Carlos I de España y V de Alemania fue el encargado de reinar tras el fallecimiento de su abuelo Fernando. Había nacido en Gante y tenía 17 años. Era un monarca extranjero a los ojos de los españoles. De hecho, cuando desembarcó en la Península Ibérica apenas sabía hablar castellano. Ni siquiera era el favorito de los Reyes Católicos, que siempre mostraron su cariño y afección por su hermano Fernando. No obstante, era el primogénito varón.
Fernando I de Habsburgo llegó al mundo un 10 de marzo de 1503. Debido a la locura de su madre Juana y a que Felipe el Hermoso apenas pisaba la Corte, fue su abuela Isabel quien se ocupó del pequeño infante. Sus cabellos dorados y su ingenio iluminaban los pasillos del palacio aunque Fernando pronto se quedaría sin abuela. En 1504, Isabel I de Castilla falleció.
Desde entonces, fue Fernando el Católico, por el cual se le había puesto tal nombre, quien se encargó de la educación de su nieto. En la última publicación de Ediciones Casiopea, Póker de reinas: las cuatro hermanas de Carlos V, la escritora Vicenta Márquez de la Plata relata que siempre fue el nieto favorito de Fernando de Aragón. De esta manera, su educación fue plenamente española y, a diferencia de su hermano mayor, lo hablaba perfectamente.
Asimismo, "recibió la influencia española desde sus primeros momentos, ya que sus amas de cría, quienes lo amamantaron, fueron Catalina de Hermosilla y Francisca de Orozco y estas lo atendieron y alimentaron como madres sustitutas hasta que pudo recibir otros alimentos", escribe Márquez de la Plata.
Se dice que de su abuelo aprendió a amar el aire libre, el ejercicio y el deporte de la caza. Fue a la Universidad de Alcalá y además del español conocía el latín y el griego. Según indica la escritora, "políticamente tenía muchos seguidores y en general la gente le hubiese preferido a Carlos como rey de España y de sus posesiones".
Fernando tenía muchos seguidores y la gente le hubiese preferido a Carlos como rey de España
Tras la muerte de los Reyes Católicos, el futuro emperador no podía dejar que su hermano pequeño se adelantara lo que por derecho era suyo. "Como Carlos retrasaba su llegada, los partidarios de Fernando cobraron ánimos y aumentaron notablemente", considera el historiador Karl Friedrich Rudolf.
Exiliado por su hermano
Carlos llegó a España con la intención de reinar. Sin embargo, no conocía el país, ni el idioma, ni las costumbres. "Los consejeros y mentores del nuevo soberano pronto se dieron cuenta de que el joven Fernando tenía muchos partidarios, más, quizás, a su entender, que el mismo Carlos, por lo que aconsejaron a este que lo alejara del lugar cuanto antes, para evitar, según decían, un levantamiento dinástico", narra Márquez de la Plata.
El amado príncipe tuvo que despedirse de su hermana Leonor y partió por orden de Carlos a Flandes como duque de Austria, Brabante y Tirol. Pasaron los años y aunque nunca olvidó sus raíces, pues no dejó de hablar el español, sí tuvo que dejar atrás su tierra y acostumbrarse a una germanización que finalmente le llevarían a convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, heredando el cargo de su hermano.
Así se dio una curiosa paradoja: quien había nacido en España reinaba en Alemania, mientras que el que se había criado en el extranjero era rey de España. Carlos y Fernando nunca tuvieron una relación estrecha pero ambos engrandecieron la casa de los Habsburgo.