Fue el promotor del imperio donde no se ponía el sol. Carlos I de España y V de Alemania nació en Gante en febrero de 1500 y con apenas 17 años, tras la muerte de su abuelo, Fernando el Católico, desembarcó en la Península para hacerse cargo de la corona castellana sin apenas conocer el idioma español. Soñaba con levantar un imperio universal cristiano, sufría adicción a la comida a causa de sus constantes depresiones y falleció de paludismo tras un mes de agonía y altas fiebres después de haber abdicado y haberse retirado a Cuacos de Yuste (Extremadura).
Carlos I era borgoñón por su padre Felipe I el Hermoso y por su abuela María de Borgoña; alemán por su abuelo paterno, el emperador Maximiliano; y español por su madre, Juana de Castilla, y por sus abuelos, los Reyes Católicos. La historiografía siempre le ha retratado como una persona bulímica y de carácter epiléptico, sumido en una espiral de depresiones crónicas. Y según la leyenda, las extrañas circunstancias de su nacimiento serían la causa principal de todas sus alteraciones físicas y psíquicas.
¿Pero cómo fue realmente el nacimiento de Carlos I? A pesar de que su segundo embarazo estaba ya muy avanzado, Juana la Loca no iba a permitir que su marido, Felipe I de Castilla, acudiese en solitario a la fiesta que esa noche había en el Palacio de Prinsenhof, en Gante (Bélgica). Su personalidad celosa se lo impedía. Era el 23 de febrero de 1500. Durante la madrugada, la joven infanta, que por entonces contaba con 21 años, comenzó a sentir unos fuertes dolores en el vientre.
Juana se retiró a una letrina pensando que el motivo de su malestar era una digestión que se había complicado. Allí, sobre un pequeño retrete, descubrió que estaba a punto de dar a luz: Carlos venía en camino. Sola, sin ninguna doncella que le ayudase durante el parto -en aquella época los nacimientos de la Familia Real castellana debían ser presenciados por varios testigos para corroborar la legitimidad del heredero-, parió Juana a su segundo hijo en torno a las tres de la mañana del 24 de febrero.
El incómodo lugar del parto provocó en el recién nacido, supuestamente, unas lesiones cerebrales generadas por la retirada repentina de la compresión inducida por el tránsito natal. Ese bebé, que al principio sufrió un cierto retraso motor y algunos capítulos de crisis epilépticas, acabaría convirtiéndose en uno de los monarcas más poderosos de la historia gobernando España y sus dominios (Nápoles, Sicilia, la sIndias, Rosellón y la Cerdaña) y comandando el Sacro Imperio Romano Germánico.