Un equipo de restauración que realizaba su labor en los retablos-relicarios laterales de la iglesia de San Estevo de Ribas de Sil, en Ourense, ha localizado, entre los restos de los nueve obispos santos allí enterrados, cuatro anillos que, según la tradición, podrían ser los 'anillos milagrosos' de estos obispos, en paradero desconocido desde hace siglos.
Según informa el Obispado de Ourense, el canónigo archivero de la Catedral de Ourense, Emilio Duro Peña, habla en su monumental obra sobre el monasterio de San Estevo de Ribas de Sil de los nueve santos obispos gallegos que allí murieron.
En el proceso de canonización sobre la vida, milagros y veneración y culto público de los cuerpos y reliquias de estos nueve obispos se hace referencia a los milagros obrados por los anillos, aunque sin indicar de cuantos se trata. En concreto, se presentan varios casos de curación, entre los que destaca el de la ahijada de Bautista Celma, maestro rejero, ciega de nacimiento.
Tras varios siglos perdidos, las obras de restauración de los relicarios laterales del altar mayor, donde se encuentran los restos de los nueve santos obispos, han localizado un elemento patrimonial que podrían ser estas joyas perdidas.
La leyenda de estos anillos se remonta al año 921, cuando los nueve obispos (Osorio, Servando, Froalengo, Isaura, Viliulfo, Vimarasio, Pelayo, Alfonso y Pedro llegaron al citado monasterio huyendo de los musulmanes. Con ellos portaban las joyas, y pronto los locales empezaron a decir que eran milagrosos. La leyenda fue creciendo hasta convertirse sus tumbas en lugar de culto y peregrinación durante la Edad Media.
Durante los trabajos iniciales fue abierta la urna que se conservaba en el relicario izquierdo, donde se conservan los restos de cuatro de los santos obispos. La urna se presenta dividida en cuatro compartimentos, que presuntamente conservan las reliquias de los cuatro. En uno de los compartimentos, entre las reliquias óseas, se encontró una bolsa de tela (probablemente seda) con bordados en hilo de oro. Ante la sorpresa de los presentes, dentro de la pequeña bolsa se encontraban cuatro anillos de plata con piedras de diversa calidad y dos documentos escritos.
Uno de ellos es una pequeña etiqueta en pergamino, que debía recoger los cuatro anillos. En la parte interna de la misma aparece un texto en el que se puede leer: "Estos cuatro anillos son de los que quedaron de los nueve Santos Obispos. Son los que han quedado. Los demás desaparecieron. Por ellos se pasa agua para los enfermos y sanan muchos]".
Una historia que la escritora María Oruña llevó a la ficción con su novela El bosque de los cuatro vientos (Destino), con más de 50.000 ejemplares vendidos. Su protagonista, Jon Bécquer, un detective de arte que tropezó con "una leyenda tallada en escudos de piedra, protegidos de los cuatro vientos", logró encontrar los legendarios anillos. Una vez más, la realidad vuelve a superar a la imaginación.