performance lo que está haciendo, de alguna manera.
Absolutamente. Es una performance, es un absoluto creador. A mí me tiene sorprendido y cada día me sorprende más.
¿Y los lapsus lingüísticos de Rajoy, como "somos sentimientos y tenemos seres humanos", también son poesía?
Eso sería un nonsense poem, los que hacía Edward Lear en la Inglaterra del siglo XIX, o el propio Lewis Carroll. Pero eso es simplemente que el presidente del Gobierno tiene tantas cosas en la cabeza que puede tener lapsus...
Yo sé que usted le tiene cariño, lo he leído.
Yo le tengo cariño a Mariano, y me parece un estupendo gobernante y es lógico que meta la pata en alguna ocasión con el lenguaje, porque son tantas comparecencias, tantas apariciones en la prensa... que a veces se nos va la olla a cualquiera, y más a un presidente del Gobierno.
¿Sería secretario de Estado de Cultura con Rajoy?
Yo ya no sería secretario de Estado con nadie porque ya tuve mi ración (risas). La verdad que me perdí muchas cosas durante esos cuatro años. Adquirí muchos conocimientos, conocí gente nueva, pero no me interesa volver a la política en activo. Primero, no tengo edad ya para ello, y aunque la tuviera tampoco volvería. En el año 2004 prometí a mi círculo de amigos y a mis familiares que nunca volvería a meterme en política. Y había posibilidades amplias de que ganase el partido que me había elegido secretario de Cultura en 2004, que fue el tema del terrorismo lo que frustró todo aquello... pero ya tenía tomada la decisión de que no. Ni con unos ni con otros, porque yo no tengo ningun carnet. Soy independiente.
¿No le daba miedo que le encasillaran?
Es inevitable, nos encasillan a todos siempre. Enseguida se forman una idea de los seres humanos que forma parte de la mentalidad de los demás... me encasillaron en la derecha española más tremenda y rancia, pero yo soy libre como los pájaros. Sé que no tengo ningún tipo de adscripción política. Soy conservador porque es una forma de ser escéptico, y yo creo que la filosofía escéptica posibilita que avance la humanidad. A base de dudas es como avanzamos.
Pero su poesía no es nada conservadora.
Es que ¿qué es lo conservador? Yo creo que lo conservador puede perfectamente identificarse con parte de mi poesía. Muchas veces tenemos clichés a priori, y creemos que lo conservador es que las niñas lleguen a las diez de la noche a casa, etc. Y hay un sentido de lo conservador mucho más transgresor, hoy día, sobre todo, porque hay un cierto pensamiento de izquierdas que es predominante y supremacista. Ser conservador hoy es un canto de protesta.
Es verdad que ahora la derecha se ha apropiado de lo punki.
(Risas). Hombre, en la época de Franco, pues obviamente ser conservador no tenía ningún mérito, era absurdo, todos estábamos contra Franco, pero sí, ahora es casi un canto de protesta. Ahora el pensamiento de la corrección política ha hecho que reivindiquemos una serie de posturas que pueden ser conservadoras o no serlo, pero que en cualquier caso protestan contra esa dictadura de la mediocridad que es la corrección política.
¿Tiene usted la sensación de que la cultura en España es de izquierdas?
Yo tengo la sensación de que la cultura no es de derechas, ni de izquierdas, ni de centro. Y que tampoco va por barrios, por regiones... hay una cultura española igual que hay una cultura europea y una occidental, oriental, japonesa, india, etc. Ahora bien: lo que es cierto es que ha habido una apropiación por parte de la izquierda del marco de la cultura, que es absurdo, porque la cultura no tiene carné de partido ni se adscribe a una determinada ideología. La cultura es de todos y para todos. No va por barrios tampoco.
Lo del PP con la cultura es una historia de desamor.
Lo que pasa es que confundimos cultura con acción cultural desde el Gobierno tendiendo al pesebrismo. Si el partido en el poder gasta en una determinada cultura y no en otra, está haciendo pesebrismo, está apoyando a una determinada cultura. Yo soy liberal y conservador a la vez, se puede perfectamente serlo, y pienso que el Gobierno no debe estar suplantando a la iniciativa privada en cuestiones culturales.
Creo en la iniciativa privada en cultura, no creo en el pesebrismo. No quiero que el Estado suelte dinero continuamente para apoyar a los creadores. Yo creo que lo que debe hacer sobre todo un Ministerio de Cultura es atender al riquísimo y maravilloso patrimonio artístico, documental y literario que tenemos en España y tenerlo en estado de revista. Pero atender a cosas de las que tendría que ocuparse la empresa privada... pues no, no debe interferir. Ya sabes que los liberales no existimos, porque la derecha y la izquierda nos han dado de lado por completo. La política que hace el PP y el PSOE, que son los partidos que han estado en el poder en los últimos años, es claramente socialdemócrata. También la del PP. Pocas veces se ha dado oportunidad al liberalismo de decir "aquí estamos y queremos reformar el mundo".
Tanto Rajoy como Pablo Iglesias han citado a Machado en el Congreso. ¿Qué le parece el uso de los poetas por parte de los políticos?
¿A qué Machado?
A Antonio.
Me merecen un gran respeto los dos hermanos Machado, son fascinantes en todo, en su postura moral incluso, en su poesía, me gustan muchísimo los dos. Y que los citen, claro, qué remedio, son emblemas, son logotipos de la nación española en lo cultural, tanto un señor como Rajoy como un señor como Iglesias...
Es curioso que se refieran al mismo autor siendo de espectros políticos opuestos.
Tenían que referirse a los dos, ahí ambos estaban digamos equivocados cuando restringían el nombre de Machado a un hermano, porque Manuel es tan potente como su hermano Antonio. Ya sabes la anécdota de Borges cuando le hablaron de Antonio...
"No sabía que Manuel tuviera un hermano".
Estás en todo, da gusto.
En todo menos en el pecado.
En el pecado estamos todos.
Tenemos nuestros días.
(Risas).
Y a Pablo Iglesias, ¿qué libro le regalaría?
Pues he leído en algún momento que le interesa Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, así que no le tendría que recomendar nada porque tenemos lecturas confluyentes. Yo soy un auténtico fan.
Pero algo de poesía, ¿no?
Pues la mía, que le divertiría. Probablemente la haya leído, yo presenté un libro con Monedero y me dijo que había leído mi poesía. Te quiero decir... mi poesía es perfectamente legible por la gente de Podemos.
Dígame tres cosas que le gustan de la vida y en las que la gente no repara.
De la vida me gusta la gente, mis amigos, la gente a la que quiero. Son los únicos que me dan pistas para conocerme a mí mismo, los demás. Por otro lado me gusta la literatura, la veo como un bálsamo frente a la erupción continua que tenemos en la piel del alma. Y en tercer lugar, me gustan los tebeos porque crecí con ellos. Y donde hay un tebeo, mañana habrá dos.