Las excavaciones preparatorias para construir un complejo residencial y comercial a las afueras de Roma se han topado con un obstáculo: un enorme embalse del siglo IV a.C y dos hectáreas de construcciones con más de 8 siglos de historia.
El yacimiento se encontró en junio de 2019 en Malafede, de camino entre Roma y la antigua colonia costera de Ostia, y la investigación que se ha hecho en torno a este sacó a la luz una piscina de más de 40 metros de largo y 12 de ancho -casi como una piscina olímpica- llena de agua cuyo propósito es aún un misterio, según ha adelantado el diario La Repubblica.
La piscina está bordeada por estructuras de toba y tiene una suerte de tobogán que permite acceder a su interior, además de unas escaleras que los antiguos habitantes supuestamente utilizarían para poder bañarse. Sobre la utilidad de este yacimiento de la aún joven República romana hay distintas teorías, que van desde su posible uso agrícola y ganadero hasta un uso ritual, aunque la teoría de abrevadero de animales es la que menos fuerza tiene. También se ha propuesto que se trate de una dársena para arreglar o construir embarcaciones.
La clave del misterio podría estar en los materiales extraídos del embalse, tales como la madera que se ha encontrado en el agua, entre la que se cuenta una pieza escrita en etrusco (alfabeto utilizado también en ese momento por poblaciones latinas como la romana).
"Un lugar importante -explicó al diario Barbara Rossi, directora científica de la excavación- también por la gran cantidad de materiales que esta investigación nos ha devuelto y nos sigue devolviendo: madera, terracota, objetos metálicos, inscripciones". No son sólo materiales los que forman parte de la investigación, también los edificios aledaños a la piscina, construidos a lo largo de más de ocho siglos en la que era el área de expansión de Roma hacia Ostia, importante puerto comercial de la capital.
"Un descubrimiento tan significativo renueva el asombro hacia Roma y las infinitas historias que aún tiene que contar: enfrentar tal descubrimiento ha dejado sorprendidos incluso a nuestros arqueólogos", subrayó la superintendente Daniela Porro, jefa de la Superintendencia Especial.
Desde junio de 2019 esta institución de Roma investiga los más de 20.000 metros cuadrados que comprende el yacimiento, del que aún extraen materiales que ofrezcan pistas para desentrañar este misterio.