Tras cuatro años de batalla legal contra los creadores de Los Simpson, el actor Frank Sivero -al que reconocerán por Frankie Carbone, en Uno de los nuestros- ha recibido una lección que pasará a la historia de la jurisprudencia y de los dibujos animados. La sentencia del tribunal de apelaciones de California determina que el actor de Hollywood no es, en realidad, el personaje que aparece en la serie de dibujos. No es una caricatura de Sivero, aunque persona y personaje compartan el mismo pelo rizado e hirsuto, negro como el petróleo, los mismos pómulos marcados, la misma mirada impasible, tan enjuto uno como el otro… parecen el mismo, pero no lo son.
“El personaje animado no guarda relación con el actor pues, además de tener la piel amarilla, no tiene cejas ni barbilla y posee una voz muy aguda, que como señaló el magistrado de la primera instancia, no tiene ningún parecido con Sivero”. Sorpresa. Así lo dictamina el juez de California, Kerry R Bensinger, que entiende que para poder reclamar la protección legal debe haber algo más, “algo reconociblemente propio”.
Para ser un Simpson
Sivero argumenta que su apariencia ha sido simpsonizada, pero el juez aclara que para ser simpsonizado debe uno “ser transformado por las expresiones creativas y artísticas propias de Los Simpson”. Y añade: “Un artista [Matt Groening] que representa a una celebridad debe contribuir con algo más que con una simple variación trivial. Debe crear algo reconociblemente suyo para poder recibir protección legal”.
De hecho, Bensinger ha querido matizar que Sivero no es Louie, porque éste es un arquetipo de los mafiosos representados en las películas de Hollywood. Es una caricatura de un estereotipo, no una retrato literal. Si Louie se parece a alguien es a un matón, porque “Louie no es un sustituto satisfactorio de una representación convencional de Sivero”. Pero qué ocurre si el actor no ha sido capaz de desligarse de su personaje en estos años y cree que su Frankie es la representación arquetípica del mafioso, la culminación de todos los tópicos de la camorra en un sólo ser.
Una élite amarilla
En estos 24 años de emisión, han pasado por ella más de 700 personajes invitados (esta marca ha colado a la serie en el Guinness por ser el show con más estrellas invitadas de la historia de la televisión). Pero para ser un personaje invitado de Los Simpson debe haber “algo más que una variación meramente trivial”. Cualquiera no puede considerarse uno de ellos ni darse por aludido.
El actor molesto -que da vida a Genco Abbandando en El Padrino II, de Francis Ford Coppola- no es lo suficientemente amarillo como para ser simpsonizado. Ni siquiera su voz, la del personaje, es fiel a la de la persona. Esta es la lección del juez: para ser un Simpson debes parecer un Simpson. Es la realidad la que se asemeja a Los Simpson, no a la inversa, en opinión del juez, a pesar de que ninguno de los casi mil famosos invitados tenga el color de un fallo de riñón.
Actor o personaje
Por otra parte, para ser indemnizado con 250 millones de dólares el actor debería haber aclarado si es el personaje el que reclama la cantidad o el actor que hace de ese personaje. Porque el juez dicta sentencia sobre ese personaje matón siciliano con pistola, Frankie Carbone, no sobre el intérprete italoamericano. A menos que Sivero se haya descartado como un ciudadano que campa a sus anchas con las maneras de un matón mafioso. Uno es Frank, el otro es Frankie. Alarma roja.
Sivero para justificar su punto de vista alegó en su demanda que justo cuando Los Simpson despegaban, a finales de la década de los ochenta del siglo pasado, los creadores eran vecinos suyos, en California. “Sabían que estaba desarrollando el personaje que iba a interpretar en Uno de los nuestros”, explica en la denuncia. “De hecho, sabían que el personaje completo de Frankie Carbone fue creado y desarrollado por Sivero, quien basó este personaje en su propia personalidad”, explicó el abogado, según Hollywood Reporter.
Louie no se parece a Sivero. Eso dice el juez. Es la sentencia del tribunal de apelaciones, sala a la que ha llegado la demanda tras ser rechazada en 2015 por un juez de la Corte Superior de Los Ángeles. Es decir, que FOX -propietaria de los derechos de la serie hasta 2082- puede respirar hondo: “El uso de Fox de Sivero en programas de televisión, películas y videojuegos es transformador y, por lo tanto, está protegido por la Primera Enmienda”, dicta la sentencia que pasará a los anales de la Ciencia del Derecho por esgrimir la base artística de las intenciones creativas de Los Simpson.