El papiro erótico de Turín es considerado el documento sexual más antiguo de la historia: data del año 1.500 a.C. y fue descubierto en Egipto a principios del siglo XIX. Además es una de las escasas reliquias que arrojan luz sobre la vida sexual de los egipcios. Consta de doce viñetas que representan diferentes conductas eróticas de la época: ahí se aprecia una escena en la que una prostituta deja caer una suerte de lira para tener sexo con un cliente, lo que indica que entonces una de las formas de seducir era usar la música.
Otro de los dibujos, plasmado en un trozo de madera, muestra a una mujer en pleno coito con un hombre. Lo curioso es que practica sexo sin dejar de aferrarse a su laúd, lo que vuelve a señalar la importancia de los instrumentos en el proceso de seducción. Hay figuras que representan a arpistas que se dedican a apoyar su instrumento en penes enormes y erectos; otras pinturas se centran en retratar fiestas de la realeza, donde grupúsculos de bailarinas hermosas bailan semidesnudas.
Las mujeres que aparecen en el papiro son siempre bellas y núbiles, pero los hombres con los que copulan parecen más maduros y desaliñados, a veces calvos, bajos y con panza: por eso algunos historiadores creen que algunas de las viñetas fueron creadas para entretener a los aristócratas -y lograr que se excitaran mientras se divertían viendo cómo eran en sus momentos íntimos las personas de clases más bajas-. Como si de una revista porno-satírica se tratara. La parte de la sátira se confirma porque en algunas imágenes aparecen animales realizando tareas humanas.
Es el único papiro erótico que ha sobrevivido, aunque los daños son severos. Fue reconstruido digitalmente por la productora Wild Dream Films en 2009, como parte del documental del canal de televisión Historia titulado, El sexo en el mundo antiguo: erótica egipcia. Hoy puede verse en el Museo Egipcio de Turín.