Queda poco más de un mes para las elecciones y la T.I.A. se ha convertido en un hervidero de partidos políticos: la secretaria, el director, el científico y hasta el gato, desfilan con pancartas de sus nuevas formaciones que aspiran a conseguir el mayor número de papeletas. Así que cuando el Súper llama a Mortadelo y Filemón para anunciarles su misión de respaldar el P.P.R.O. (Pueblo al Poder Rompiendo Osamentas), estos deciden crear su propio Partido Mortadelista Filemonero Español y presentarse a las elecciones.
Lo que ocurre a partir de aquí es una parodia a la carrera por las urnas. Al intento de conseguir pactos y sumar alianzas, sin éxito, se sigue la búsqueda de trapos sucios de los demás candidatos.
Los meetings agudizan las rivalidades entre los partidos, terminando en una batalla campal entre los líderes, que intercambian acusaciones y puñetazos.
En la campaña política hay espacio aún para algunos viejos conocidos, que aparecen para intentar sacar tajada en el último momento.
El resultado de tanta euforia electoral es la creación de casi tantos partidos como número de ciudadanos, lo que resulta en la victoria de un candidato improbable, por la diferencia mínima. Y todo sigue igual.