La novela más absurda y divertida del año lleva una firma memorable en su prólogo: Álvaro Pérez, el Bigotes, sí, el de la Gürtel. El que acudía a sus citas hecho un pincel. El hombre de corte impecable, con sus trajes a medida, azules, grises y raya diplomática, y maneras de canalla noctámbulo. Todo en él rima con el mostacho que le ha dado nombre en el reparto de uno de los relatos más corruptos de los que se han escrito en el país del chorizo.
El mundo de la cultura es delirante y es delicioso, aunque también muy canalla
El cameo no es el mayor esperpento de Si el hombre llegó a la luna. Es una novela escrita en papeletas electorales, como oyen, por el creativo publicitario Carlos Yuste. Es el primer libro del mundo escrito con los sobrantes de unas Elecciones Electorales. “Sólo a un tipo como Carlos se le ocurriría escribir un libro en papeletas electorales, que es lo más parecido al papel higiénico. No sean mal pensados, lo digo por el formato”, escribe Álvaro, que en cinco párrafos descubre su próxima parada en el star system: El club de la comedia. Por cierto, el prólogo va escrito en la papeleta del PP...
Al mayor de los hermanos Marx prefiere llamarle cejudo, porque los bigotes “no me hacen ni puta gracia”. Tampoco tendría precio como crítico literario, viendo cómo está el patio de escritores reconvertidos en analistas: “En mi humilde, refinada y cursi opinión, es un puto amo de la sátira, de la ironía, de la locura y de la creatividad, ¡hostia!”. Total. Como todo antisistema que se precie duda de todo, por supuesto de que el hombre haya alunizado, y si lo hace tendrá que ser cargando con uno de sus ídolos: “Sólo me queda por decir que si el hombre llegó a la luna, ¿por qué coño no le puso ahí un monumento al Cholo Simeone?”.
La cultura también apesta
¿Por qué has escrito un prólogo, Álvaro? “Porque tengo un sentido de la amistad que lo tiene poca gente. Si no lo tuviera tan acentuado no estaría donde estoy hoy”. Ahí lo deja. Todo lo que piensa, todo lo que expresa lleva la banda sonora de la Gürtel. “Conozco a muchos cultos que son una banda de hijos de puta”. El resto de exabruptos los censuramos.
Conozco a muchos cultos que son una banda de hijos de puta
Álvaro, que ya hizo incursión cultural en la mítica película de Pajares y Esteso, Los bingueros (1979), será recordado por el lector de la trama como el del puro habano y los coches caros. El personaje con un tren de vida más allá de la imaginación de un guionista de Hollywood. El disparate Gürtel es un capítulo más de una novela de mayores dimensiones titulada España. Se está escribiendo.
¿Un poco de cultura lo limpia todo? “Mi imagen sólo la pueden arreglar los mismos que me la estropearon, los medios de comunicación. Mira, me ha pillado una locomotora y todavía espero al Sámur desde hace ocho años. Soy el empleado de un tipo y me ha arrasado un tsunami. Yo he trabajado en medios, he sido director de contenidos de Onda Cero, me he dedicado siempre a currar”, explica a EL ESPAÑOL.
La cultura parece más tranquila, pero también hay burbuja y especulación
“El mundo de la cultura es delirante y es delicioso, aunque también muy canalla”, dice. “Hay artistas que se morirán en el anonimato porque no chupan… Hay otros espantosos y son famosísimos. Basta que un buen marchante de arte decida que el espantoso es cojonudo para que lo compre la gente. La cultura parece más tranquila, pero también hay burbuja y especulación: fulano se ha puesto de moda pero es una castaña”.
Detrás de cada papeleta, Carlos Yuste escribe para confirmar que, como dice el Bigotes, “esto de la política es papel higiénico”: “Si el hombre llegó a la luna, ¿por qué lo que se pega con pegamento de barra queda adherido solo un máximo de 9 horas?”. “Si el hombre llegó a la luna, ¿por qué los secadores de viaje se apagan a los dos minutos de estar funcionando?”. “Si el hombre llegó a la luna, ¿por qué las pastillas de lavavajillas no se disuelven en programas cortos?”.