Polémica en el Círculo de Bellas Artes por la nueva 'expo' de Banksy: ¿está robando la institución?
La muestra -valorada en más de 10 millones de libras, y que podrá verse por 15 euros a partir del 3 de diciembre- abre muchos debates que salpican al Círculo, como la legitimidad para comercializar con ella o la presunta transgresión del artista más capitalista.
2 diciembre, 2020 20:33Noticias relacionadas
Corría agosto del año 2018 y Banksy -el anónimo favorito del mainstream- montaba un zafarrancho al hacer ver en sus redes sociales que no tenía ni idea de que la Casa Central de los Artistas en Moscú estaba exponiendo su trabajo. Además, el precio de la entrada incluía una visita guiada que oscilaba entre los 7 los 18 euros: eso le toca las narices especialmente, porque una de sus premisas es, supuestamente, que desea que sus mensajes lleguen a todo el mundo, que no quiere crear símbolos ni cultura para una élite que pueda pagarlos, por eso su principal plataforma es la calle. Colgó entonces en Instagram una captura de conversación:
– He visto esto y he pensado en ti.
– Eres muy divertido. ¿Qué demonios es eso?
– Una exhibición de tu trabajo en Moscú. Están cobrando 20 libras de entrada. LOL.
– Me gustaría poder encontrarlo divertido. ¿Qué es lo contrario de LOL?
– Creo que es LOL.
– ¿Sabes que no tiene nada que ver conmigo verdad? Yo no cobro a la gente por ver mi arte...
– Ellos lo han hecho parecer auténtico. Creo que deberías hacer algo. ¿No puedes enviar una nota de prensa?
– No estoy seguro de ser la persona indicada para quejarme de la gente que sube imágenes sin pedir permiso.
– No tío. Esto es el principio, es un timo. Tienes que hacer algo.
– No sabría por donde empezar.
– ¿Subiendo una captura de pantalla de esta conversación?
– LOL.
Ahí volvía a manifestar que su intención no era comercializar con su arte -algo más que cuestionable cuando, a pesar de su anonimato, siempre es su nombre falso el que está en el centro de la noticia, no el mensaje que pretende transmitir-. Como explicaba a este periódico el artista callejero Noaz, “el aislamiento es importante: sacrificar el personaje en favor de una idea, y él está tan presente que cualquier crítica que pueda hacer queda diluida”. Es decir: que la verdadera transgresión es la muerte del ego, algo a lo que Banksy parece no querer renunciar cuando tritura su propia obra y el sistema la revaloriza.
Recuerden cuando la Niña con el globo, la obra favorita de los británicos -por encima del trabajo, por ejemplo, de Turner-, se autodestruía bajo una trituradora de papel tras ser subastada por un millón de libras en Sotheby’s. El creador se jactó de su propia performance en redes sociales: compartió una fotografía en Instagram del momento en el que el lienzo se fue a pique y la acompañó de la frase “se va, se va, se ha ido”, tratando de emular la sentencia de los subastadores cuando adjudican una pieza. Rápidamente se interpretó su gesto como una “obra total”, que aunaba creación y destrucción.
Este sujeto ya no puede ser el aguafiestas de guardia de nada: no puede ser incómodo, no puede poner el foco del debate en ninguna causa necesaria porque está su personaje pululando por ahí. Porque lo que importa es él y no su trabajo. Hoy es una pieza más del engranaje perfecto del poder monetario y, cómo no, una propuesta nada hostil para el sistema, que lo compra y avala de buen gusto. De la calle al museo.
Polémica en el Círculo de Bellas Artes
Este es el bucle. Y esta es la polémica a la que se enfrenta ahora la nueva exposición de Banksy en el Círculo de Bellas Artes -del 3 de diciembre al 9 de mayo-, sólo un año después de la última gran retrospectiva dedicada a su obra en Ifema, a la que acudieron unas 600.000 personas. Ahora el grafitero significa “taquillazo”. Significa “rédito”. Todo lo que nunca esperó significar.
"Es uno de los autores más influyentes y conocidos de la actualidad y nos interesa como institución porque permite poner de relieve sus contradicciones internas, las del sistema y las de los fenómenos del arte contemporáneo", ha defendido Valerio Rocco Lozano, director del Círculo de Bellas Artes.
Bajo el título de Banksy, The Street Is A Canvas ("La calle es un lienzo"), cuenta con 18 obras únicas y casi 50 serigrafías en distintos soportes hasta sumar unas 70 piezas procedentes de coleccionistas privados e internacionales, algunas de las cuales se exhiben por primera vez en España. En esto han insistido los organizadores: en que es una expo “inédita”, aunque viéndola no se diferencia mucho de la anterior.
Por supuesto, sigue sin contar con con la autorización del artista anónimo, del que sólo se conoce que es británico -únicamente apoyó una muestra celebrada en 2009 en colaboración con el museo de Bristol-.
Eso despierta las iras de gran parte de la crítica. Sin ir más lejos, en la rueda de prensa inaugural de la muestra, ha alzado la voz la historiadora del arte Esther Fernández Castelo -especialista en el artista urbano- y se ha montado el pifostio en la sala. “Esta es una obra robada de la calle, jamás tendrá el certificado de autenticidad. Ha sido sustraída del espacio público y alguien ha decidido que es suya”, ha lanzado.
Lo moral y lo legal
“Estudiamos, con respecto al grafiti, lo que es moral y lo que es legal. Y en lo que respecta al Círculo de Bellas Artes estoy indignada de que se haya usado el prestigio cultural de una institución como ésta bajo el aliciente de la mercantilización y la idea de las entradas que van a vender con esto”, ha relatado la experta.
“No tienen permiso para hacer esta muestra. Él se queja de la mercantilización de su nombre y su imagen: no es anónimo, tiene a mucha gente detrás de él con la que se puede contactar. Esto es moralmente deplorable, pero legalmente…”, resopla. “Que yo posea una obra no quiere decir que tenga los derechos sobre ella. Yo no puedo utilizar mi obra para hacer camisetas. ¡Vais a cobrar 15 euros la entrada! Si respetan la obra de Banksy, donen todos los beneficios al banco de alimentos más cercano”, clausuró. No recibió respuesta. Opinen ustedes mismos.